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¡Pendejo! – Cantos A La Vida (2010, Chancho Records)

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 La fiebre del stoner rock bajó en temperatura de unos años a esta parte. La mantenían con vida esas oleadas psicodélicas promovidas desde eventos e iniciativas experimentales que no renegaban del progresivo. Sin embargo, llegan unos tipos holandeses y cambian la generalización del término transformándolo en el muro de sonido primigenio. Lo curioso de ¡Pendejo! es que cantan en castellano, envolviendo sus letras con frases que casarían con las de bandas cual Brujería. Pero El Pastuso, Monchito, Er Juan y Pepellin estiran la pierna para pisar fuera de ese campo textual, agradeciendo su discurso la crítica ácida y de tintes sexuales. “Cantos A La Vida” se torna así en un vehículo para la distorsión medida, las bases rítmicas retumbantes y una voz profunda que da martillazos corte tras corte sonoro. “Arrecho Vengo” ya les ganó una hinchada en Youtube, pero no es precisamente el único acierto. Iniciar un disco compacto con “Flotadores” es sintomático de valentía a ocho manos, al igual que

JG Thirlwell & Simon Steensland ‎– Oscillospira (2020 / Ipecac)

Qué puede pasar cuando juntas a dos activistas sonoros de ésta magnitud? De todo. Impasible no te van a dejar. El veterano de las guerras post-punk, el australiano JG Thirlwell (Foetus, Wiseblood, Steroid Maximus, Manorexia....). Y el sueco Simon Steensland, terrorista sonoro avant-prog desde los 90, uniendo fuerzas, solo pueden traer la maldición del que lo escuche.....o la redención.


Multiinstrumentistas que se han acompañado por gente preparada para la destrucción mental programada, como Morgan Agren   (batería supremo), Simon Hanes (guitarra) y un nutrido grupo de músicos al viento y voces. Al viento emocional que producen y a las voces del más allá que les contestan. No esperes un disco normal, chiquitín. Para esto hay que estar preparado, habérselas visto en los mismísimos infiernos de Dante, o desear una cita nocturna con una elegante Cenobita. Y tras la cena, ésta sería la música para tan "placentera" velada. Violín y trombón de Joanna Mattrey y Chris McIntyre nos abren los oscuros reinos de estos dos monarcas de la verdad sonora. Verdaderos ingenieros, cual película "Orígenes", de mundos pesadillescos sólo perpetrados en la enfermiza mente de gente única,  admirable, clarividente. Elekarri Sander suelta una voz psicofónica que se mimetiza en el ambiente, insano, angustiante y digno de una nueva cena cerebral con Hannibal Lecter. Música contemporánea con nuevos valores del rock de vanguardia. Quizás al revés. Poco importa. Todo eso es "Catholic Deceit" (11'22). Tan siniestro como su título. O más. Si necesitamos una referencia,  tendremos que dar obligatoriamente el "Red" de King Crimson. Reimaginado desde algún cuarto lóbrego del Hades. 
"Heron" (7'16) con su viento siniestro y cargado de negatividad, parece la banda sonora del año de su aparición,  el 2020. Magma tiene aquí su mención remota. Pero sí que éste tipo de delirios son muy del agrado Vander. El saxo de Fredric Thurfjell o el clarinete bajo de Lisa Grotherus, junto a violín y voces de Eva Rexed  y Sami Stevens, completan un cuadro sonoro oscuro y dramático. Que aquí,  pocas alegrías.  Piano minimalista y cuerdas para "Night Shift" (10'06), que rompen la pérfida hipnosis la despiadada batería de Morgan Agren unida a percusiones  casi de Ruth Underwood y envoltorio RIO.....de Janeiro, porque el ritmo es casi sambesco, en un demencial carnaval de la locura. Cuando se tranquiliza, aún es peor. La bajona siempre lo es. Erosionan psique como la tortura de la gota china. Y Robert Fripp inspira para éstas cosas, de nuevo, siempre.

Con un título como "Papal Stain" (10'02) continúa lo siniestro. Y observo que no viene del "maligno" precisamente, ni de diablos luciferinos, sino de los del "otro lado". Acaso son ellos los seguidores del Ángel Caído? Nos han vendido la burra y piden adorar al que no es? Hay que adorar a alguien? Por sus acciones los conoceréis. De momento ya tienen música a sus tropelías sembrando el mal en la Tierra durante siglos. Y es una música que los identifica muy bien. Por eso seguirá siendo marginal. King Crimson ya lo descubrió hace unas décadas, y su semilla ha crecido como bella mala hierba. Por fortuna. Ésta temática continúa con "Heresy Flank" (8'38), muy cinematográfica y con recuerdos a Univers Zero o Art Zoyd. Si, oscura de cojones, además de muy orquestal-coral. Se aprecia que las bandas sonoras no les son ajenas, y que es un género al que se han acercado.

"Mare" (7'36) hubiera hecho las delicias de Alfred Hitchcock. Hasta tiene un punto bizarre - lounge 60s en su tortuoso/delicioso avant prog. "Crystal Night" (4'06) sería como juntar a Xenakis con Prokofiev en una ouija progresiva. Ondas Martenot humanas lanzadas al espacio en busca de dimensiones desconocidas. No te sorprenda que tengas visita. Terminando con "Redbug" (11'18), en otro zarandeo crimsoniano que espabila sentidos o los atrofia todavía más. Dependerá de tu valiente percepción a tan arriesgada y excepcional obra.

Thirlwell & Steensland se han marcado la banda sonora del 2020. No es algo ideal para ésta Nochevieja, pero sin duda es lo que debería ponerse ése día. Como celebración de la vida sobre la perfidia y miseria humanas. "Oscillospira" clama al cielo.
J.J.Iglesias








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