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Puppenhaus – Jazz Macht Spazz (2009)

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 Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes

STARDUST REVERIE - Ancient Rites Of The Moon (2014, Foque / Avispa)

 ¿De dónde sale este proyecto? ¿Cuál fue la primera chispa de Stardust Reverie? El propio Víctor Banner, padre de la criatura, lo explica de la siguiente manera en el portal oficial del grupo: «Todo esto comenzó con un tema musical que escribí para mi mujer titulado “Catina”. En aquel momento me era imposible llevarlo a los escenarios, así que me olvidé de todas esas melodías y las dejé durmiendo en el regazo de los dioses a la espera del día en que tuviese la oportunidad de convertirlas en realidad». Banner también explica que trece años tras este suceso, y mientras leía Cartas Desde Mi Celda de Bécquer, halló la bendición esperada, la melodía que daría el primer soplo de aire a “Conqueror Of Both”, pieza que ha terminado situada cual corte de apertura de este Ancient Rites Of The Moon.

 


Pero, ¿a qué suena el disco de Stardust Reverie? Los que se dejen guiar por las apariencias, por esos cambios de tesituras, por las partes bucólicas, campestres y un tanto medievales de algunas de las canciones entonadas por las voces femeninas de este álbum, y lo enfrenten al potente sonido de guitarras metalizadas de las otras partes, enseguida creerán que se sitúan ante un remedo de Rhapsody. No necesariamente, aunque los arreglos más tranquilos a veces nos los quieran recordar –también a Blackmore’s Night, y poco tiene que ver la visión de Ritchie con Luca Turilli–. Este es un álbum con un buen número de colaboradores, nombres como Graham Bonnet, Bill Hudson, Lynn Meredith o Melissa Ferlaak, y entre ellos te podrás dar de bruces con un instrumentista cuya militancia musical natural da una más que clarificadora pista. Hablo de Zak Stevens, ex miembro de Savatage, un grupo al que en más de una ocasión parecen evocar las creaciones de Víctor; y hablo tanto de la etapa más heavy del conjunto de Jon Oliva como de la marcadamente progresiva en pasajes.

 Aun así, y aunque hay ganas, buenas maneras e ideas más que aceptables, a algunas composiciones les falta ese picante, esa pizca de pimienta que las redondee. Es, a fin de cuentas, un trabajo idóneamente aposentado y que de seguro servirá para alzar una interesante carrera internacional sobre el mismo.

por Sergio Guillén

sguillenbarrantes.wordpress.com


 

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