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Nala Sinephro – Endlessness (2024 / Warp)
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Nala Sinephro es el producto natural de sus padres. De madre profesora de piano y padre saxofonista de jazz. De sangre caribeño-belga, pero viviendo en Londres, su primer disco de 2021, "Space 1.8" cosechó inmejorables alabanzas entre la crítica especializada.
Su continuación se llama "Endlessness" y sigue sorprendiendo su naturalidad para que lo avant, no lo parezca. Space-jazz que bebe de místicas fuentes como las de Alice Coltrane. Ella se maneja a las mil maravillas con sus modulares, pero cuenta con brillantes músicos a su alrededor : Morgan Simpson o Natcyet Wakili (baterías), James Mollison (saxo), Sheila Maurice-Grey (flugehorn), Lyle Barton (piano, synth) o Dwayne Kilvington (bajo). Díez temas con el mismo título, "Continuum", numerados del 1 al 10.
Bucles espirales analógicos + saxo/ batería de sabor jazzy enebran el "Continuum # 1" (7'13). En una mezcla que no pasa inadvertida. Retro-kraut berlinés o avant jazz ECM? En cualquiera de los dos géneros podría ser bienvenida ésta cálida música. Eno en Canterbury o Soft Machine/Robert Wyatt en arty electrónica extravaganza. Nala es desbordante e imaginativa, segura directora de su "orquesta", aunque la banda tiene un importante peso específico.
# 2 (7'01) inserta por primera vez un piano de texturas Jarrett, junto a secuenciación subliminal y rítmica orgánica en perfecta comunión. Mientras el saxo se suma a ésa extraña manera de "estar-pero-no-estar", que da como resultado un hermoso ambient nocturno, nostálgico y triste, a la vez que hedonista. Carpe Diem, parece decir, mientras recuerda las cagadas de la vida con una copa en un whisky-bar. No todo van a ser oníricos surrealismos abstraccionistas. Aquí no. Aunque también los haya. La elegancia y armonía aquí expresada es de una inmensidad progresiva insultante. Que no te vendan motos. El "real prog" como filosofía inventiva existe, con cuentagotas, pero existe. Aunque casi nunca va a ser lo que te venden como tal con sospechosa verbórrea de charlatán publicitario de "Teletienda".
# 3 (4'07) parece la banda sonora de una película oriental con fuerte contenido emocional. Sintetizador suelto y fluido, que encanta en su astucia y sencillez prog. # 4 (2'30), es como su coda o final de créditos. Jade Warrior con Kitaro en los 70. Increíblemente bello, humilde y sin pretensiones. Algo inusual de verdad. Enlaza con # 5 (1'26) como una afortunada jam que, en un inesperado arrebato de profunda inspiración, se niega a terminar. Hace bien. Hay que aprovechar la racha.
# 6 (4'34) junta trama secuencial Baumann con sensualidad cósmica Garbarek, en festivo party prog-art que eleva el espíritu, el alma y la entrepierna.
Continúa la sucesión de electrónica afortunada en # 7 (4'05), donde se juega con la secuenciación en modo naif y enosificadas cadencias de algodonosas nubes modulares. Todavía queda ése exótico aroma a "La Dama de Shangai", que reaparece.
La percepción que me asalta mientras termino la escucha es la de una creadora tocada por las musas. Que de su sencillez hace genialidad. Luego está ése lado suave de jazz, que hace el resto.
Completando así uno de los mejores discos electrónicos del año recién acabado.
J.J. IGLESIAS
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