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JJ Cale- THE GOTHIC THEATRE (2004)

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 En mas de una oportunidad su mujer aseguro que los mejores conciertos que vio de su marido no fueron en un local, teatro o festival alrededor del mundo si no mas bien sentado en el porche de su casa de Nashville con su acústica y una jarra de cerveza bien fría.  En esos momentos este hijo de Oklahoma, desgrana un boggie relajado con influencias blues, country y rockabilly y que supimos conocer como "Tulsa Sound" que bebió desde los diez años ,cuando una viola cayó en sus manos. Los últimos años antes de su partida lo encontramos un poco perdido a nivel musical, amen de alguna reedición de sus trabajos ,una constante en su carrera que ha sabido sobrellevar bastante bien a pesar de ser un reacio a dar entrevistas y de las que se pueden contar con los dedos de la mano . Nuestro querido JJ ha contribuido de sobremanera a la causa del Rock, aportando inoxidables himnos que fueron interpretados por sus pares como es de puro conocimiento  "Cocaine"  y "After Midnight...

EDGAR WINTER – Jazzin’ The Blues (2004, Steamhammer / SPV)

 R&b, funk, jazz, swing... Parece que Edgar Winter con este Jazzin’ The Blues no nos quería privar de nada en 2004. Y es que así regresaba, tras su inspiradísimo Winter Blues de 1999, un Edgar completamente rejuvenecido, fresco de ideas pero sin querer separarse de la música que le ayudó a crecer como melómano. Unos ritmos, sonidos, cadencias que este instrumentistas sabe interpretar de forma inigualable, situándolo todo un escalón por encima de algunos movimientos revival que poco han conseguido en su campo.



Jazzin’ The Blues es el rincón perfecto para perderse, para dejarse llevar por la imaginación y sentirse en pleno recital en un club de Nueva Orleans. Y es que Winter no sólo tiene un toque único, ya que guarda el poso que dejan los años, algo que aporta a su música esa carga emotiva y sentimental que enseguida cala en el oyente. “Jazzin’ The Blues”, “God Did It” o “Brother Luke” se mueven entre el r&b más desarrollado o el jazz que inspirara en los ochenta a Chick Corea para montar su proyecto Elektric Band. 

Por otro lado, y sin separarnos del hilo conductor, también tenemos buenas muestras de funk relajado (“Hunk O’da Funk”) o de fusión latina (“Here’s 2 Guitars”). Así hasta cubrir una escalera de once tonadas, cuyos dos últimos escalones son las extensas “Keys To Kingdom” y una revisión jazzy a la british de su tremendo “Frankestein” (“Frankenstein (Frankie Swings)”), ambas juegos preciosistas con los soberbios desarrollos instrumentales que sólo la mente de Edgar podía parir.



Un disco sin peros, sin escusas, una obra de gran calidad que no tardará en ganarse adeptos a golpe de sensaciones sonoras. Un músico que no se escapa ante las nuevas modas para subirse a carros prefabricados. Edgar Winter ya lo hizo con delicias como Not A Kid Anymore, The Real Deal o el ya nombrado Winter Blues, y en 2004 regresaba dispuesto a repetir una hazaña que en un artista como él parece sencilla, un reto que sólo consiste en hacer buena música –que no es poco–.

por Sergio Guillén

sguillenbarrantes.wordpress.com











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