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Elonkorjuu – Harvest Time (1972)

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 La década dorada de los setenta. Sí, considero que los setenta fueron la década más prolífica; la abundancia de bandas era evidente, visible tanto para los oídos como para el alma.  Sus comienzos, con estilos embrionarios, fueron adquiriendo sustancia con el paso de los años, dando lugar a una gran cantidad de bandas que deleitaron a aquellos ávidos de un sonido nuevo; una juventud descarriada y marginal, sin perspectivas de una vida buena y plena, buscaba en esta revolución sonora que irrumpió en aquellos años lejanos, su alimento, su fuerza emocional, mucho antes del punk rock, amigos míos.  Muchas bandas alcanzaron el éxito, popularizando el concepto de rock de estadio, conciertos faraónicos, estadios y gimnasios; el rock entrelazado con el mundo del espectáculo. Pero también existen bandas relegadas y olvidadas que cayeron en el olvido del rock. Sin embargo, no se equivoquen, no interpreten esto como incompetencia, como si las bandas hubieran fracasado en el seductor...

Hollan Holmes – Emerald Waters (2022/ Spotted Peccary)

 Desde un sitio tan sorprendente como Texas nos llega el segundo trabajo de Hollan Holmes. Sintetista que se estrenó discográficamente con "Milestones" en 2020. Mal año para estrenos. 



Su estilo se basa en la Berlín School más ortodoxa. En concreto en "Emerald Waters", girando en torno al agua como tema leit-motiv. "Hydroelectric" (6'09) lo inicia con absoluto homenaje a Tangerine Dream de primeros 80. Melodías sinuosas y enigmáticas que bailan etéreas y ondulantes sobre una segura columna vertebral de rítmico secuenciador. Que incorpora delicados entretejidos computerizados en "Hell or High Water" (6'40). Fractales electrónicos muy bien sincronizados y de evidente factura froesiana.  "A Ribbon of Life" (6'00) se instala en un sinfonismo melódico de belleza minimalista, que resuelve con originalidad y sofisticación. Un adjetivo que define el estilo de Holmes, su elegancia destaca en todo el álbum. Tal es el caso de "Tales from the Abyss" (7'15), donde la aventura submarina se hace fotografía vital en una mente despierta. Flotantes ondas secuenciales de descriptiva lírica paisajista que transportan al reino de Atlantis. Superpuestas, crean una sinfonía electrónica de exquisita dimensión emocional. Factor clave nunca marginado.

"The River" (5'57) es un brillante ejercicio de estilo, que fluye natural y sin descanso. Como si lo hubieras escuchado desde siempre. Realmente bonito. Como extraído de "Tangram", "Taken by the Current" (7'46) es otra pequeña proeza compositiva que, escuchada con cascos en un paseo urbano, puede humanizar la más estresante de las ciudades. Toda una experiencia. Lo trascendente, casi religioso, puede reflejar "The Sublime Shimme" (5'27) con esos melódicos bucles y refuerzos sintetizados de celestial construcción. 

"Changing Course" (7'59) es montada sobre un amurallado de colchones enosificados, aunque de cuidado regusto teutón.  "Leviathan" (7'48) es fílmica,  descriptiva y cinemática,  como un muy digno outtake de "Sorcerer", perfecta para una secuencia llena de tensión. Holmes se mete en la piel de un joven Baumann y borda otro momento álgido en la escucha. Es "Fathom" (7'44) un equilibrado ejemplo de acertada espesura textural.  Y "Emerald Waters" (5'44) un bello broche final al actualizado modo de hacer de Cluster.



Un álbum que entra de tirón y sin esfuerzo. Tan necesario en la actual escena electrónica de orientación berlinesa.

........Que pasará inadvertido para el sordo radar del mainstream. Tentado estoy de decir que me alegro! Es música para personas que saben lo que escuchan.

J. J. IGLESIAS 


 

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