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CHRISTOPHE POISSON - Music Sky (1985-1997/ Gazul)

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 Nada se sabe del francés Christophe Poisson y nada se hubiera sabido, si no se hubiera rescatado a título póstumo éste "Music Sky" que grabó en 1985. En 1986 Poisson muere brutalmente a los 33 años. Dejando éste legado para la posteridad, que Gazul desempolvó con todo acierto. Le acompañaban Alain Gaubert (guitarra), Philippe  Gisselmann (saxo soprano), Gil Garenne (synths, computadora, drum machine) y Christophe Poisson en composición,  arreglos y ejecución (imagino que de teclados). El inicio de "Messe K" (12'07) induce tenebrismos experimentales muy cinemáticos. Con marcada influencia contemporánea que puede ir de Stockhausen a sus paisanos Heldon. Conseguidas percusiones, guitarra en vuelo rasante y fondos de oscuridad no apta para flojos de mente. Es una sensación grupal equivalente a Embryo, Popol Vuh, Kluster, Peter Frohmader, Dissidenten o Brave New World. Teclados y guitarra tejen una telaraña krautie de sorprendente calado emocional. Muy sugerente. &q

KROKUS - Headhunter (1.983) (colaboración Christian Jiménez)

Hablar de KROKUS es hablar de una de las más representativas formaciones del “hard 'n' heavy” de los '80. Una banda que a partir de la entrada de la década aprovechó al máximo cómo pegaba de fuerte la N.W.o.B.H.M. para despuntar en el género con una serie de discos increíbles (no contemos el “Change of Address”).


Y eso que empezaron en las suizas tierras de Solothurn enfocados hacia el “rock” progresivo, alrededor de 1.975, donde militaban el guitarrista/vocalista Tommy Kiefer, el otro guitarrista Hansi Droz, el bajista Remo Spadino y el por entonces batería Chris Von Rohr.


Su estilo aún no había encontrado una definición y se demuestra bien en su primer LP, lanzado en 1.976, a través de las discográficas Schnoutz Records y Phonogram. Hasta la portada del disco recuerda a aquellas cubiertas con diseños imposibles que Roger Dean dibujaba para YES o Uriah Heep.



Pero aquello sólo fue momentáneo; el grupo efectuó unas cuantas giras y en el trayecto había un concierto de AC/DC que presenciaron, lo que les hizo cambiar de dirección musical.



Así, y con una alineación diferente (ya entraron Fernando Von Arb, Freddy Steady, colaboró Jürg Naegeli al bajo y Von Rohr se encargó de la voz), sacaron en 1.977, y con una portada que era toda una declaración de principios, “To you All”, el cual tuvo un éxito limitado en Suiza y aunque no conseguían despegar como grupo, sí que tuvieron algo de repercusión, ya que Mercury empezó a distribuirles en EE.UU., y “Painkiller”, que fue el último de los '70, fue la prueba de ello.



Así llegó 1.979, con el grupo queriendo sobresalir como una buenísima banda de “hard rock”, pero para eso deberían hacer algunos cambios. La voz de Von Rohr no era la más adecuada para aquella empresa.

Querían un cantante que les hiciera sonar duros, como sus ídolos AC/DC. Una voz ruda y potente que llegara a la 3.ª octava, y contrataron a Marc Storace, que venía de grupos como Eazy Money y TEA, y que realmente encajaba a la perfección. Era el hombre que los chicos buscaban, alguien con un deje muy Bon Scott y con la capacidad de rasgar y elevar sus tonos a lo Udo Dirkschneider.



Con ese fichaje Chris Von Rohr pasó a dominar el bajo, marchándose Naegeli, aunque prestó su ayuda para los teclados en algunas canciones del nuevo LP que se estaba gestando. Aquel trabajo llevaría por nombre “Metal Rendez-vous”, y es hoy por hoy un clásico del “rock”, con el que KROKUS se destapaban como una nueva fuerza musical a tener en cuenta. La ola de grupos de “heavy metal” y “hard rock” que tanto éxito estaban empezando a cosechar en Gran Bretaña, como Iron Maiden, SAXON o Def Leppard, inició un panorama perfecto para los suizos, quienes también se unieron al vagón de la N.W.o.B.H.M..

Ese disco hizo que en Norteamérica comenzaran a fijarse en ellos, gracias a los “hits” “Bedside Radio”, “Heatstrokes” o “Come On!”, siendo distribuidos esta vez por filiales de Sony, como Arista y Ariola Records.



A partir de ahí todo fue cuesta arriba, salvo para Tom Kiefer, que fue expulsado de la nave por su adicción a la heroína. En “Hardware” ('81) fue Mandy Meyer quien le reemplazó. Ya con “One Vice at a Time” ('82), ingresando otro componente para la guitarra rítmica, Mark Kohler, contaron con un management americano y cada vez mejor producción de sonido. No obstante cuando se les nombraba siempre surgían comparaciones con AC/DC (quienes, por aquella época, ya se habían reecho tras la muerte de su mítico “frontman” y habían metido a Brian Johnson). Los críticos llegaron a decir de su última obra, incluso el propio Von Rohr, que aquel era el álbum que AC/DC no habían hecho y por eso muchos, inconscientemente, les tacharon de meros imitadores...todo un error, por cierto.


De todas formas siguieron ganándose adeptos con sus temas tan animados de puro “rock” sin más. “Mr. “69” ”, “Rock City”, “Bad Boys, Rag Dolls”, “Long Stick goes Bloom” o la versión del “American Woman” de los Guess Who eran piezas clásicas del grupo y, asimismo, del género y “One Vice...” alcanzó la 28.ª posición en las listas inglesas y la 53.ª en el Billboard. Entonces tomaron la decisión de hacer el disco que convenciera a todo el mundo, hasta a sus detractores.

De grabar en Londres se mudaron a EE.UU. y en los Bee Jay Studios de Orlando, en la soleada Florida, se agenciaron al experimentado productor de los mismísimos Judas Priest, Tom Allon, contrataron al batería Steve Pace y al compositor Butch Stone y emprendieron la peripecia de su próxima creación.

Si a la hora de hacer “Hardware” y “One Vice at a Time” tenían en la cabeza un “rock” duro vibrante muy influenciado por AC/DC ahora el “heavy metal” más potente era la tónica, con algunas heredadas dosis del “speed” de Motörhead y ACCEPT. Pace convertía la base rítmica, junto a Von Rohr, en una máquina arrolladora mientras que las guitarras de Kohler y Von Arb lanzaban electrizantes “riffs” endureciendo como nunca el estilo del grupo y Storace se esforzaba sobremanera, maltratando sus cuerdas vocales como nunca. Allom conseguía definir mucho mejor el sonido, dotando de una ampulosidad y dinamismo extra al conjunto. Además, las canciones de “rock” básicas, seña de identidad de los suizos, evolucionaron hacia nuevos caminos de experimentación.



Con toda la carne en el asador, el 25 de Abril de 1.983, “Headhunter” salía a la calle, convirtiéndose en el mayor éxito de la formación en su historia. Alcanzó el 25.º puesto en los Billboard, ganando el estatus de Disco de Platino, y el 31.º en Canadá, donde fue Oro, aunque sólo llegó al 74.º en Gran Bretaña, gran indicio de hacia donde movían KROKUS sus miras (y que no les acabaría haciendo ningún bien en años venideros).

Cada uno de los ocho temas del LP son ocho gemas brutales e indestructibles con un gancho comercial tremendo que probaron que eran mejores músicos de lo que mucha gente y críticos acostumbraban a creer:



-La avalancha de decibelios daba su pistoletazo de salida con los rápidos golpes de Pace a la batería. Abría “Headhunter” con ferocidad, sin piedad para los tímpanos de los jóvenes fans de “heavy metal” de la época, que hacían “headbanging” en los conciertos siguiendo el desquiciado ritmo del tema. Storace, de paso, alcanza unos agudos que ponen la carne de gallina, siendo el tema donde más se asemeja con Dirkschneider, y Von Arb crea solos llenos de rabia “rockera”.


-Tras este puñetazo llega otro no exento de furia. “Eat the Rich” es uno de los más conocidos de la banda, uno muy repetido en sus conciertos y que llegó al 33 en el Mainstream Rock Tracks. Es más AC/DC que el anterior, pero con el plus “metálico” que le añade Allom, con un estribillo hecho para corear en vivo a pleno pulmón y unos “riffs” aplastantes. “He estado vencido, derrotado; tirado en las calles. Pidiendo monedas de cinco y diez centavos, sólo para conseguir mi botella de vino […] No puedo luchar contra la tentación, que ha llegado a ser mi inspiración; voy a agarrar un hacha para partir algunas cabezas y espaldas. Absorben mi vida, amigo, no hay duda. Voy a hacer pagar al Diablo sus deudas porque estoy harto de este maltrato. Cómete al rico, cómete al rico, ¿no sabes que la vida es una p**ada? Cómete al rico, cómete al rico, fuera de palacio y a la zanja”, exponían las agresivas letras de Storace, que nunca se ha cortado un pelo para decir lo que piensa.



-La más aplaudida de las composiciones de KROKUS siempre será “Screaming in the Night”, una de las “power ballads” de “heavy metal” más demoledoras de la historia. Con ella los muchachos demostraron su maestría más allá del estrépito “hard rockero” que les caracterizaba y pudieron cerrar las bocas de todos aquellos que lo dudaban.

El sonido de un gélido viento iba aumentando mientras sonaban unos acordes de acero, cortantes y fríos; la batería de Pace también se dejaba oír poco a poco en un cuadrante sonoro muy armonioso; las primeras palabras de un melancólico Storace aparecían: “Hijos de la venganza, ¿podéis rescatarme?, me tienen atado a un viejo roble. Me tuvieron gritando, solo en la noche; estoy empezando a distinguir el bien del mal. Lo que es el bien y el mal. Las puertas se estaban oxidando mientras nos adentrábamos en la oscuridad; las estrellas, fuera, brillaban junto a la salida de la Luna. Los lobos aullaban afuera casi todo el tiempo y yo estaba congelado, temblando y sangrando en la noche. Sangrando en la noche”.

La intensidad aumentaba y venía el pomposo estribillo, que se repetía dos veces: “Gritando en la noche, luchando por mi vida, moriría por ti. Lo supe desde el principio, dirigiéndome a la luz del Sol, nuestro amor fue real”. Storace arrojaba unos cuantos gritos más y el solo épico de Von Arb hacía su entrada, pero duraba pocos segundos; el vocalista tenía que seguir con su crudo relato: “En la esquina del valle le pillamos por sorpresa; el sonido del acero resonó penetrante, por encima de los bramidos de la batalla. La encontré echada sin vida, con un puñal atravesando su corazón; la recogí, la sostuve y juré que sería vengada”.

Con estas líricas y el tremendo solo de Von Arb nunca habían sonado así de épicos y emotivos, lo que les valió para que este tema se colocara en la 21ª posición en el Mainstream y no dejara de rotar en la MTV. Incluso aun hoy día es retransmitido en muchas emisoras de radio.


-Para compensar volvían los KROKUS de siempre por sus fueros con “Ready to Burn”, un acelerado corte a lo “Bad Boys, Rag Dolls” pero en la más pura vena “heavy” de Motörhead o los Judas Priest del “British Steel”, y esto no sólo fue porque Rob Halford participara a la voz del mismo en los estribillos.



-Seguía por el mismo camino “Night Wolf”, aún más veloz que la anterior, pero más “rockera”. Una canción que podría haber sido cantada por Bill Byfford perfectamente, de incansable ritmo, una tremenda base rítmica y un solo punzante; una canción que fue escrita, además, para aparecer en la película de animación “Metal Hollywood”.



-De nuevo venía la experimentación con la versión “metálica” de la de Randy Bachman “Stayed Awake All Night”. Con una aproximación al estilo del “One Vice at a Time”, Storace sonando a lo Bon Scott como nunca, una base de ritmos casi “funkies” y el objetivo de sonar en la radio, se desarrollaba esta disfrutable canción con un solo de envolvente atmósfera y la letra simple y entretenida de Bachman, que hablaba de noches llenas de juerga sin fin, y que al final quedó 31.ª en el Mainstream.



-Llena de rabia, a lo “Eat the Rich”, aparecía “Stand And be Counted”, otra de mucho ritmo y buen “feeling” “rockero”. Una de la marca de la casa KROKUS donde Storace se libera para juntar a las masas, conseguir que estos canten al unísono, hagan “headbanging” y sigan el estribillo en los conciertos: “Algunos lo llaman revolución, otros, bueno, fruncen el ceño. Muy lejos de su ilusión es nuestro trabajo, así que dejad que lo hagamos. Vivo para probar una sensación de oscuridad en el tipo de lugares que nos conocemos; no esperemos a mañana, el momento es idóneo, tenemos que ir. ¡Levanta y únete!, millones juntos como uno solo; ¡levanta y únete!, de vuelta a la vida, existiendo a través de una zona peligrosa”.



-La espeluznante intro “White Din”, donde Von Arb y Kohler hacen un duelo de guitarras que crea expectación, sirve para traer una vez más a los KROKUS más duros. “Russian Winter” es una épica muestra de “hard 'n' heavy” y “speed” al rojo vivo; acelerado, enérgico y perfecto para acabar con un LP como este, dejando a los fans con ganas de experimentar más orgasmos (musicalmente hablando).

Pace y Von Rohr se coordinan a la perfección para crear una aplastante base rítmica de infarto, los dos guitarristas se marcan unos “riffs” abrasivos y solos rapidísimos, en la línea de los “priestianos” duelos Tipton/Downing, y Storace suelta con enfado unas atípica letras repletas de violencia con referencias a la guerra: “A través de la frontera y por las llanuras el tigre se cruza con el oso; nadie está en lo cierto ni equivocado, a nadie parece importarle. Luchan por el poder y la lujuria, derramando sangre sobre los desechos; a cientos de millas, sin nombres, el miedo permanece igual. Verano ruso, puertos rotos con vientos fríos en la oscuridad; el ganso está demente y asesina esta noche, la Luna llena brilla con ímpetu. ¡Corre por tu vida! (*4)”. Con ese estribillo tan vehemente el sonido va disminuyendo poco a poco y con eso concluyen los casi 37 minutos de “Headhunter”.

Como se ha dicho son ocho gemas que están entre lo mejor de la discografía del grupo, que obtuvo un éxito sin precedentes ganándose por fin la amplia legión de fans norteamericanos que siempre desearon.

Por desgracia, un incidente en el que se implicó Chris Von Rohr, desvelando a la prensa suiza ciertos malos hábitos de la banda en sus noches de diversión, hizo que aquel fuera despedido y reemplazado por Mark Kohler tomando el bajo, quien le dejó el puesto a otro nuevo guitarrista, Patrick Mason.

Pero además, al tener un management americano, fueron presionados para moverse en una dirección más comercial, al igual que les ocurrió a tantos otros grupos europeos de “heavy metal”, como ACCEPT o Scorpions. El resultado, tras un disco tan enorme como “Headhunter”, no podía ser otro que un descenso en el listón, llamado “The Blitz”, realizado en 1.984 y que mostraba a unos KROKUS más comerciales aunque sin abandonar sus raíces “rockeras”.

Visto con perspectiva, aquel trabajo aún gozaba de una decente fuerza y energía, sólo que sonaba muy americanizado.
Sin embargo en vez de recapacitar se fueron metiendo cada vez más en el pozo de la comercialidad, llegando a pasarse por “glammies” e incluir teclados en “Change of Address”, el peor esfuerzo que jamás hicieron.

Es la historia de siempre cuando un grupo llegaba a EE.UU., que si no sonaba en la radio desaparecía engullido por bandas noveles. No obstante los KROKUS que todos reconocemos son los de sus cuatro primeros discos de los '80, una banda de “hard rock” del más rudo dispuesta a hacer sudar a sus fans con temas colmados de gancho y energía, y uno de los bastiones del “heavy” europeo en los primeros años de la década de los '80 que todavía hoy tiene su buena sección de seguidores, tanto clásicos como jóvenes.

(Mejor canción: “Screaming in the Night”).



Temas
Side 1
Headhunter
Eat The Rich
Screaming In The Night
Ready To Burn

SIde 2
Night Wolf
Stayed Awake All Night
Stand and Be Counted
White Din
Russian Winter






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