En los años 60 y 70 más allá de la frontera que separaba a los países del pacto de Varsovia y a los integrantes de la OTAN, era algo más que una simple frontera física. La información que provenía de los países pro-soviéticos era mínima además de controlada y edulcorada en todos los campos, y uno de ellos es el que más nos interesa, la música. Pero además el problema era en ambos sentidos, ni conseguía extenderse hacia la Europa “libre”, ni esta albergaba esperanzas de darse a conocer en los países del bloque rojo. No fue hasta los años 80 cuando con la muerte del Jefe del Estado soviético Leónidas Breznev comenzaron a surgir fisuras que poco a poco fueron fracturando esa férrea muralla entre las dos Europas, y empezó a fluir con ligereza cosas, hechos y vivencias que hasta ese momento eran inimaginables. Aun así muchas bandas que no llegaron a nada o que apenas publicaron, nunca serán reconocidas y nos han ido llegando con cuenta gotas. Las cosas no se hacían como en Europa occid...
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GIÖBIA - Plasmatic Idol ( 2020 / Heavy Psych Sounds)
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Desde Milán nos llegan noticias de ésta nave interestelar llamada Giöbia. Formados a comienzos de siglo y con estreno discográfico datado en 2009.
Seis álbumes después y unos cuantos singles y EPs, éste cuarteto inicia nueva andadura en el sello Heavy Psych Sounds, con "Plasmatic Idol". Sus tripulantes responden como Detrji (bajo), Betta (batería), Saffo (teclados) y Bazu (guitarra, productor, mezclador y cantante). Parece que su viaje galáctico va a más, y que su retro-sonido se especializa a cada entrega. Y siendo la primera para su nueva compañía, había que afirmarse en el estilo.
En "Parhelion" (7'03) se advierte un sólido combo muy bien ensayado, a pesar de que su campo de acción ofrezca cancha para amplias escapadas improvisatorias. Quizá en directo, no aquí. Su estilística puede acercarse a los Pink Floyd de "Meddle" muy a su manera, del mismo modo que al hard psicodélico de primeros 70. Pongamos que hablo de Eloy, Kingdom Come, Morgan, Seventh Wave o, sí, Hawkwind.....inevitable. Es un bonito instrumental, para abrir boca.
"In the Dawnlight" (4'13) persiste en añadir dosis de hard rock a las psico-atmósferas nebulosas. Ésta vez ya con voz, y recuerdos a la escudería 90s del sello Delerium : Dead Flowers, Omnia Opera, Mandragora o Strobe, como recordatorio de un episodio brillante de la psych music más "reciente". Los momentos más cañeros de Steve Hillage son del gusto de Bazu, y su cohesión grupal convence al más escéptico. Va unida a "Plasmatic Idol" (2'02), un oasis de sintes a la Tim Blake, muy cinemático , de exquisito gusto berlinés. Demasiado breve. Seguido de "Haridwar" (8'29), donde la acústica y un profundo cuatro cuerdas nos llevan a psico-salmos corales muy West Coast de finales 60. Remata un órgano de sonido Farfisa para que los situemos en la onda de Mandrake Memorial, Wizards from Kansas o Chirco. Una recreación conseguida al milímetro y de mis favoritas en el lote. Luce espléndido ropaje instrumental vintage, que arropa voces lisérgicas dignas de cualquier artefacto de la época, magistralmente conseguidas.
Volviendo la placa vinílica, "The Escape" (5'28) invoca aires orientales con voz bañada en fx/delay, dotando de sinfonismos espaciales una pieza que en los primeros 80 casi hubiera pasado por gótica after-punk. Pero de ésta guisa, se sitúa en el período 90s de la nave Halcón, cerca de "Alien 4" o "Love in Space". La imaginación se dispara en el oyente, invadido por ondas extrasensoriales del calibre de "Far Behind" (7'20), todavía con las tablas de la ley de Dave Brock como guía, y sacudidas ambientales con la elegancia de una fluida guitarra Gilmour. Excepcional. "Heart of Stone" (4'30) recupera voces desde el otro plano astral, en una canción tan fidedigna a los finales 60, que el mejor experto caería rendido (y engañado) si se la presenta como un santo Grial perdido de entonces. La ingravidez grupal no resta coherencia compositiva a éstos italianos inspirados hasta el tuétano.
La final "The Mirrors House" (5'25) finaliza una sesión regresiva especialmente fina y documentada. Se nota que éstos tipos saben de las delicadas materias con las que trabajan. Abarcando épocas de diferente franja temporal y geográfica, con perfecta solvencia y credibilidad. En ésta última vuelve el factor hard rock bien ensamblado a la calidez psicodélica de unos Hawklords, Alan Davey, Peter Panka's Jane o Electric Orange. Extraordinario ejercicio de estilo, para un género ilimitado e inabarcable. Suma y sigue. .....el virus, que se expande.
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