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ROCKCELONA - La Bruja (1979/ Columbia)
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Vamos a ver si aclaramos conceptos. Si lo que se busca en Rockcelona son raíces del heavy nacional, (así, hablando en purista), ya te digo que aquí no las vas a encontrar. O sí, pero de otro modo. Era 1979 y la chunguez drogueril y delincuente campaba a sus anchas por Barcelona. En el resto del país más de lo mismo, no te creas.
Rockcelona eran crudos, ariscos y auténticamente amenazadores. Pero con un poso heavy psych más propio de 1969. En 1977 se forman, año cero punk que se quiera o no, les influye. Aunque sea en el espíritu y actitud.
En créditos pone una cosa, pero es otra. "Javi" es J. A. Latorre (bajo). "Kiko" es F. M. Aparicio (batería). "Alberto", A. Balsells (guitarra solista). "Tony", A. Cruz (guitarra rítmica) y "Fredy", A. Valcarcel (voz solista y fundador del grupo). Nuevamente estamos ante otro de ésos discos salidos de Columbia, (la Chapa pobre?....), generadores de álbumes escasos y por ende, buscados en el circo romano coleccionista. Como el de Abedul o Saten.
"La Bruja" (6'22) suena crujiente, visceral y su producción escasa casi beneficia. Que con su pátina estilo Deviants-Pink Fairies, los hace sonar manjar áspero, pero delicioso. Ritmos macacos, básicos (lo que exige el guión, vaya, pero es una sección rítmica muy competente), con guitarra psicodélica que trae al instante a Larry Wallis. Casi punk. De hecho, me recuerdan en más de un momento al primero de Ramoncin & WC. El mejor.
Tengan en cuenta que allí estaban Bambule con Eduardo Bort a la killer guitar. Aquí pasaba lo mismo. Feel de Ladbroke Grove sonando en el Barrio Chino. Brutos como los primeros Motorhead. Queda claro. Esto, NO es heavy metal. Pero corroe la sesera con más eficacia, acidez y alevosía.
"Lovespell" (3'57) es de las cantadas en inglés (o algo). Tiene su encanto, no obstante. Cáustico rock'n'roll como unos Count Bishops, MC5 o The Rockets. Meten cera sin ponerse coloraos ni preocuparse en el ceñido del corsé estilístico. El riff de "Colt 45" (4'51) rasga venas como si te las peinaras con un peine de bisturíes. Aquí hay peligro inminente y macarrada nada aconsejable. En "Magbalino" (3'43) parecen los Frantic Four-Status Quo 70s en jam con la Edgar Broughton Band. Un desmadre instrumental para que los (verdaderos) freaks de aquel momento la montaran en vivo, desbarrando como termitas devorando la Santa María.
Vuelta de cara y "Hombre Triste" (5'11) te decía lo pringao que eras si no saltabas del barco de "los normales", y te volvías una rata rockera apestosa, maloliente y degenerada. Como está mandao. El solo de guitarra son cuchillas de afeitar oxidadas lanzadas en plan ninja. Ostia qué salvajes.
Ritmos paquidermos para "Tierra de Fuego" (4'26), un bunker sónico que funciona a base de cargas de profundidad atómica. Un portento en solidez y seguridad. Por fin un descanso (leve, efímero) en "Buscándote Rock'n'Roll" (5'54). Densidad pastosa de bilis proto-doom que envuelve poesía callejera nocturna y necesaria. Como era de esperar, a mitad se van al sprint como galgos poseídos. Éstos de sutilezas las justas. Terminan con otra "spanglish", "Queen, Friend and Dread" (3'16). Gozadera de suciedad deci-bélica que a un tal Lemmy, le hubiera entusiasmado por ésas fechas. Porque Rockcelona practicaban su mismo "romanticismo".
J.J. IGLESIAS
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