Entrada destacada

The Cosmic Jokers – The Cosmic Jokers (1974 / OHR - Kosmische)

Imagen
 Para el año 1974, el escritor, periodista e intelectual influyente dentro de círculos kraut, Rolf-Ulrich Kaiser, pone en marcha una maquiavélica idea con la complicidad del ingeniero y productor, Dieter Dierks. Llevar a sus Dierks Studios a una serie de músicos de esa escena e invitarlos a unas temibles fiestas-jam sessions. En realidad,  furiosos acid-tests psicotrónicos. Así pues, invita a Jůrgen Dollase y Harald Großkopf, teclados y batería respectivos de Wallenstein. Manuel Gŏttsching, guitarra en espiral de Ash Ra Tempel. Y a Klaus Schulze, teclista supremo que acababa de dejar a éstos hacía unos pocos años. La encerrona consistía en hacerlos tocar sin saber que Dieter Dierks estaba grabando todo para unas futuras ediciones sin permiso ni conocimiento de los implicados. Aquello traería cola a lo largo de los años. Hasta cinco discos fueron apresuradamente editados en ése año 74. A la emboscada la bautizaron como Cosmic Jokers. Teniendo en cuenta que, los que de verdad im...

TIBET - Tibet (1979)

 Tras un periodo de dispersión de la banda, con intentos abandonados por parte de su fundador de adentrarse en derroteros musicales muy alternativos, terminarían centrándose y grabando en una serie de 3 sesiones en 3 años, del 76 al 78, su único y homónimo álbum, todo un parto doloroso, que no serviría de mucho. 1979 es uno de los peores años para publicar sinfónico dentro de la vorágine que está surgiendo en la cultura rock, y además un sinfónico anclado en estructuras ya desfasadas que habían sido creadas años atrás. La poca acogida que tuvo fue suficiente para que el grupo no quisiera seguir adelante, una auténtica pena porque el disco contiene bastante calidad.


Se puede decir que son primos hermanos de ELOY, con una personalidad que se corresponde con todas aquellas aventuras que realizó una buena hornada de formaciones alemanas con la etiqueta de "Krautrock", pero con aspiraciones sinfónicas. Y es que además de compatriotas, el estilo de TIBET es calcado al de Bornemann y sus chicos, aunque menos espacial y olvidando el aspecto psicodélico.

Su inclinación es nítida, dominio absoluto de los teclados con variedad de instrumentos en acción que los acerca a paisajes de electrónica progresiva, de hecho son 2 los miembros que se ocupan. Superposición de capas que crean una amplia y densa textura rica e interesante donde el mellotrón tiene su espacio, un sonido directo, muy lineal, nada de complejidad, excesos o recargado y unas melodías muy reconocibles. Largos desarrollos que labran los temas conformando la sustancia del cuerpo principal, acordes prolongados en compases claros y limpios.

Música sin recovecos ni intentos de viajes a lugares poco explorados en busca de un sonido único e irrepetible, que les confiera una identidad específica. Armonías sencillas sin acordes extraños, tensos o atonales, donde la guitarra se ocupará más de participar en patrones de fondo que de un cierto protagonismo, funcionando muy sinfónica en concordancia con los teclados. El pulso y el tempo de las composiciones está guiado por un bajo que actúa con una similitud tremenda a lo escuchado en ELOY, marcado, en tensión y contundente, convertido en punto cardinal de origen.


En definitiva, un todo que nos ofrece dinamismo, efectos, vertiginosidad, atmósferas expansivas y momentos sublimes donde, yo creo, que destaca por encima de todas, "Eagles" que condensa todo lo dicho anteriormente.

Juan Carlos Rustarazo



¿Te gustó el artículo? No te pierdas de los próximos artículos 



Vuestros comentarios son nuestra energía











Comentarios