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ROUGH DIAMOND - Rough Diamond (1977/ Island)

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 "La compañía vio que Deep Purple y Humble Pie se habían disuelto y pensó que existía un hueco para colarnos. De acuerdo, estamos en la misma cuerda que Bad Company". (Geoff Britton - Vibraciones, Abril 1977). Los excesos de Uriah Heep  habían sido demasiado para su cantante, David Byron. No, no era él sólo el sobrao. Así que tira la toalla tras "High & Mighty" (1976). Amigo del batería de Wings, Geoff Britton, (de verbenero por hoteles de España en los finales 60), optan por montar banda. Todo iba muy rápido por entonces. A mí me da la impresión que más que ahora. No había Internet, pero la burocracia funcionaba más fluida.  Entran Damon Butcher (teclados) y Clem Clempson (guitarra, ex-Bakerloo, Colosseum y Humble Pie). Que venían ambos de girar por USA con la Steve Marriott All Stars. El último en llegar fue el bajista Willie Bath. También Byron reconoce influencia de Bad Co. Irónico será que luego saquen éstos  un disco con ése mismo nombre,  "Rough Diam

KLAUS SCHULZE - Silhouettes (2018 / SPV)

Mal se planteaba el futuro para el Odin de la Electrónica, Klaus Schulze, en los últimos tiempos. Rumores de muy mala salud,  conciertos cancelados y abandono definitivo de los escenarios, además de un inquietante silencio, hacia presagiar malas noticias. Inesperadamente,  vemos que el hombre ha "echado el mal pelo fuera", que se dice en mi tierra, (aún a pesar de estar sometido a fuerte tratamiento de diálisis). Y nos entrega un nuevo trabajo después de cinco años de silencio, algo que nadie esperaba.


 "Silhouettes" se compone de cuatro largas piezas (titulada cada una en un idioma), construidas desde la introspección y reflexión profunda. Volviendo a lo básico. Sin excesos ni pistas llenas de efectos que puedan distraer la atención del oyente. Casi como un retorno al principio, cuando la cosmic-kraut music gateaba con tecnología escasa, pero muchas ganas de crear e innovar. Esto último ya no es posible, pero sí está presente la mano creadora del más grande del género. 



El tema título ofrece en sus 15'41 mts una sobria mirada de su propio estilo. Como un pequeño resumen de su vida musical, mirando muy de cerca a sus inicios. Podría ser una perfecta continuación de "Timewind", con su señorial toque casi wagneriano. Con esas densas capas que van introduciéndose progresivamente,  poco a poco, sin estridencias ni cambios bruscos. Melodías de notas alargadas totalmente recicladas en fraseos perezosos que inspiran paz y reconciliación con uno mismo. La nada existencial como un todo al fin,  perfectamente entendible, de eterna quietud y sosiego. Eso transmite "Silhouettes". En sus minutos finales nace un riachuelo secuencial, que insufla vida a la pieza y la conecta con la realidad terrenal...... (seguro?.....). Para elevarse hasta el infinito. Sublime. 




Ése místico hilo narrativo continúa en "Der Lange Slick Zurück" (22'09), con coral cibernética de ángeles  (o demonios) en apocalíptico canto sacro. Dará paso a oleadas cósmicas de intenso placer sintetizado. Siempre con el tacto exquisito de Schulze y su "gracia" a la hora de relevar unas capas de otras, en continua trascendencia. Hacia mitad de tema comienza un crescendo ayudado por un sinuoso sonido de moog secuencial. Aquí se enredan más pistas de lo previsto,  aunque el efecto conseguido es delicioso y aparentemente  más minimalista de lo que es. Un secuenciador será el vehículo que nos lleve en nuestra visita por las profundidades descriptivas dignas de una obra de Dante, con toda la tragedia y épica  que ello puede transmitir. Me pierdo en devaneos filosóficos interiores escuchando ésta pieza, y me siento tentado en escribirlos, pero tengo piedad de los lectores, que no tienen culpa de nada, y sigo "atormentándome" con el fondo sonoro del Genio y su sonido palpitante. 




"Quae Simplex" (21'47) juega en un gran mecano de ritmos disparados en todas direcciones de irracional razonamiento. Música cuántica y sin lógica aparente, para nosotros los mortales, aunque todo tiene su respuesta. Que encierra sentimientos de humanidad dentro del sólo aparente frío computar de las máquinas.  Schulze las moldea y retuerce, hablan, gritan o lloran. Sabe que en sus manos son dotadas de vida y alma. Esto es la música clásica de nuestro presente. No se requiere el lento transcurso del tiempo. Aquí y ahora. YA. Su maestría subiendo peldaños climáticos,  mientras recrea fases espirituales, está a años luz del pobre mortal. Schulze no trabaja con sintetizadores, sino con sentimientos. Los moldea como quiere. Y te instala en diversos niveles espirituales, como si fueras su insignificante oyente /Super Mario Bros. Un conejillo de indias de su practica neurótica. Como toda deidad, te tiene en sus manos. Y como toda deidad, se comportará con tiranía inmisericorde. Haciendo de sus incautos oyentes, meros siervos sumisos a su férrea doctrina electrónica. Larga vida al "tirano",  y que así sea. 





Finalmente "Chateaux Faits De Vent" (15'09) nos deja con ése placido relax mental, como buen masajista de emociones que es, en un nirvana neuronal muy cercano a ésa utopia engañosa llamada felicidad. El viaje por "Silhouettes" ha sido intenso, hasta doloroso, pero ha valido la pena. Como siempre. Porque no es que sea su mejor disco. Es uno más,  de sus mejores discos. Haz el experimento : Después de ésta audición, ponte la tele. Vas a descubrir con pasmosa clarividencia, que "esto" es realmente el infierno. Aunque algunos dioses nos lo oculten con su música celestial.
J.J. IGLESIAS






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Comentarios

  1. Uff...nunca te había leído con tanta profundidad de pensamiento. Los años nos hacen sabios y meditativos, nos dan amplitud de ideas y una interesante serenidad. Precioso artículo.

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  2. Gracias bro. Ya sabes que soy más de meter algún "caca, culo, pedo, pis", pero es que tito Klaus ennoblece al más gañán.

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