Más conocido como el supremo teclista de los progresivos húngaros, Omega, Laszlo Benkŏ desarrolló una pequeña carrera en solitario, con una media docena de álbumes de corte electrónico. Éstos fueron los dos primeros, que originariamente deberían haber salido como un doble. Pero por cosas de la disquera, (Start era propiedad del estado, poca broma), fue troceado y editado en dos partes. Muy posteriormente, salió ya como doble. Benkŏ venía muy influenciado por los grandes wizards del teclado de los 70. Aunque sus incursiones solitarias tienden hacia el kraut más amable, a veces casi synth-pop y la space age sixties de pioneros de bata blanca. No iba mal equipado para la ocasión: Roland SH-1000, Roland Júpiter 4, Korg Polisix, Korg Mono/Poly, Yamaha CS70M, MiniMoog, ARP Omni, piano y.....una Roland drum-computer usada más de lo que hubiera sido deseable. Eran aquellos días..... "Atlantis" entra en territorio melódico synth-pop de onda Kraftwerk, y está compuesto con...
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LITTLE TRAGEDIES - The Magic Shop (2009)
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En el mismo año que la reseña anterior que fue la sinfonía de París, sacan su nuevo trabajo en estudio: “La tienda mágica”. Un disco navideño completamente instrumental que incluso regalaron para descarga gratuita en su página web.
Para aquellos que tengáis alergia a las músicas navideñas tranquilos porque no son villancicos adaptados ni cursiladas similares. Es un trabajo original de 19 piezas relativamente cortas, pero con un total de 65 mtos. En realidad es una Suite con su obertura y su final y con la complejidad habitual del grupo. Suena como un cuento de invierno y evidentemente con referencias claras a la música clásica rusa. A ratos delicados otros frenéticos y potentes entre los impresionantes teclados y la fuerza de la guitarra solista. En esencia prácticamente casi todos los discos de las pequeñas tragedias son para gente que guste de la música vertiginosa y cambiante. De fuertes contrastes ya que combinan de maravilla lirismo y espectacularidad sonora, pero con la gran ventaja de que dominan la armonía clásica y los conceptos más complicados de la composición. Cualquier grupo de progresivo sinfónico que domine estas materias estará siempre a años luz del resto. Recuerdo algunas frases de profesores de conservatorio más abiertos de mente que decían a sus alumnos: “Aprended bien la técnica y así luego podréis olvidaros de ella. Porque la composición o la ejecución será algo natural e intuitivo sin necesidad de libros”. Esto es completamente cierto. Pero pasar por el aprendizaje musical es un verdadero infierno. Sacar por ejemplo una carrera de piano o violín, una verdadera tortura y el que es músico lo sabe perfectamente, salvo para esos genios que nacen cada muchas décadas y tocan por intuición, el resto requiere un enorme sacrificio.
Escuchando esta tienda mágica noto que para la ocasión y debido a la temática su música es muy alegre, cosa no muy habitual en las composiciones de Ilyin. La tradición navideña se percibe en la mayoría de los pueblos como algo festivo y alegre. Aunque curiosamente la navidad es siempre de una tristeza infinita. Inevitablemente vuelvo a acordarme de los Enid en bastantes partes del disco. La guitarra es muy Francis Lickerish (de quien recomiendo sus dos discos en solitario y con su banda Secret Green). Es cierto que la imagen de la portada con su arbolito y su remilgada bolita roja no persuade en absoluto, pero una vez que prescindes del empaquetado la escucha resulta totalmente encantadora tanto por su variedad como su alegría melódica. El recuerdo emersoniano en “The Sheriff” es una curiosidad porque no tiene nada que ver con la original de ELP a pesar del título, así como la sorna humorística de incluir sonidos circenses en algunas partes. En “tango” es incluso delirante como emplean las formas del estilo porteño. Hay otras miniaturas encantadoras como las Muñecas Matryoshka, “The Minstrel” o “Star Gazer” (The Enid puro). En “The Wizard” se desatan en las carreras teclísticas habituales en ellos o en “The Organ Grinder” nos llevan de nuevo al barroco con un excitante estudio escolástico entre la guitarra y el teclado solemne.
No debería desagradar en absoluto a los amantes de la música clásica pero todos ellos tienen y han tenido siempre un problema y un prejuicio insalvable con la instrumentación electrónica. En el caso inverso de los rockeros dudo mucho que esto guste. El rock sinfónico como siempre en tierra de nadie porque su función ha sido siempre romper moldes y prejuicios. Aspectos que requieren inevitablemente de una mente abierta.
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