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KENNELMUS - FOLKSTONE PRISM (1971)

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 Folkstone Prism es álbum que logra sorprendernos gratamente por sus composiciones, arreglos, melodías, atmósferas y estructuras melódicas. En si esta obra de Kennelmus presenta una performance bastante aceptable, ya que se puede apreciar: ambientes psicodélicos bastantes interesantes y "pintorescos" y una postura acida muy encandilada con la esencia folk. En si un álbum "delicioso" que presenta una cara totalmente instrumental y otra con unos desarrollos extraños que se inclinan por un sonido Acid Folk denso y por momentos extravagante. En resumen se podría definir todo el concepto de Kennelmus como un álbum Psych Folk con tintes “Heavy” y salpicado de momentos progresivos. 1971 sin duda alguna es el año de las transiciones. Mis impresiones para este álbum son regulares, nunca me lleno del todo, aunque reconozco que el álbum tiene momentos bastante interesantes dentro de todo ese revoltijo lisérgico. Aprecio más  su lado A (instrumental) que su lado B (canciones) p

GRAND STAND : In The Middle Of The Edge (1998) & Tricks Of Time (2002)

Otro grupo sueco para variar y no muy conocido realmente. Desde que el neoprog apareció a principios de los 80´s han sido muchas las bandas que se inspiraron en la música de Genesis.  Paradójicamente los de Collins y cía desde 1978 ya habían torcido el camino hacia lo insulso y lo popero sin embargo terminarían siendo la banda más imitada por la mayoría de jóvenes progres que de adolescentes los habían escuchado en algún momento de su vida y afortunadamente su influencia se basaba en los discos clásicos de la banda hasta el Wind & Wuthering. Este fenómeno fue comentado en su momento por el propio Mike Rutherford cuando fue preguntado por la irrupción de grupos como Marillion en 1983: “… bueno nosotros dejamos esa época atrás y les deseo lo mejor porque llegarán lejos”…y se quedó tan fresco. 


A partir de aquellos años la legión de imitadores de Genesis florecería por todos los rincones del planeta y Grand Stand sería uno de los muchos ejemplos. En un principio existía una banda formada en 1987 de nombre Marble Stands pero no grabarían hasta el 1998 con tan solo dos de sus miembros el teclista Olov Andersson y el batería Thomas Hurtig que cambiaron el nombre a Grand Stand. Estos dos tipos se encargarían de la grabación de “In The Middle Of The Edge” donde el peso de los teclados y la percusión lo ocupa todo en un trabajo completamente instrumental muy próximo a los pasajes genesianos exentos por completo de voz. En parte también algo de Camel encontramos en una escritura musical que se nos hace completamente familiar. Es un álbum fácil de escuchar y muy agradable lo que no implica que el teclista no lo haga con mucho gusto y clase, que ciertamente la tiene. El batería se complemente bien y el bajo parece creado por los propios teclados o al menos en los créditos no aparece ningún otro miembro en tal uso. Un interesante compendio de orquestación recae en piano, órgano y sintetizadores con una inclinación completamente melódica con estructuras que, si bien no sorprenden por su originalidad y tienden a ser previsibles, dejan una sensación de agradable bienestar en su escucha y afortunadamente no encontramos nada de artillería pesada.


 Los ocho cortes instrumentales recorren plácidamente 46 mtos de programa. Es un disco discreto, sin pirotecnias ni complicados entramados, pero dentro de su sencillez nos hace cómplices de una gentil escucha y está hecho con la suficiente destreza para que un sinfónico veterano los disfrute sin problemas. 


Pasan dos años y el teclista y el batería deciden que la banda debe aumentarse a cuarteto, algo completamente lógico por otra parte. Entran Göran Johnsson al bajo, voz solista y teclado adicional y Michael R. Jensen a las guitarras. Ahora son un grupo de sinfo-prog en toda regla y graban “Tricks Of Time” en el 2002. La música parte de las mismas influencias pero es planteada de otra forma. Si en el anterior podrían ser apuntes proclives a desarrollar, ahora son composiciones mejor perfiladas. Quizá el pequeño problema sean las voces, que si bien son muy correctas, no dan el empaque necesario que la música necesita. El eterno problema de las voces en el rock progresivo es que no son muchos los que destacan, bien sea por su originalidad o la calidad del mismo. Una buena voz en un grupo del estilo que sea es fundamental, aunque yo reconozco que soy mucho más proclive a la música instrumental de siempre. La voz la he considerado como algo accesorio y tiene que ser muy buena o muy especial para que me atraiga. Los textos en la música me han parecido siempre irrelevantes, me es completamente indiferente su “mensaje”. Me interesa el “timbre de voz y la sensibilidad melódica” no las gilipolleces poéticas, cursis, o surrealistas que se quieran decir. Cuanto más raro es el idioma en que se canta mejor porque nos libramos de entender ñoñerías. Zappa decía que todas las letras de las canciones a nivel general eran tontas, las suyas las primeras, en lo cual me reafirmo. La voz es un instrumento más.


 En este “Trucos del Tiempo” se han ido a composiciones de más trabajo y duración: “Jurassic Spark” deja que la guitarra solista nos recuerde a Hackett y a Latimer para asegurarse no defraudar a nadie porque evidentemente Genesis y Camel son sus dos pilares compositivos y lo hacen francamente bien hay que decirlo. Me gusta mucho el teclista Olov Andersson, tiene buenos dedos y la suficiente sensibilidad para no caer en los tópicos baratos del “neo-prog” y las melodías están bastante bien construidas con ese sonido nostálgico de los 70´s. Las composiciones son variadas con muchos cambios y el aspecto melódico general siempre presente. Hay muchos vuelos bonitos de sintetizador que yo agradezco sinceramente. “Waiting For Water” tiene una hermosa cadencia y una melodía afín a los Genesis más tiernos y melancólicos del “A Trick Of The Tail” o el “Wind & Wuthering” y a nadie le amarga un dulce. Se queda en tu memoria y hasta la canturreas porque es bonita sin más y para mí es más que suficiente. “Empty Barrels Rattle The Most” es un atractivo instrumental muy cinematográfico y descriptivo con tres diferentes estructuras que empalma muy bien con las formas del anterior disco incluido su épico final con una deslumbrante guitarra solista a la Hackett. La suite final: “Old Mans tale” con sus 16 mtos y siete secciones rubrica un hermoso trabajo que pasó sin pena ni gloria y quizás esta última pieza con la que cierran su historia sea probablemente el resumen de todo lo que hicieron, pero igualmente influido por sus queridos Genesis y algo ligeramente hacia esa rítmica algo Camel festiva y alegre que ni tan siquiera determinó lo que podría haber sido un siguiente paso discográfico y se quedó tan solo en un disco más de rock sinfónico a la usanza. Parece ser que continuaron tocando algún tiempo más y fin de la historia.
Alberto Torró








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