Conocí al norteamericano (Kalamazoo, Michigan) Jeremy Morris en los mediados 90, a raíz del maravilloso "Pilgrim's Journey" (1995/ Kinesis). Un álbum que te llevaba a los mundos mágicos de Anthony Phillips o Steve Hackett sin mucho esfuerzo. Una auténtica obra maestra. A raíz de nuestro fanzine Atropos, conseguí contactar con él, entrevistarlo y seguir una buena amistad regular, entonces por carta, (Internet daba sus primeros pasos). Al cabo de unos años, otro gran amigo, el argentino Guillermo Cazenave, había hecho algunos discos con el propio ex-Genesis, Anthony Phillips. Destacando el fantástico "The Meadows of Englewood" (1996/ Astral). Observé una fuerte afinidad de estilos entre Gill y Jeremy, ambos multiinstrumentistas. Se me ocurrió hacer "de celestino" y presentarlos. El resultado, varios discos juntos y viajes en concierto por USA, Londres y España. Tocaron en el mítico The Cavern de Liverpool......Para dar el siguiente bolo en The Caver...
Desde Oviedo saludan el cuarteto formado en 2016, Holy Mushroom. En ese mismo año ya editaron su prometedor homónimo estreno discográfico. Siendo "Moon" lo más reciente, editado en éste pasado mes de febrero. A pesar de que lo bautizan como "EP", no me parece a mí que una grabación de cerca de 45 minutos sea llamada como tal. Siendo la duración estándar de todo vinilo que se precie.
Que en mi pueblo esto es un álbum con todas las de la ley, vaya. La banda está compuesta por Alex Castro (bajo), Alberto Arce (guitarra), Pablo Argüelles (batería) y Enol Cuesta (teclados). Y fue muy bien grabado en Asturcon Studios, por Berto del Mazo y Boniel Llaneza. Su agenda de directos es ágil, habiendo compartido escenarios con White Hills, Colour Haze, Orange Goblin, Elder o Kikagaku Moyo. No está nada mal.
"Moon" comienza con los etéreos sonidos y susurros de "La Caverna" (6'34), tarjeta de presentación netamente psych rock, con ecos floydianos en etapa de "Ummagumma". Blues espacial con floreciente wah wah que guiña un ojo a Gilmour, pero con la fuerza de la actualidad como aliada. En la parte final acelera esquemas y toda la banda nos obliga a prestar atención a su tremendo potencial. Excelente sección de ritmo, caballeros.
Estrategia similar utiliza "Birdwax Blues" (7'24), aunque la explosión sónica se adelanta aquí antes, con órgano de olor a sótano ( y a holy mushroom), y esencias psych 60s casi garage. Hasta que la elegante estela eléctrica de la guitarra, aunada al piano, nos arropa con una stoned voice (ignoro de quién), en un blues perezoso y antigravitatorio. Que igual nos los sitúa por palos Kraut de Can, que por otros West Coast a la Quicksilver Messenger Service.
"The Preacher" (12'34) da más lentos pasos por esa Luna de portada, llena de ruinas que nos callan y esconden, en otro trip lisergico para perderse gratamente y no volver. Pompeya reagrupada en una cava de jazz llena de niebla-nicotina (qué tiempos), con sabroso piano eléctrico y crujiente - hendrixiana guitarra explotando por Robin Trower. Un bajo fuzz a la Hugh Hopper nos muestra otra "monster band" como las que él tocaba.....Esto es inmenso, señores.
"Eufrates" (8'11) ya salió como single el año pasado, por tener entretenida a la parroquia. Una intro arpegiada con efectos nos introduce en las aguas de tan histórico río, a base de cosmic blues de intensidad Nova y momentazos de ralea similar a Gila, Jane, My Solid Ground, Krokodil o Tiger B. Smith.
Terminando, "Grand Finale in the Blind Desert" (8'59), conserva el misterio constante de su música, en base a teclados de enigmáticos fondos, melodías orientales, entramados rítmicos aracnidos y cáustica eléctrica de ilimitado buen gusto. Embryo, Mcchurch Soundroom, Out of Focus (hay saxo invitado), e Imán Califato Independiente en alegre jam fumeta exigiendo más respuestas al oráculo del otro plano astral, y ofreciendo a cambio excelsa música psico-progresiva. Sin mucho rival, a pesar de la creciente competencia, por éstas latitudes.
Una joya obligada a ser valorada en su justa medida.
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