Sería la última entrega en estudio de la década de los 70´s. El Garaje de Joe fue una especie de ópera y musical en tres actos y en tres discos.
La historia como siempre trata de todas las fijaciones y patologías afines a nuestro protagonista, es decir, sus fobias clásicas: el poder, la industria, la política, la religión, las asociaciones moralistas, la estupidez, y los adolescentes con pocas ganas de hacer nada útil. En general otra sátira social en lo que viene siendo su peculiar manera de ver las cosas. La fijación irritante hacia la sociedad americana y su falta de libertades y embobamiento mental. El guion también como siempre, en el absurdo, la crítica soez y la mala hostia. Nada nuevo bajo el sol. A grandes rasgos y a la espera de que algún experto licenciado en Harward en la temática zappiana me corrija, Joe es un adolescente tocapelotas que monta un grupo de rock en el garaje de su casa, mendas que solo saben una canción y la tocan hasta la saciedad con bronca incluía, de vecinos, madre y policía. Todo un despropósito teniendo en cuenta que la historia se desarrolla en una sociedad imaginaria controlada por una especie de Gran Hermano llamado “Central Scrutinizer” que quiere prohibir toda iniciativa perversa afín al mundo de la música. Una organización que considera pernicioso todo elemento creativo que haga la juventud (el Partido Popular sin ir más lejos).
La trama de la “ópera” es estúpida y típica del universo patológico de Zappa. A partir de aquí todo es una sucesión de alegorías al pene, al chichi, las tetas y a las chicas católicas que alegremente chupan pollas y luego van a misa. Un encanto de libretto para regalar a tu suegro de derechas, a tu santa madre, o a tu cuñao neoliberal. En definitiva la enésima entrega de crítica lasciva a la enferma sociedad norteamericana y a las nuevas modas musicales exportadas de Inglaterra como el punk o la new wave popera. Ya veis que es más o menos una continuación del anterior Sheik Yerbouti. Su edición inicial fue un lp sencillo con el acto I y al poco tiempo un doble álbum con los actos II y III. Posteriormente se editaría completo en doble CD. En lo personal diría que es un disco algo aburrido, lejos quedan ya los tiempos de las madres de la invención y de las composiciones de giros imprevistos. Zappa crea ahora una música mucho más lineal, más sencilla, entendiendo naturalmente del concepto de “sencillez” en Zappa. Hay mucho trabajo vocal y mucha estructura de canción (Ike Willis principalmente) y claro los no anglo parlantes no le pillamos la gracia y nos quedamos con la música. Aunque también es cierto que las letras de las canciones en mayoría de las piezas zapperas no hay por donde cogerlas.
Naturalmente en estos discos también encontramos cosas buenas e interesantes como la encantadora Wet T-Shirt, momentos guitarreros geniales: On The Bus, la delicada Watermelon in Easter Hay, la marcha de Keep it Greasy o el cachondeo simpático de A Little Green Rosseta. Pero en general el álbum no está a la altura de otros trabajos y las melodías en general son mucho más asequibles y pegadizas. En 1999 se realizó de este trabajo un musical tipo Broadway. De vez en cuando y a lo largo de los años se va rescatando y reinterpretando material de éste prolífico compositor sin igual, y siempre bajo la atenta supervisión de su familia. No es un disco esencial pero tampoco desagrada y al lado de cualquier cosa venerada de otros grupos, y cacas elevadas de hoy día, Zappa sigue estando a años luz del resto.
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