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CHRISTOPHE POISSON - Music Sky (1985-1997/ Gazul)

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 Nada se sabe del francés Christophe Poisson y nada se hubiera sabido, si no se hubiera rescatado a título póstumo éste "Music Sky" que grabó en 1985. En 1986 Poisson muere brutalmente a los 33 años. Dejando éste legado para la posteridad, que Gazul desempolvó con todo acierto. Le acompañaban Alain Gaubert (guitarra), Philippe  Gisselmann (saxo soprano), Gil Garenne (synths, computadora, drum machine) y Christophe Poisson en composición,  arreglos y ejecución (imagino que de teclados). El inicio de "Messe K" (12'07) induce tenebrismos experimentales muy cinemáticos. Con marcada influencia contemporánea que puede ir de Stockhausen a sus paisanos Heldon. Conseguidas percusiones, guitarra en vuelo rasante y fondos de oscuridad no apta para flojos de mente. Es una sensación grupal equivalente a Embryo, Popol Vuh, Kluster, Peter Frohmader, Dissidenten o Brave New World. Teclados y guitarra tejen una telaraña krautie de sorprendente calado emocional. Muy sugerente. &q

ONEOHTRIX POINT NEVER - Good Time (2017 / Warp)

Mi buen amigo Rafa Dorado, de la inolvidable revista (y sello) MARGEN, me puso sobre aviso de éste sintetista de nuevo cuño con extraño alias. De verdadero nombre Daniel Lopatin y con base de operaciones en Brooklyn, es también conocido como OPN o KGB Man (por su descendencia rusa). Tras curtirse en los grupos Astronaut e Infinity Window, edita en 2007 "Betrayed in the Octagon". Seguido de "Zones Without People" (2009) y "Russian Mind" (2010), hasta hacer 10 álbumes de electrónica en la que cabe minimalismo, noise o cualquier forma experimental que se le ocurra. 

"Good Time" es la banda sonora de la película de mismo nombre, a la que siguió otra en 2019, "Uncut Gems". En ella la revisitación de la corriente Berlín School que pusiera de moda "Stranger Things" se ha colado por la puerta trasera. Dando un enfoque innegablemente retro a la obra. Como se puede apreciar en la imperante analogía del tema título inicial y sus casi 7 mts. Algo inusual en una banda sonora, y única pieza extendida del disco. Texturas espaciales que deben sin rubor tanto al clásico triunvirato Tangerine Dream, como al chamán Klaus Schulze. De agresivos tonos graves y rítmica computerizada dura, sus solos no exentos de mágica melodía  parecen ejecutados con guitarra eléctrica. Mientras que la tensa ambientación invade cada segundo del tema. 


Continúa el homenaje froesiano de "Bail Bonds", que parece una jam ácida de guitar-heros en la San Francisco de 1967. Surrealismo electrónico cubista con la breve "6th Floor". "Hospital Escape/Access-A-Ride" entra en la ortodoxia cósmic-kraut más severa y analógica,  sin dejar de sonar a música para un pasaje de acción. La oscuridad imperante siempre en su estilo le da verosimilitud teutona. Me gustan particularmente los sonidos que elige para los solos de sinte,  le dan su marca, que se capta al instante. En "Ray Wakes Up" procesa voces y ruidos, como un puzzle sonoro de diferentes imágenes a cada escucha. Sirenas de policía y vetustos sintetizadores con secuenciación clásica nos trae "Entry To White Castle", con la sombra de TD dando cobijo a la inspiración de OPN. Celebro de todo corazón que haya una vuelta electrónica al mundo de las bandas sonoras.Tan ilimitado como para no estancarse jamás,  visto el potencial de las máquinas presentes. La culpa en todo caso será del coco que las maneja. Para "Flashback" comprobamos que nuestro hombre no tiene ése tipo de achaques inspirativos. Esto lo hubiera fichado Brain u Ohr en cerocoma. Mucha originalidad para agregar al repleto cesto del género. 

"Adventurers" es apenas un minuto de vértigo cibernético. .....Que en "Romance Apocalypse" casi parece un esbozo synth-pop a la YMO, Gary Numan o Visage. Un par de minutos densos y sin respiro, de todos modos. La verdad es que ensayos como "The Acid Hits" dan para una sesión schulziana de 30 mts, y me gustaría ver cómo se enfrenta OPN a los largos recorridos, porque su forma de pensar, al viejo estilo, da para éso y mucho más. Diseño atractivo, clase melódica alta y excepcional secuenciación. Esto último queda constatado para "Leaving the Park", que parece un outtake de "Stratosfear". Sublime analogía en fase metamórfica "apatrullando" el cosmos mental del oyente con la convicción del psiconauta más avezado. Nos lleva a los tiempos de "Midnight Express" de Giorgio Moroder, con la naturalidad  del que ha asumido con provecho sus influencias. "Connie" es un efusivo trayecto por el parque AshRa, donde puedes apreciar el exótico jardín botánico sonoro cuidado hasta la obsesión por Gottsching / Ulbrich (maestros jardineros electrónicos), y su alumno aventajado. 


Finalmente "The Pure and the Damned" nos trae la única pieza cantada y no por cualquiera. Iggy Pop nos traslada a la trilogía Berlín de Bowie con su excelente y profunda voz. Perfecta para el spoken, o para emular pesadillas realistas de Roger Waters. Sobrecogedora exhuberancia depresiva. Una brillante banda sonora que nos lleva a los tiempos dorados de las grandes cosechas electrónicas alemanas. Recuerdas "Sorcerer"?.....
J.J. IGLESIAS









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