Los que estamos metidos en el estilo sabemos perfectamente de la importancia de los países escandinavos en las últimas décadas. Los que crecimos a la par del estilo y tuvimos la suerte de comprar los vinilos recién editados en su año de creación, es decir, en el momento en que rock progresivo estaba en su plenitud y los que formamos parte de la generación original, somos conscientes de que aquello pasó una vez y de que ya jamás volvería a ser igual. No debe sorprender el hecho de que la originalidad solo la poseen o mejor dicho la poseyeron aquella docena aproximada de bandas de inicios de los años 70. A partir de entonces no vas a encontrar ya nada original. Solo continuación del estilo o copia. Es así y decir lo contrario es una actitud más propia del deseo o del idealismo romántico ya que la poesía y la ilusión utópica a tiempos que corren son una ingenua gilipollez. Siempre lo fue en realidad. Todas las bandas actuales parten de la madre original, aunque lo que sí es cie...
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LITTLE TRAGEDIES – At Nights (2014)
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Terminaremos aquí la historia de esta banda rusa ya que me ha sido imposible encontrar la referencia de su reciente trabajo de 2019 titulado “Paradise Behind The Stove”.
Conforme pasa el tiempo se hace difícil encontrar bandas actuales de rock progresivo clásico. Todo lo actualmente etiquetado como “progressive rock” es metal puro y duro y sus franquicias de todo pelaje. El sindicato metalúrgico se ha apoderado del término. Me dedico a buscar bandas de “chamber rock” que parecen ser el reducto más moderno y que más se aproxima al concepto que yo tengo del estilo sinfónico. Es difícil. No hay muchos que hagan música con cierta sensibilidad y gusto. Para colmo un reciente estudio antropológico determina que el coeficiente de inteligencia en el planeta ha bajado considerablemente con respecto a las generaciones anteriores. Es decir, cada vez somos más tontos y al parecer la tendencia irá en aumento. La involución es cada vez más patente en todos los aspectos de la vida y esto se puede comprobar tanto en la política como en las costumbres sociales y las tendencias. La superficialidad en todo. La falta de espíritu crítico y el aumento en creencias, sectas y cultos en detrimento de la razón, la educación y la cultura. El desprecio a la investigación y la lógica científica nos aboca a la idiotez perpetua. No hay ya remedio. Da igual una hipotética marcha atrás que no se cree nadie. Las pocas cosas buenas durarán lo que tengan que durar y se acabó. Solo veo la risa del Joker en un futuro inmediato.
“En las noches” se abre con una potente pieza del mismo título. Un complicadísimo compendio de órgano, sintetizadores, guitarra endiablada y demencial sección rítmica bajo-batería, todo ello ensamblado con una precisión que roza lo imposible. Es como escuchar ELP y UK a otro nivel superior, pero como vengo diciendo esto solo es apto para los fanáticos del lado más lujurioso y grandioso del progresivo. La sucesión de notas y escalas y el trabajo de armonía solo está al alcance de los mejores instrumentistas dentro del género. La velocidad y la falta de respiro puede llegar a agobiar a algunos y entusiasmar y volver locos de adrenalina a otros. No hay término medio.
“En la librería” todo se torna pacífico con un poético piano y voz. La música es triste y misteriosa para variar y con un fuerte trasfondo de romanticismo. Es importante equilibrar la balanza para superar la avalancha sonora anterior. Dosificar fuerza y paz. La bonita “oscuridad del bosque” mantiene la línea armoniosa y dulce con elegantes fraseos melódicos y “Amanecer” lo continúa como si fuese en realidad una pequeña suite. Las tres piezas relajan la bestialidad del inicio. “Camarada” vuelve a las grandes velocidades mezclando a Emerson con The Enid y con algún fugaz toque de folk. Es una verdadera pasada usando lo coloquial del término. La voz de Gennady sigue siendo el sello distintivo y bastante más agradable ¿o es que ya me he acostumbrado?... sin duda alguna. Todo es como siempre tremendamente sinfónico y muy complejo en su estructura y composición. “Sekhmet” es otro delicioso paseo pianístico de tristeza eslava y perfumes barrocos de clavecín con una severa orquestación de fondo. El piano clásico solo en un largo segmento final nos muestra al desnudo la impresionante calidad técnica y la delicadeza interpretativa de este hombre. Una delicia.
“Tiempo de otoño tardío” en ritmo de vals es otra pieza maravillosa y soñadora. Esto está muy lejos del rock. Es música sin tiempo. La “charla de primavera” es una pequeña pieza de parecidos encantos. “Bastón” son siete minutos contrastados en la misma cadencia y el mismo espíritu con un rimbombante cambio hacia la mitad. Buen disco, quizás el mejor de Little Tragedies, el más encantador y hermoso de cuantos he escuchado. Termina con la pregunta ¿hay muchas cosas buenas en el mundo? La respuesta la sabemos. Lo que no hay es muchos grupos tan buenos como estos rusos que siento cierta pena en dejar para otra ocasión. Ha sido un placer hablar de ellos.
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