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Puppenhaus – Jazz Macht Spazz (2009)

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 Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes

ANTONY KALUGIN - Stellar Gardener (2021/Caerllysi)

 No todo van a ser chungueces y malos rollos desde Ucrania. El multiinstrumentista Antony Kalugin lleva alegrando la vida del proghead con tendencias sympho desde hace ya un buen puñado de años. Tanto con el alias Karfagen como Sunchild u Hoggwash, más de 50 grabaciones siempre interesantes corren a su cargo. Un fiera.



A su propio nombre firmaba en 2021 "Stellar Gardener". Tocando todo instrumento posible, voz, programación,  coordinación y arreglos. Tan sólo era ayudado por la angelical voz de fondo de Olha Rostovska. Y ésas preciosas portadas obra de Igor Sokolskiy, que atrapan al oyente de éste género al primer golpe de vista.

Dos macro-suites componen éste inmenso Tour de Force."Stellar" (20'04) y "Gardener" (20'53). Aunque se suman cuatro breves bonus tracks. Se diría que aunque el instrumental tocado es el standard de una banda rock, los teclados están aquí en un plano absolutamente protagonista. Kalugin domina los ritmos con soltura y fluidez, tanto percusiones como pulsando las cuatro cuerdas. Igualmente es un fino guitarrista de vieja escuela Hackett. Pero es en la inmensidad teclística donde brilla su talento hasta deslumbrar. Y no sólo por técnica,  sino por su amplitud emocional vía melodías asombrosas. Que conectar sentimientos por medio de sintetizadores va siendo un arte a extinguir, salvo honrosas excepciones.

Su desenvoltura solista trae a la memoria  a Robert John Godfrey, Woolly Wolstenholme, Tony Banks, Nick Magnus, Derek Schulman, John Acock, Taff Freeman o, claramente, Rick Wakeman.

Los pasajes no pierden detalle tanto en momentos románticos,  efusivos, nostálgicos o espectaculares. La voz femenina en modo coral ofrece fantasmagorías oníricas de preciosista belleza y delicado lirismo. Combina brumosos momentos acústico-folkies con grisáceos romanticismos otoñales, dignos de un "Wind & Wuthering". Y eso no está a la orden del día. No todo el prog actual tiene que parecer hecho por IAs, frío como mármol de arte funerario. También cae alguna rítmica en forma de sólido riff hard rock, que refuerza la solemnidad sintetizada. Fastuoso álbum éste,  sí,  plenamente sinfónico. Cargado con la fuerza emotiva de un compositor que sabe conectar con el corazón del oyente sensible (habrá alguno?!!!).

El criticón de turno dirá que esto es "muy sinfo" para la crudeza de nuestra actual realidad. Pero lo cierto es que si trasladásemos  éstas partituras a gran orquesta, podríamos hacer justas comparaciones con Wagner, Schubert, Schumann o Mendelssohn, y colaría sin mucho pestañear. La buena música no entiende de etiquetas ni de prejuicios trasnochados. 



Y "Stellar Gardener" es una epopeya musical magnífica. Lo que viene siendo hasta normal en Antony Kalugin bajo cualquiera de sus nombres.

J.J. IGLESIAS



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