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Sameti – Sameti (1972)

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 Volver a retomar aquella senda me ha costado, siento que el tiempo se ha ido de mis manos y que aquellos días mozos están más lejos de lo que puedo recordar,  el sabor agrio de este álbum mezcla de krautrock, Jazz/fusión y un “noséqué” me deja corto, tanto tiempo ha pasado desde la última vez que me senté a escucharlo que los recuerdos de este casi no existen, se han perdido en aquella vieja habitación.  Volver a él ha sido duro, ¡DURISIMO!,  retornar  a la senda,  llevarlo a la vida -así lo he sentido-, sentarme a escucharlo de cabo a rabo y luego llevarlo al día a día, es decir  curtirme de su sonido, de lo que plasma , y alcanzar el punto máximo para decir “QUE GRAN DISCO” es poco. Pude digerir el álbum y he podido sacarle el jugo, pero el camino ha sido algo trunco, es una obra que peca con algunas cosas, falla en otras y  consigue aciertos, es algo irregular, al menos para mi gusto no cubre esa cuota que suelo buscar en una banda de naturaleza Krautrock.  Pero OJO eso no signific

DANI WINTER - Gallion (2021/ DW)

 Aquí tenemos a un experimentado músico de Barcelona, que nos demuestra que no hay que buscar muy lejos para encontrar maravillas. Dani Bayona, ahora Winter,  fue el teclista de la banda progresíva barcelonesa, Nuclear Winter. Productor, cineasta, profesional audiovisual, ahora se halla inmerso en la aventura creativa de su vida. Su ópera rock de 4 horas, cantada en tres idiomas. Un proyecto internacional en el que andan involucrados nada menos que Eric Gillette, guitarrista de The Neal Morse Band, o la increíble batería japonesa, Senri Kawaguchi. Y todavía no está cerrado el grupo. De nombre Zelest Prog Rock Project, la obra se llamará igual, "Zelest", de la que ya existe algún pequeño adelanto en YouTube. 



Justo allí encontramos ésta grabación filmada en directo de Dani Winter, efectuada éste año, "Gallion". Un sólo tema de 30'57 mts en el que Dani explora su gran afición al sonido de la Escuela de Berlín. Sólo ante sus teclados, con imágenes acordes de fondo. Gran conocedor del arte audiovisual, (cuenta con algún largometraje y cortos en su haber), no le cuesta mucho montarnos una cinemática odisea náutica  en la que la aportación mental de cada oyente resulta necesaria. Ésta "película" será distinta para cada persona que la escuche. Dependiendo de su nivel de fantasía e imaginación. El ambiente de misterio ya lo proporciona el propio músico de manera desbordante.

El comienzo nos pone en situación con un fantasmal galeón crujiendo en su arcaica estructura de madera, sobre las suntuosas olas del océano. Mientras que musicalmente,  la construcción melódica va entrando poco a poco y de modo fascinante, en un enigma de calado Edgar Froese. Clásico Tangerine Dream de mediados 70 influye mucho en ésta exposición  inicial, de manera bellísima,  a la vez que ampliamente descriptiva. La fluidez melódica de Dani Winter muestra a un sintetista experto en éste campo, que se maneja como pez en el agua, nunca mejor dicho, en éste género atemporal y sin fecha de caducidad. 

Por el minuto 7'30 las maderas crujen de nuevo, con un mar más embravecido, y la música torna siniestra y peligrosa, con quién sabe qué ocultos horrores encerrados en el cascarón fantasma. La Leyenda del Holandés Errante viene en imágenes mentales a la imaginaria película en audición. Y hasta se puede sentir el aura mortecina, del pútrido espectro de Willem van der Decken, en su trágico pacto con el diablo. Navegando eternamente hasta el día del juicio final. Sobre el 9'25 mts, surge secuenciación de indudable pedigrí berlinés,  que nos transporta a bordo de tan siniestra embarcación,  mientras sigue crujiendo en su eterno viaje. La explosión rítmica provoca inquietud y fascinación a partes iguales, como una vieja novela de corsarios de Emilio Salgari. Solos de sintetizador emulan la psicodélica guitarra de Froese, en perfecta sincronía  con el ambiente. Esto suena a clásico. Realmente espectacular y asombroso. Quizá hasta con algún ramalazo del primer Alan Parsons en su intachable discurso. Reflejando técnicas progresivas más en concordancia con el sinfonismo ahora, en sus rápidos y reptantes soleados. La tormenta encabrita el mar, y la música hace de perfecta narradora, en una sublime dicción sonora. Ésta parte es magnífica,  en su simbiosis secuencial y de puro progressive rock de estilo Wakeman. Melodicamente explícita, en ésa trágica agresividad de los elementos naturales. Puro nervio y magia. Su viaje transcurre como un moderno "In-a-gadda-da-Vida" o un "Trans-Europe Express" del siglo 21. En futurista retro-teletransporte hacia un micromundo espectral de estética steampunk.

Poco a poco, la tempestad va cesando, y su cibernético oleaje nos trae otro tipo de sonidos, donde lo que se sugiere resulta más aterrador. Como un Lovecraft de la síntesis,  el galeón cruje de nuevo por un calmado y majestuoso océano,  vagando hasta el fin de los tiempos.

Una obra rotunda. Excepcional en su narrativa musical. Vuelvo a recordar que esto no es un disco. Es Dani Winter tocando en vivo a tiempo real, en YouTube.  Imagina qué nos puede deparar "Zelest". "Gallion" ya es una pequeña obra maestra.

J.J. IGLESIAS 














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