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MacArthur – MacArthur (1973)

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 Otra de las bandas injustamente enterradas en el olvido, sin apenas información sobre ella, es desconocida para la mayoría de público rockero. De origen Norteamericano con solo 2 Lp's pero de categoría superior, pasarían sin pena ni gloria por los circuitos comerciales masivos. Realizaron un progresivo inusual en las costumbres del nuevo continente, con un trasfondo muy europeo en las estructuras compositivas, confunde y sorprende la procedencia del otro lado del charco. El derroche de calidad y creatividad es total, el potencial enorme y el virtuosismo patente, sin embargo no hubo continuidad. Su sonido se sostiene sobre una importante base de teclados, mayoritariamente sintetizadores moog y minimoog,  última tecnología del momento, que nos retrotraen a la memoria irremediablemente los muros de sonidos uniformes y punzantes que solían aplicar EL&P en sus años dorados. Composiciones técnicas arropadas por unas guitarras arpegiadas a ritmo muy atractivo, dan una nota más humana

MojoThunder – Hymns from the Electric Church (2021/Mojothunder)

 Me habían vendido a los de Kentucky, Mojothunder, como una suerte de Gerorgia Satellites con riffs clásicos de AC/DC. Algo hubo..... poco. Pero de ser así, no me hubieran gustado tanto como lo que vi en directo.



Sencillamente una onda expansiva de soul, rock'n'roll, blues y hard del sur. Que en muchos momentos conecta con el legendario Terry Reid. Merced a su frontman superlativo, Sean Sullivan (voz, guitarra, teclados). Perfectamente arropado por Bryson Willoughby (guitarra solista), Andrew Brockman (bajista showman) y Zac  Shoopman (batería). Un primer EP en 2019, "Loose Lips", ya avisó de la tormenta que estaba por venir.

"Hymns from the Electric Church" descarga con toda plenitud de amalgamas dentro de los cánones southern más ortodoxos (y no tan abundantes hoy día!). "Jack's Axe" es una bomba que estalla con metralla del "Let There be Rock", Black Crowes, Blackberry Smoke y Black Stone Cherry......Cuadrícula hard southern de manual avanzado y puesto al día. También herederos de Foghat, Point Blank o Creed, porque la melodía es importante. Y "Blackbird" es el guante retador que los conecta con los 80 y gente olvidada como Cry of Love o Company of Wolves. Steve Conte produciría esto de mil amores!

La intro de "Rising Sun" es como desempolvar los viejos vinilos de Blackfoot, con su influencia Free/Bad Company, y ésa chulería macarril tan escasa en éstos tiempos de post-todo-mierdoso. La voz de Sullivan es un portento. Como un joven Paul Rodgers, Jess Roden o Terry Reid. Da gusto oír sus técnicas inflexiones llenas de sentimiento. El juego de guitarras aquí es casi de liga Gorham-Robertson. "Soul" lo dice todo en su título. Elemento básico y destacado en sus esquemas, que manejan como experimentados session-man de Motown 50s. La base rítmica más coros femeninos enganchan directamente con una de sus grandes influencias: Humble Pie. Las guitarras explotan en ecos pantanosos de ralea Skynyrd. Profundo, emocionante y peligroso sur en el ambiente. El boogie de "Fill me Up" casi apunta al oxidado y orgulloso West Coast de The Jayhawks.

Mientras que "Babylon" vuelve al viejo y fantasmagórico sur en busca de bronca de fin de semana, "pacificador" en mano. Puro rock sureño del que se oía por las grasientas carreteras comarcales de Alabama en 1972.

"Untitled #69" es otro derechazo soul de guarro funk con la mala ostia de James Gang, Jo Jo Gunne o The Rockets. La cabalgada instrumental es propia de un salvaje Mustang, ponga un caballo o un coche en su lugar preferencial. Los mejores y primeros Black Crowes son invocados en "Bulleit" con la misma gracia y salero que lo hacían los Robinson Bros.

El órgano invitado de TJ Lyle rellena con sabor y estilo formidable. Y las dual guitars cantan fogosas y lascivas, en lujuria eléctrica que no acepta un "no" como proposición indecente. Exceden expectativas.

Por último "A New Dawn" trae recuerdos y nostalgias de innumerables juergas a ritmo de The Marshall Tucker Band o Atlanta Rhythm Section. Porque el romanticismo y la desesperación forman parte imprescindible para comprender éste tipo de discos,  a priori tan sólo...... "efusivos".



Donde la pena y el amor van entrelazados en un indisoluble anillo de vida. Y hay que vivirla, qué demonios.

Mojothunder ponen todas las facilidades para que así sea. Con matrícula de honor......sureño.

J.J. IGLESIAS


 
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