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Chris – Days Of Summer Gone (2013/ Progress)
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Parece mentira que ésta obra haya salido desde una procedencia metal prog. En mi opinión, un género que va a la baja. Concretamente del batería de los holandeses Sky Architect, el sueco Christiaan Bruin. Músico inquieto y acostumbrado a otros proyectos diferentes. Puso en marcha Chris, para dar rienda suelta a otras músicas e ideas que le bullían por la cabeza.
Éste "Days of Summer Gone" ya fue su quinto disco (de una media docena editados), y en él canta, toca batería, bajo, teclados, guitarra acústica y escribe toda la letra y música. Le acompañan músicos al cello, oboe, flauta, trombón, trompeta y violín. Ciertamente, algo distinto. Que sorprende y más viniendo de las fuentes citadas.
Su comienzo con "Out of the Night" (14'09) nos adentra en un romanticismo de cámara nada disimulado. Tiende al symphonic rock más clásico. Con cambios oldfieldescos, mellotron "asuecado" a la Anglagard y precioso mobiliario rococó, que no da descanso al cerebro analista con más T.O.C del mundo. De agradable voz, acepta cierta comparación con los momentos sosegados del primer Alan Parsons Project. Pero anda lejos de su propuesta. En su parte final juega con piano y silencios, a la manera de Steven Wilson. Podríamos decir que acoge el concepto Porcupine Tree, llevado al prog sueco y con arropo de música de cámara. Y funciona. Porque su fuerte anda por lo sentimental, tirando a triste y nostálgico.
Fragilidad melódica al minimal piano y voz nos trae "Distances" (6'23), de sugerentes bajo-mellotron, con arreglos que cambian de estación anímica a cada segundo. Un eco floydiano mid-70s atrapa subliminalmente. Pero esto es prog sueco con toda su denominación de origen. Los que disfruten en el barrizal depresivo tienen aquí un festín a degustar con glotonería masoca.
"Cold Heart" (11'10) fotografía fantasmales paisajes del pasado. Y lo hace con enérgico frenesí camerístico. Con barroquismos que asombran en sencillez dentro de una evidente complejidad. Inquietante por momentos, donde Alice Cooper se frotaría las manos. Es una belleza peligrosa, que atemoriza. Y con un final de tiovivo maldito, lo rubrica. Si éste tema lo hacen Ghost, el planeta se sale de su órbita.
"Heliophobia" (5'25) paga deuda a Porcupine Tree, pero con manual norteño. Y experimentación modal acusada. Cualquiera no se atreve. Es tan bueno que ni me lo creo.
Stravinsky se cruza en el camino de "A Heart's Endeavour" (12'28). Y Prokofiev, Rimsky-Korsakov, Sibelius o Shostakovich. Pretencioso? Toda gran obra pretende algo. Tal vez aspirar a lo más grande posible. Y ése final-homenaje a Genesis old school le da un broche de oro magnífico. No tengo palabras.
"Days of Summer Gone" (12'28) ofrece finalmente lo que el título sugiere. Dramatismo desgarrador y sentimiento como prioridad, ante la impoluta e indiscutible instrumentación aquí expuesta.
Estamos ante una masterpiece fantasma, que navega a la deriva en un océano lleno de mediocridades ilimitadas? Efectivamente, así es.
J.J. IGLESIAS
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