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LA DÉCADA DE LA SEQUÍA Y EL NEOPROGRESIVO 11: Castanarc

 En una entrevista al compositor francés de principios del siglo XX Maurice Ravel se le preguntó el por qué siempre en su música se destaca lo bello y hermoso, a lo cual él respondió: “qué necesidad hay en esta vida de crear cosas feas… la música y el arte son un escape de la realidad y la realidad es bastante horrible…”



¿Alguna vez nos hemos preguntado qué necesidad tenemos de expresar el sufrimiento o la fealdad de las cosas? La música es un sentimiento elevado que debería mejorarnos como personas, incluso siendo un mundo imaginario completamente falso, que lo es. Todo arte es un fingimiento. Un deseo alternativo de lo deseable.

 En siglos anteriores la vida era una mierda y sin embargo se buscaba la belleza. Hoy buscamos lo grotesco como expresión cool y tendencia avangarde absolutamente en todo y seguimos siendo la misma mierda de luxe  en todo con la diferencia de que todo tipo de tendencia y excremento novedoso nos encanta. La vida sigue siendo evidentemente la misma mierda desde el big bang, pero mucho más sofisticada. 

En algún momento de principios del siglo XX recién terminada la estupenda masacre de la primera guerra mundial que dejo a Europa casi sin juventud, sin dignidad y sin alegría por la locura patriótica del honor y del absurdo, sumidos en un pozo del horror de vacío existencial y prácticamente sin valores humanistas alguien decidió que el realismo y el crudo expresionismo deberían reflejarse en el futuro del arte, con lo que dijimos adiós a nuestros sueños definitivamente. A partir de entonces, la violencia, la guerra, la locura, la ira, la protesta, la rebeldía, la impotencia, la maldad y la mala hostia y el horror, comenzaron a acaparar todos los caminos y formas artísticas. El cine contribuyó especialmente. La literatura, el abstraccionismo en la pintura, la estética geométrica, la arquitectura y por supuesto la música. Todo pasó a ser una expresión de la condición humana y de la realidad cotidiana. Si el mundo es un desastre que mejor que expresarlo en su totalidad. El concepto de lo horrible y malvado nos parecía y nos sigue pareciendo mucho más interesante que lo puramente bello y hermoso. Para colmo creamos las “utopías” imposibles para equilibrarlo todo.

Una persona inteligente sabe que lo bello y hermoso solo está en la imaginación. Cierto. ¿Pero acaso esa “imaginación” no nos sirve de vía de escape, incluso de terapia? Incluso de aminorar el suicidio. ¿No es todo ya lo suficientemente mierda como para que lo expresemos en un cuadro, un escrito, una película o una canción?... entonces por qué lo hacemos…?  Por qué esa necesidad de masoquismo, martirio y flagelación…  solo hay una respuesta y es la condición humana. Ni siquiera los insectos se comportan así, pero eso mejor lo explicaría un entomólogo.

El rock progresivo tiene ángeles y demonios. Bueno el rock en general. Si realmente conociésemos de verdad la vida, realidad y comportamientos de los personajes y criaturas reales que hay detrás de nuestros ídolos, os aseguro que cambiaría por completo la percepción y la idealización que tenemos de la música y del arte en general. Sé que suena a catastrofismo orwelliano, pero me encanta. Idealizar las cosas ya es una patología en sí misma.

Hay bandas depresivas y bandas luminosas. Castanarc fue una de esas inocentes bandas luminosas que al igual que Solstice o los propios Yes de Anderson, buscan los caminos imaginativos y placenteros de la música. Se puede considerar ridículo o cursi todo lo bello y placentero por supuesto, pero si lo pensamos detenidamente que otra vía alternativa tiene el ser humano al margen de los medicamentos para escapar del dolor y la locura… creo que el mundo real no.

Castanarc crecieron a la par que el resto de sus colegas británicos neo-progresivos a principios de los 80´s pero casi nadie se interesó por ellos. Ir de moñas y blanditos en una época que los jóvenes punks cagaban, vomitaban y se daban de hostias en la calle no era un buen plan. Casi nunca es un buen plan hacer música agradable y hermosa. Todo dios la va a poner a caldo porque lo que mola, triunfa y es cool en esta vida es ser malo e hijo de puta. El miedo es negocio. La bondad es de perdedores.

En 1983 aparece “Journey To The East”. Ciertamente la voz del cantante Mark Holiday es como una cremita que ponemos para la irritación del bebe o el que tiene problemas hemorroidales. Tan encantador y blandito que pondrá de los nervios a cualquier mozo o moza o tipos duros forjados en el metal. Sin embargo, si podemos desentendernos y olvidarnos de los prejuicios de una sociedad que valora la fuerza, el vigor y la virilidad y considera cursi todo lo demás, disfrutaremos de un álbum que solo quiere que estés “bien”. Lógicamente si odias a bandas como America, o a Joni Mitchel o cualquier otra banda de soft rock o pop elegante tipo Chris De Burg esto no es para ti. Es cuestión de sensibilidad. Todas las piezas de este disco están tocadas con suma delicadeza y hasta con inocencia y ternura. Este último término es lo más anti-rock que existe. Pero alguien dijo que siempre hay tiempo para la ternura, siempre y cuando los callos y las hostias de la vida no te hayan convertido en un energúmeno o una bestia insensible. Todos tenemos un trasfondo moñas y no hay porque avergonzarse de ello ni ocultarlo. Como el estar “bien” a la mayoría le resulta aburrido siempre se opta por lo contrario.



En 1988 editan “Rude Politics” un trabajo algo más artificial. Las cajas de ritmos fastidiaban todo en aquella época. Tiene alguna canción bonita porque la voz lo hace todo muy sencillo y agradable pero poco más. De 1988 data también “Burnt Offerings” el primer compendio de rarezas, descartes y algunas piezas reelaboradas, pero con un sonido de batería muy maquinal. Las terribles cajas de ritmos otra vez. La música de la segunda mitad-final de los 80 suena completamente artificial. Casi ningún neo prog se libró en aquellos años de sonar como un videojuego o una consola de cartuchos. Sí que hay piezas con ese típico estilo relajante, superficial y baladístico de finales de los 80, tan inocuo como agradable. Saltamos a 1998 y aparece “Little Gods” un disco intimista que consta de 19 canciones cortas la mayoría absolutamente delicadas y suaves para dejarte tirado mirando por la ventana. El acercamiento a un pop de luxe se hace patente así que no esperéis otra cosa. Eso sí. Como siempre todo es sumamente agradable e inofensivo y es un buen compañero de tés relajantes, infusiones y hierbas anti estrés. 

Nos vamos en un gran salto a 2020 y aparece “Water From The Well” una especie de recopilación de descartes y otro trabajo muy agradable casi próximo al AOR, estilo que no soporto muy bien pero que puedo tolerar ligeramente si al menos las melodías enganchan sin recargamientos y no son una pasta artificial densa y pegajosa y otras estridencias típicas del subgénero. Por supuesto sobra el saxo. El saxo es para el jazz y vale. Como es habitual lo agradable e inocente lo acapara todo. Aquí suenan casi como los Tears for Fears, Cock Robin o Aha que dentro de las bandas pop finolis no desagradan lo más mínimo. Todo es optimista como un complejo vitamínico anti alcohol y healthy. A correr al parque y de paso hacer un poco el gilipollas no hace mal a nadie. Las baladas como siempre son encantadoras y reconciliadoras para esos momentos moñas y vagos. La andadura de este relajado grupo termina en 2021 con “The Sea of Broken Vows” y desde luego el sonido ha cambiado casi radicalmente desde aquellos 80´s. Todo está más saturado. Es decir más AOR. El primer tema carga mucho. Cuando respiran y se tranquilizan todo gana, pero me da que había una intención más mainstream y comercial en este producto. Una recomendación mía: si quieres vender muchos discos olvídate de hacer buena música. De hecho, en este 2025 cuanto peor y más chabacana sea la música más posibilidades de vende. Pero al menos haz algo que agrade y no moleste demasiado. Este disco me suena como unos Moody Blues en sus últimos años y la manía de saturar las canciones. Cuando los instrumentos “respiran y fluyen” tranquilamente la cosa mejora. Pero eso ya se sabe o debería saberse.

Alberto Torró


Temas
Goodbye To All That 5:53
Soon 3:12
The Fool 8:47
Peyote 4:29
Travelling Song 2:09
Journey To The East 7:25
Am I 3:23



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