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Carpet - Collision (2024)

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  No soy muy proclive al prog moderno, aunque reconozco que a veces hay cosas interesantes. Una de las peculiaridades del estilo es que con los años se ha ido abriendo cada vez más por cauces más variados, eso que llamamos ecléctico que bien puede acabar en un puzzle indefinido o en un nuevo resultado de la química sonora. Como ya dije la semana pasada en los tiempos distópicos y desagradables que por desgracia nos tocan vivir, es fácil encontrarnos con músicas que así lo reflejan. Cada vez la música es más áspera y más infeliz y uno que contempla la degradación humana a diario y el camino hacia la locura que tanto por  la política deshumanizada del negocio y poder, así como por la disminución de inteligencia global y aumento de la maldad en el planeta se da cuenta que ya no hay vuelta atrás. Cada día será peor que el anterior, bien sea por el clima y cambios naturales o por guerras en todos los frentes. No me toca decir a mí si la inteligencia artificial será algo mejor o peo...

Tom Penaguin – Tom Penaguin (2024 / aMarxe)

 Nos gusta en Rockliquias paladear, saborear con tiempo, lo bueno que sale nuevo. No es tanto. No vamos a la rabiosa actualidad, aunque a veces lo hagamos, si se trata de underground (casi siempre).



El lanzamiento del primer álbum oficial de Tom Penaguin ha supuesto un pequeño "hype" éste año, en círculos progresivos minoritarios. Súmele el gran mérito de hacerlo en un sello español con gusto y solera.

Ya hablamos de éste francés de Rennes hace unas semanas, en su auténtico debut (aunque no fuera en formato físico), "Soundtrack for Places i Never been Vol. I" (2022). Un estupendo trabajo de prog-trónica descriptiva.

Vuelta a la tortilla estilística para su primer álbum tangible. Pintor hiperrealista del entorno bohemio-hippie-intelectual en el Canterbury de primeros 70.

Tom Penaguin toca bajo, batería,  guitarras y teclados. Muchos. Rhodes MK2, Cembalet, Yamaha YC20, Hohner Planet T, Hohner String Melody, Moog Matriarch.... Suele ser el guitarra del grupo Djin y el teclista de Orgone. Podría estar en más,  porque lo vale.

Esto ha sido como una terapia para salir de la rutina. Y la ha asumido con euforia, respeto, admiración y altas dosis de amor por el estilo. Se nota claramente.

La inicial "The Stove Viewpoint introduction" (2'44) presenta tolerancia cero a la autocensura experimental. Como entonces. Si no te gusta no lo oigas. Ésa era la consigna que hacía de las obras, maestras. Cuando mandaban los músicos sobre su Arte y no la borregada diciendo "lo que hay que hacer". Así fue cómo se jodió todo. 

El tema presenta bucolismo campestre raruno con una perfecta "Salud Nacional". Que se enlaza en una maravillosa regresión temporal llamada "Housefly Leg" (14'25). En efecto, los vapores porroides de Hatfield & the North / National Health cobran surreal vida de nuevo en un idílico entorno de magia fidedigna al estilo. Esto es real. Nada de recreación,  ni retrogaitas. Penaguin se cree realmente en la campiña de Kent, encorriendo cuál Benny Hill a Barbara Gaskin (y yo). No está grabado en la mansión Manor de Virgin Records, sino en su estudio casero analógico. Totalmente vintage. Así suena. Eso suma. Fino y elegante con las eléctricas,  tanto Gibson SG como Les Paul Goldtop.

Coherente, maduro y cabal en su estilizado mobiliario instrumental. Bajo y batería derrochando criterio técnico.  Esto suena a banda compacta. Nadie diría que es un sólo tío. Absoluta entrega por una causa que retaría a una comPUTAdora IA a un examen canterburyano y perdería ésta por falta de alma, sentimiento y corazón. Hagan sus apuestas. Desarrollos imaginativos a la vez que optimistas, que buscan la felicidad de las cosas sencillas, una butifarra, un buen vino denominación de origen Canterbury, terruño y zona de confort, siempre. Que no te líen. Todo eso se consigue aquí. Es un sueño que se cumple, que es realidad, aunque sea dentro de nuestra particular Matrix progresiva. El bajo es recio, más Hugh Hopper que Richard Sinclair. Percusiva engrasada que es puro Pip Pyle. Y guitarra/teclas fieles lienzos de los maestros Phil Miller - Dave Stewart. Si no te emociona esto, vete a Urgencias, anda.

"Aborted Long Piece #2" (3'35) sin embargo,  atrapa el sonido clásico- cubista de Egg. Esto es, de aliento barroco pero bizarrería free. Igual es Scarlatti que Thelonious. La organada añeja también guarda stigmas de Arzachel, y así todo se queda en casa. Por el título,  se diría que fue un amago inconcluso de algo más extenso y ambicioso , algo que no salió.  Eso pasa. Hasta a los más grandes. Se encadena a "Arrival of the Great Hedgehog" (9'16). Otra maravilla de nítida pureza Canterbury. Denominación de origen, si,  y cosecha excepcional. Puede que mi favorita. Sólo puede. Aquí se unen las influencias habituales con Khan, Gilgamesh o Gowen-Miller-Sinclair-Tomkins. El mástil levanta pasiones y boinas. Ése solo está entre el Latimer más entregado y poseído y Gary Boyle en plena furia berserker. Te reconcilia con el mundo, en serio. 



Finaliza con "The Stove Packed Up and Left" (7'29), y uno acaba rindiéndose  a la puta evidencia de que éste disco no tiene absolutamente nada de "casualidad". Que estamos ante un joven genio que domina instrumentos y estilos a su antojo. Como una vez sucedió con un desconocido Miguel Campoviejo hablándonos de sus "Pelotas Tubulares". Va de tocados por la divinidad. Uno de los más claros discos del año.

J.J. IGLESIAS



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