PROGRESIVO SIGLO XXI - 18: Ske (Italia)
El caso de Kurt Vanderhoof es especialmente único. Viniendo de los USA thrashers 80s, Metal Church, sabe perfectamente cómo discernir y separar su otro gran amor, el classic prog rock. No todos saben. La mayoría caerían en la fácil trampa del metal pro-agresivo. Con los años, he llegado a la conclusión de que es metal de calidad, con algún elemento prog. Dependiendo bandas. Pero no pura sangres.
Presto Ballet es un instrumento eficaz para su dueño, desde el 2005. Veinte años después, "Dreamentia" es su sexto álbum. En los 70 había bandas que podían editar más de 10 discos en una década. El ritmo productivo ha bajado porque son otros (jodidos) tiempos. Nunca ha bajado el listón éste grupo. Que se mueve entre el hard prog y el pomp, como pez en el agua.
A la guitarra de Vanderhoof, poco solista pero muy, muy rítmica, se le suma en protagonismo la voz de Scott Albright, (a veces con Savatage). Los teclados de Kerry Shacklett tampoco dejan indiferente, siendo la verdadera "guitarra solista" del grupo. Y una buena fortificación rítmica resulta indispensable en éstos menesteres : Bobby Ferkovich (bajo) y Charlie Lorme (batería).
Rush etapa "Hemispheres" es la favorita de Presto Ballet. Y a ello dedican sus esfuerzos instrumentales en "Dreamentia Theme" (4'47). Una soberbia demostración técnica de todos en cada uno de sus roles. Gozadera instantánea y guía melódica Moog que emociona.
"Finding Light" (5'57) tiende más a Styx, y para éso hay que tener un buen cantante. El break es muy Who, con Hammond de propina y sentimiento de ópera rock. Enorme invocación 70s-USA prog que les sienta a la perfección. El tributo constante a Wakeman se complementa con la solidez hard de Vanderhoof. Saben que en su ley no escrita, pero consensuada, la fina línea roja al metal no debe traspasarse. Eso pienso mientras suena "Into the Street City" (5'31). Con hermosura arreglista de piano enchufado muy personal. También ejercen poder de atracción constante en éste combo, Styx 70s.
En "Mumble typeg" (4'50) van con buena coral y dominante órgano. Mientras la melodía es genuinamente Tommy Shaw. La piano-section a mitad sorprende, al igual que la enorme efusividad del teclista.
"The God Machine" (6'37) practica derivación Rush desde su respetable punto de vista. Siempre les resulta. Pero como los canadienses también derivaban fuertemente a The Who, el Vanderhoof usa ambas perrerías estilísticas. Daltrey aquí hubiera estado inconmensurable.
Casi como Claudio Simonetti entra el sinte de "Fanatic in the Attic" (7'39). La "cozeada powelliana-doble bombo" es un primor. Pomp de ensueño para gente despierta. Zombies lloricas nostálgicos abstenerse.
Presto Ballet recoge esencias vintage, pero las reinventa con nuevo empuje en el siglo XXI. Y el Shacklett se sale en su armada teclista invasora.
Una a la Purple de los últimos tiempos, "Meet "Old Harry" (4'22). Otro gusto favorito del líder calvorota.
Hasta aquí hacen cerca de 40 minutos, o sea, un álbum. Así que yo recomiendo parar y dejar lo que resta para otra sentada. Que son 36 minutos más, otro long play. Mucho de golpe para asimilarlo bien.
( ). Tiempo de descanso. Juro que lo he hecho y me he ido a comer.
Porque ahora toca enfrentarse a "The Quiet Prayers of War" (18'19). Que comienza como si Pete Townshend estuviera en Gentle Giant y Wakeman les echara una mano. Se encarrilan a la habitual zona de confort Rush. Todo bien agitado en la batidora Presto Ballet, conforma una suite con cuerpo, bien maderada. "De aroma intenso, abierto y complejo, que recuerda a fruta de hueso muy madura, pétalos de árboles frutales en flor y semillas de matalahúga. En boca es denso, carnoso, sedoso, potente y largo". Esto lo he sacado de una descripción enológica de un vino blanco. Pero me vale perfectamente. Delicioso temarraco para tomarlo a sorbos.
"Biloxis" (4'40) recuerda a Zon en su hard pomp actualizado.
"Thinning the Veil" (7'26), de acústica y Mellotron intro, moldea universos paralelos Rush. En otro guapo tema de calma inquietante.
Acabando con "Giving up the Dangers" (5'12) en pomposa gloriosidad Saga meets Marillion pescatero (el único posible).
Como decimos en mi tierra, "dos cosicas te voy a decir y que no te sepa malo". Huye, cuando oigas esta frase en Aragón.
Está éste disco diseñado como un CD de los 90. Así que aconsejo paciencia y tiempo, por demasiado largo. Pero todo está muy potable.
Y segunda, Vanderhoof es un buen compositor - guitarra rítmica, pero ahí falta un solista desde.....siempre. Al teclado le dejan ambos cometidos. Tienen suerte de que es excepcional. Un guitarrista fino en los punteos daría el equilibrio necesario.
Por lo demás, Presto Ballet hace siempre notables y ahora no es la excepción. Que visto el panorama, no es poco.
J.J. IGLESIAS
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