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ADELBERT VON DEYEN - Sternzeit (1978/ Sky)
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Llevamos diez años ininterrumpidamente (que se dice pronto, 10!), con nuestros "Ensayos Sobre un Sonido", y todavía nos faltan por traer a figuras clave del asunto berlinés.
El sintetista y pintor, Adelbert von Deyen nació en 1953 en Süderbrarup, cerca de la frontera con Dinamarca. En 1977 había terminado su propio estudio de grabación en Lübeck y comenzó su carrera musical. Bien es cierto que ya algo tarde para lo que tenía en mente.
En 1978 y mediante el sello Sky, lanza su debut, "Sternzeit". Inmediatamente fue acusado por los juntaletras del momento de ser un "wanna be" de Klaus Schulze. Algo que hoy se vería como perfectamente normal, dada la escuela y tradición que ha creado su estilo a lo largo de las décadas. Pero en los 70 no perdonaban (bueno, a algunos si!!!), tal "fechoría". Puede que algo de culpa tuviera el propio Deyen, con sus dibujos de portada. Muy similares a los mundos oníricos diseñados por Urs Amann, para el rubio nibelungo.
En el álbum "Eclipse" de 1981, Deyen introdujo voz y guitarra, para alejarse de ésa "maldición" que la crítica le había interpuesto. Pero nunca pudo quitarse el injusto "sambenito schulziano". Ocho álbumes editará hasta finales 80, dedicándose posteriormente a la pintura.
En éstos días el ambiente le hubiera sido mucho más favorable. La crítica actual suele estar mejor preparada (me refiero la especializada!), y su música hubiera encontrado mucha más comprensión. En "Sternzeit" demuestra asimilar perfectamente la filosofía Berlín School.
En la cara A, "Per Aspera Ad Astra" (25'30) venía subdividido en tres partes : a) "Mental Voyage", b) "Stellardance" y c) "Astral Projection". Los títulos describen kosmische genuina. Y la cadencia ensoñadora de "Timewind" va tomando universos paralelos, no exactamente iguales, en capas cósmicas de agradable interés para el cibernauta experimentado. Escapismo fantástico de melodiosa textura de cuerdas, quizá un Solina o Elka. Bien apuntalado por dinámicos satélites sonoros procedentes de naves nodriza Moog o AKS. Lo cierto es que no entiendo ése "pretendido descaro" del que hablaba la crítica. Schulze se intuye más como influencia, algo que después han adoptado legión. Deyen poseía sus propias cualidades melódicas, que hasta resultan frescas e innovadoras, dentro de una simplicidad naif que no le resta méritos.
Para el segundo lado, también una única pieza, "Sternzeit" (24'00), nos transporta a un paisaje electrónico rugoso y agreste, casi pre-industrial. Nada amable. Pero sí muy futurista, experimental y robóticamente depresivo.......Qué pasará cuando las IA se depriman?!!!
No le veo el parecido a Schulze en nada. Apuesta muy valientemente, por la incomodidad del oyente por medio de ruidismo electrónico en lento proceso metamórfico. Nada habitual. Proto-cyberpunk profetizado.
Algún oscuro complot fue tejido alrededor de éste sintetista, sospecho. El cual pavimentó camino a posteriores luminarias como Bernd Kistenmacher o Robert Schröeder.
Von Deyen supo extraer nuevas esencias a un sonido ya en decadencia creativa, (que tiró hacia el funk y disco), en los finales 70.
A alguien le molestaba su ingenio.
J.J. IGLESIAS
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