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BIG DADDY KINSEY - I'AM THE BLUES (1993)

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 Siguiendo el ordinario recorrido que emprendieron la mayoría de los bluesman emergidos del Delta hacia el auspiciado norte, Big Daddy percato que en Indiana la escena del blues no era para nada despreciable. En la misma, tipos como Albert King,John Littlejohn y John Brim animaban el circuito, por lo tanto el viejo deseo de Lester Kinsey se quedo al plantar bandera en Gary. Con una modesta paga como conductor de grúas y una erudición notable en la guitarra slide, comienza a desandar una etapa fructífera a nivel personal, pero que no pudo plasmarla en algún vestigio porque para tal fin había que trasladarse a Chicago y el estar mucho tiempo alejado de su familia ,no lo convencía en absoluto. Entonces, tuvo el reluciente planteamiento de formar una banda emparentada junto a sus hijos, en la que sobresalía el guitarrista Donald, que años mas tarde acompañaría al rey Albert y Bob Marley, en sus respectivas agrupaciones. Este proyecto familiar fue bautizado como "The Kinsey Report...

IGOR SAVIN - Childhood (1982 / JUGOTON)

El verano pasado lo invertí en bucear en la prog-electrónica  de la antigua Unión Soviética. Éste  lo estoy haciendo con el prog indonesio de los 70. Podéis llamarme friki. O curioso. O estudioso. Lo de la URSS a nivel musical, asusta. Das una patada a una piedra y te salen diez sintetistas ultrapreparados y prodigiosos.  Todos con formación clásica,  como en el caso de Igor Savin. Y de una solidez y seriedad compositiva ejemplar.


Me pregunto si tan mala puede ser una dictadura comunista, (vale, no la defiendo, todas lo son), en donde se prioriza la cultura y el culto a la belleza artística. Frente a una dictadura del capital, en la que lo único válido es el culto...a la belleza del cuerpo. Date una vuelta de zapping por las televisiones (si tienes huevos), y no verás  más que a tí@s todos iguales en ropa, cortes de pelo y perfección escultural del cuerpo. Auténticos borregos dispuestos para el matadero capitalista. Donde su verborrea superficial sólo es superada por su egoísmo y vanidad sin límites. Si hay que elegir, yo lo tengo claro. Y conste que no tengo nada de comunista.

Igor Savin viene de la antigua Yugoslavia (concretamente de Croacia), y tras su formación clásica,  entró en orquestas, trabajó para la Zagreb RTV y fue director artístico de Lisinski Estudio Electrónico de Zagreb. Tras esto, pudo visitar los Estados Unidos estudiando en Berklee armonía,  improvisación y composición. 
Pasándose luego al piano y vibrafono para bandas de jazz. Posteriormente trabajará en música para filmes, dibujos animados, ballets, radio dramas, big bands,  corales y orquestas sinfonicas. 
En 1984 funda el estudio electrónico Zagreb City Hall Concert Recording Electronic Music. "Chidhood" aparecio en el sello del régimen,  Jugoton,  en 1982.

Como casi todos los sintetistas del Este, Savin ofrece una propuesta electrónica muy personal. En sus propias palabras, toda su obra electrónica proviene de su influencia hacia el folk autóctono de su tierra. Tan sólo dos largas composiciones forman "Childhood".


"Poland Bells" (20'21) no descarta en sus puros parámetros electrónicos,  la inclusión de fuerte contenido melódico previamente compuesto. Además de una inclinación cinematográfica muy pictórica y descriptiva. Afinando mucho, puede equipararse a los TD de la primera mitad de los 80: "White Eagle ", "Hyperborea" , "Poland" o "Le Parc". Así como al Schulze de la misma época,  en obras como "Trancefer", "Audentity" o "Angst ".Teniendo muy en cuenta que Savin tiene su propia forma de expresión.  

En la segunda cara tenemos "Florianna" (20'19), otra colorista y agradable pieza, muy bien estructurada. Donde las influencias clásicas se abren paso subliminalmente, dejando una sensación al oyente de ausencia de la realidad muy placentera. Escapismo mágico  (ojo, nada de new age ), hacia el propio universo sonoro de Savin. Condimentado con una saludable dosis de Berlin School o algo del mejor Jean-Michel Jarre.

Sabe cómo entrelazar el hilo secuencial como una forma melódica más,  uniéndola a la principal,  y sin conformarla simplemente a un rol rítmico. En general demuestra buen gusto y exquisitas formas a cada segundo del disco. El cual tiene por momentos ese halo/oda a la infancia, o plena felicidad perdida, del que hace gala el título. Es uno de esos artefactos (nada barato, por cierto), perdidos en la inmensa jungla discográfica,  que merece ser rescatado para nuestro fondo de archivo en Rockliquias.

Savin formaría después el dúo Modo New, con el saxofonista Zeljko Kovacevic. Y ha recibido numerosos premios por parte del sector del Séptimo Arte, ( entre ellos, el de Gijón 97). 
Una agradable escucha, de las que echar mano en esos momentos al margen de éste caótico  y absurdo mundo.
J.J. IGLESIAS




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A Roland Bells 20:21
B Florianna 20:19






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