PROGRESIVO SIGLO XXI:20. Yuka & Chronoship (Japon)
Hace varios años hice unas cuantas reseñas de grupos japoneses por estas páginas. Solo apuntes y extractos a decir verdad porque en principio estaban pensados más para una guía orientativa personal que para los artículos más “literarios” que suelo escribir por aquí. No me gusta escribir de manera fría y mecánica sobre datos, biografías o resultados. Para eso ya están los contables de empresa o los expertos en marketing de ventas. Generalmente las revistas musicales técnicas sobre el estilo que sea suelen o solían ser “datos y ejercicios planos”. Algo así como leer un manual de instrucciones y esto principalmente ocurría en clásica, jazz o música contemporánea y de vanguardia. Quizás por lógica menos en el rock o en la música popular que a veces son más originales, incluso peculiares, aunque también. Por lo tanto, generalmente rara vez hay criterio emoción o entusiasmo. No contactan con el lector. En los primeros casos solo son datos o terminología académica de conservatorio llena de tecnicismos. Terriblemente aburrido altivo y snob.
No solo en la Europa de los “gloriosos” ochentas surgió el fenómeno neo prog. En sitios tan apartados de nuestras costumbres como Japón también aparecieron bandas progresivas sinfónicas “a su manera” que acapararon mi atención por lo inusual.
Antes de la década de los 90 yo no tenía ni idea de que en Asia oriental hubo su particular movimiento progresivo y un amor de casi veneración por la música occidental, así como una “adaptación de modos y costumbres”. Conocía algunas cosas japonesas, pero más orientadas a la psicodelia y al jazz y por supuesto a la electrónica temprana tipo Isao Tomita, Kitaro o Stomu Yamashita y poco más. Fue a partir de 1993 y a raíz de esa ocurrencia mía llamada Lunar Suite, un discreto fanzine para cuatro amigos y conocidos, que tuve constancia de la escena progresiva japonesa. También de aquella época debo agradecer a gente de Madrid como Antonio Escalante y Jesús Filardi que me iniciaron en la búsqueda de aquellos peculiares CD´s con portadas fantasiosas e infantiles en muchos casos del panorama del sol naciente. El llamado choque cultural fue inevitable. Me costó mucho asimilar las voces femeninas japonesas y salvo excepciones, no soporté en absoluto las masculinas. La primera impresión tenía más que ver con la cultura Manga y los dibujos animados. Esa mentalidad infantil típica de la cultura japonesa choca siempre con una persona adulta, incluso me parecía ridículo y cursi. Sin embargo, por extraños motivos me cautivó una vez que empecé a escuchar su música completamente influenciada por las grandes bandas de los 70´s que todos conocemos. Me sorprendió la estricta técnica y disciplina de los músicos con sus instrumentos y una maniática inclinación hacia el perfeccionismo en la ejecución. Sin duda típico de la mentalidad cuadriculada, monolítica y disciplinada en todas sus costumbres. Una pesadilla para mí y para cualquier occidental que estamos acostumbrados a la fluidez “improvisación” y espontaneidad de carácter, pero en cualquier caso curiosa y fascinante.
El movimiento japonés neo progresivo tuvo una desaparición lenta sin llegar a extinguirse del todo. A día de hoy alguno queda y han surgido otros, pero hay que decir que puntual y anecdótico. Naturalmente no estamos en Japón y posiblemente a ese nivel local mis palabras estén totalmente equivocadas y exista una interesante facción de resistencia progresiva interna. Sea como fuere, todo es posible pero pocas bandas llegan a nuestros oídos a día de hoy.
Recuerdo a la compañía discográfica francesa Musea con los que tuve cierta relación que era el único medio de escuchar a las bandas progresivas del país del karate del loto y del sake. Gracias a ellos pude escuchar y conseguir bastante progresivo japonés.
La teclista y cantante Yuka Funakoshi era hace ya unos cuantos años una artista compositora con discos en solitario hasta que en 2009 decide formar el cuarteto Chronoship con otros reputados músicos del panorama prog de su país. Tienen cinco grabaciones y en sus dos primeros trabajos graban para Musea precisamente: “Water Reincarnation” de 2011 y “Dino Rocket Oxygen” de 2013 con logo del propio Roger Dean. Estamos pues ante una auténtica mujer compositora que crea música atemporal fuera de modas con una rica argumentación de fuentes musicales que muchas veces rozan el preciosismo y la delicadeza típica del país de origen, pero con una inspiración y un bagaje occidental muy importante. Aclaro que no es una banda para todo amante del rock progresivo. De hecho, diría que para comprender y disfrutar a la mayoría de bandas de su país hay que desprenderse de todo tipo de prejuicios. Cantar en el idioma japonés no admite términos medios y para muchos puede resultar irritante. O lo integras en tu cultura musical y es preciso que no sea precisamente escasa u olvídate de meterte en este mundo. Del mismo modo que todos los que escuchamos este tipo de música tenemos gustos a veces antagónicos y opiniones diametralmente opuestas. El problema ha sido “ampliar el saco de música prog” hasta lo insensato o caprichoso. Esto a las nuevas generaciones que se meten en este complicado mundo solo les crea confusión y opiniones erróneas.
Hay músicas que necesitan especial atención y aunque esto es una constante en todo el espectro del rock progresivo, las diferencias entre diferentes formas en un mismo estilo dependen de las sutilezas y en este tipo de música es importante y lo que marca la diferencia. Dentro de los oyentes y aficionados al estilo no todos los oídos captan los mismos registros. No se suele hablar de esto y la verdad es que la sensibilidad para la música depende de la capacidad de escucha y principalmente de ser paciente. Sin paciencia es imposible disfrutar de nada. En la música de Yuka hay mucho piano y mucha sutileza compositiva de contrastes a la que hay que prestar atención. Precisamente la falta de atención determina el gusto musical que tienes. Por eso la música clásica le parece aburrida a casi todo el mundo rock. Ahí pues no hay nada que hacer y además es imposible. La delicadeza en música y en prácticamente en cualquiera de las actividades no suele ser lo más demandado en el mundo en que vivimos. La brutalidad, la vulgaridad y la violencia suelen considerarse algo más divertido y básico. La inmediatez evita pensar.
Si en “Water Reincarnation” tenemos una aproximación en forma de temas más cortos a lo dicho, conforme avanzan los álbumes van apareciendo las suites y una mayor sofisticación ya patentes en “Dino Rocket Oxygen” Tres nada menos: “Dinosaurs” 13.57. “Ray Bradbury” 24.34 y “Oxygen” 18.53.
En 2015 aparecen las “Crónicas del tercer planeta” con una portada preciosa, algo habitual en el sinfónico japonés. La línea es cada vez más elaborada y la música es bonita y hermosa, ¿por qué no decirlo? qué hay de malo? Ya hay demasiadas flatulencias metaleras que han infectado y mancillado el progresivo como un virus corrosivo. Sinfónico clásico perfectamente modernizado para este siglo.
Cierto es que “Ship” de 2018 tiene más vitalidad guitarrera hard pero inteligentemente aplicada. “Argos” es la suite principal. La música tiene más potencia, pero también mayor ímpetu y atractivo progresivo sin desbordarse hacia cataclismos molestos. La guitarra de Takashi Miyazawa tiene su protagonismo controlado siempre encuadrada en las fantasías teclísticas de la líder que no para de dibujar y redibujar el sonido
”Ribbon Buterfly” es lo último ya en 2025. La sofisticación es la norma en una banda consolidada y experimentada. Prog de alto nivel. Del primero al último en realidad. Temas sueltos individuales con todo tipo de caprichos instrumentales y gran despliegue de teclados. Organo familiar emersoniano, piano de ensueño, sintes creativos y orquestaciones de cuerda en diferentes registros sintetizados. Un deleite en toda la extensión. Para los más curiosos… si no conocéis el prog sinfónico japonés os diría que es más que recomendable pero también entendería el rechazo por el evidente choque cultural.
Alberto Torró.


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