Después del homenaje la pasada semana a Bill Nelson, me parecía coherente proseguir y retomar por ése mismo sendero. Con otro olvidado y eminente guitar-synth de la prog-electrónica, el francés, Richard Pinhas. Ya cubrimos en su día el primero de Heldon , su banda-proyecto, con "Electronique Guerrilla" (73). En "Allez Teia" continúa elevando el sonido de la guitarra eléctrica al panteón vanguardista sintetizado. Ayudado por clásicos armarios sonoros como el ARP, VCS3, Mellotron y Tapes. Además cuenta con un segundo de a bordo en sus mismos roles, Georges Grunblatt (guitarras, Mellotron y ARP). Y algunos invitados guitarristas. Porque, aunque no lo parezca, es éste un álbum donde el mástil expresa en otros enigmáticos y fascinantes idiomas. Si la semana pasada decíamos de Bill Nelson que continuó la escuela creada por Fripp, Richard Pinhas no le anda lejos. El primer corte de éste disco clarifica toda duda : "In the Wake of King Fripp" (6'36). Delicio...
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Stealers Wheel - Stealers Wheel (1972, A&M)
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En 1971, y apoyado por más de diez músicos invitados, Gerry Rafferty publica el premonitorio Can I Have My Money Back, más de un quinquenio antes de que viera la luz aquel City To City en el que se contenía el hit “Baker Street”. Ese larga duración del 71 significaría el basamento idóneo para que un año después (casi dos atendiendo a los meses de publicación) se presentara ante el gran público el primer disco homónimo del quinteto Stealers Wheel. Una agrupación que llegaba con unas credenciales irreprochables, y es que mucho se valoraba que un álbum escondiera tras sus labores de producción al tándem Leiber/Stoller.
Los recién nacidos parecían balbuceo como respuesta a Crosby, Stills, Nash & Young, algo similar a lo que había gestado también por aquellos días el trío America. Aunque algo había de cierto en dichas pretensiones, hay que dejar claro que con su carta de presentación el combo enseguida mostró unas maneras que les distanciaban bastantes metros del folk rock y les aposentaban sobre un trono creado a base de melodías pop, guitarras rock y desarrollos de ese soft rock tan característico de los 70 y en definitiva deudor de la psicodelia amable.
De esta forma, y recorriendo las diez canciones que conseguían rebosar el redondo, el oyente queda ensimismado por seudo baladas de alta carga vocal (“Late Again”, una gema por descubrir, o “You Put Something Better Inside Me”), pasajes de rock marcado y cercano a los inconmensurables Free de Paul Rodgers (“I Get By” o “José”), sin olvidar el buque insignia “Stuck In The Middle”, una tonada que les dio el éxito masivo a los dos lados del Atlántico en 1973. Una creación simple pero efectiva, con un estribillo directo, paradigma del sencillo pop, una apuesta con la que era casi imposible hundirse en el océano de las listas.
En noviembre del citado 73 saldría a la venta el segundo trabajo de Stealers Wheel, un Ferguslie Park que demostraba a todas luces que el conjunto era verdadera propiedad de la pareja compositiva formada por Gerry Rafferty y Joe Egan, ya que tanto el baterista Rod Coombes, como el guitarrista Paul Pilnick y el bajista Tony Williams, dejaban el barco para jamás volver a enrolarse.
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