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Circus 2000 - An Escape From A Box (1972)

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 La música progresiva italiana siempre ha ofrecido grandes sorpresas sonoras. Desafortunadamente, algunas bandas no han recibido el reconocimiento que merecen, especialmente hoy en día, por lo que fueron pioneros en el pasado, en tiempos de experimentación y de arriesgarse en la búsqueda de lo que siempre han defendido como esencial para su estructura musical.  Bandas como CIRCUS 2000 estaban a la vanguardia de la música progresiva en Italia y ayudaron a construir una escena que todavía era embrionaria, en formación, cuando muchas de las otras bandas que se volverían influyentes en los años 70 todavía estaban surfeando las olas del beat italiano, una música que, aunque estaba de moda entre los jóvenes italianos cool, tenía un sesgo accesible y, yo diría, ingenuo para los oídos más exigentes.  Circus 2000 se formó en 1969 en Turín y lanzó su álbum debut homónimo en 1970 con el sello RiFi. Presentaba un sonido psicodélico, alucinante y lisérgico con toques de folk rock. Ten...

ROZ VITALIS - Das Licht der Menschen (2004)

Título en alemán que según el traductor de Google significa “La luz de la gente”. Bueno si a los rusos les apetece poner títulos en alemán pues vale. 


Para hacer la cosa más colorida y anecdótica las tres largas piezas de este tercer trabajo llevan incluso los tres títulos en idiomas diferentes: “Potoki Sveta Trisolnechnogo” (27:48). “Colore Pieno di Luce” (21:50) y “Ablakok, Csillagok, Feny” (20:22). Aparte del evidente italiano los otros dos parecen idiomas eslavos en caracteres occidentales. Probablemente la primera en ruso y desconozco la tercera. Al parecer se trata de una trilogía basada o inspirada en la luz y dada la duración de cada track se han explayado a gusto. 

En la primera los sonidos “percusivos” de teclados y campanas ponen el punto para entrar de nuevo en una mansión de locos. Veo con agrado la superior calidad en sonido con respecto a los anteriores y las innumerables disonancias a las que hay que acostumbrarse o no entre voces enfermizas y sonidos que asemejan cristal y acero para poner bien de los nervios a los que busquen músicas más cómodas de escuchar. Estas por supuesto no lo son, pero logran atrapar por la variedad rítmica y la cantidad de habitaciones con espejos sonoros que deforman todo lo que pase por delante. La voz femenina es realmente irritante al igual que en los anteriores, pero si escuchas la música te darás cuenta de que es prácticamente imposible poner unas voces con algún sentido. Todo suena entre antiguo, ancestral, extraño y retro ciencia ficción en ocasiones. No sabría etiquetarlo con precisión porque cuando hablamos de música experimental cualquier cosa es posible.  Sería divertido poner esto durante una fervorosa liturgia religiosa o bien de musicoterapia durante una extracción dental, una gastroenteritis o en una molesta resaca del día siguiente. Pega con todo. Todo ayuda para desquiciarte de los nervios y 27 mtos es una mortificación que se debe llevar con resignación y buena compostura. El final es un martirio, pero por alguna extraña e incomprensible razón te tragas la pieza entera y preferiblemente si tienes una perversidad masoquista, ayuda mucho. 

El siguiente grado de sado se consigue en la endiablada pieza con nombre italiano. Más cinematográfica y sustanciosa y con mayores cambios de tempo y pulso histérico. La construcción es más animada, no tan introspectiva como la anterior y con cierta épica. Suena como algo eclesiástico y demencial como si los monaguillos y el cura se hubieran pasado con el vino de la celebración. Hasta la mitad todo es instrumental pero cuando entran la voz femenina un dolor intestinal se apodera de ti y debes evacuar rápidamente y de paso pedirles a los celadores de la residencia mental que por el amor de dios no dejen salir a la loca de la habitación. Los órganos catedralicios se encargan de llevar el resto de la “composición” a término con alguna fanfarria final mientras tú te tomas la medicación que estos músicos de San Petersburgo te han prescrito sin receta. De cualquier manera, el ansiolítico lo necesitarás sí o sí. 

La pieza final quizás la mejor y más entretenida, parte de una construcción similar con multitud de variedad de sonidos, entre clavecín, órganos, campanadas, sonidos híbridos de viento, percusiones y emuladores de sonidos acústicos. Pueden recordarte a veces a los Gryphon del “Red Queen” manteniendo las debidas distancias.  No le busques sentido a lo que oyes porque no lo tiene y quédate más bien con que es como una película sonora de Passolini, de David Lynch y sus ocurrencias o incluso del primer Fritz Lang y sus pesadillas fílmicas. Conste que oírlo entero tiene su “cosa” pero para unos pocos. 
Alberto Torró







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