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BIG DADDY KINSEY - I'AM THE BLUES (1993)

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 Siguiendo el ordinario recorrido que emprendieron la mayoría de los bluesman emergidos del Delta hacia el auspiciado norte, Big Daddy percato que en Indiana la escena del blues no era para nada despreciable. En la misma, tipos como Albert King,John Littlejohn y John Brim animaban el circuito, por lo tanto el viejo deseo de Lester Kinsey se quedo al plantar bandera en Gary. Con una modesta paga como conductor de grúas y una erudición notable en la guitarra slide, comienza a desandar una etapa fructífera a nivel personal, pero que no pudo plasmarla en algún vestigio porque para tal fin había que trasladarse a Chicago y el estar mucho tiempo alejado de su familia ,no lo convencía en absoluto. Entonces, tuvo el reluciente planteamiento de formar una banda emparentada junto a sus hijos, en la que sobresalía el guitarrista Donald, que años mas tarde acompañaría al rey Albert y Bob Marley, en sus respectivas agrupaciones. Este proyecto familiar fue bautizado como "The Kinsey Report...

ROZ VITALIS - Das Licht der Menschen (2004)

Título en alemán que según el traductor de Google significa “La luz de la gente”. Bueno si a los rusos les apetece poner títulos en alemán pues vale. 


Para hacer la cosa más colorida y anecdótica las tres largas piezas de este tercer trabajo llevan incluso los tres títulos en idiomas diferentes: “Potoki Sveta Trisolnechnogo” (27:48). “Colore Pieno di Luce” (21:50) y “Ablakok, Csillagok, Feny” (20:22). Aparte del evidente italiano los otros dos parecen idiomas eslavos en caracteres occidentales. Probablemente la primera en ruso y desconozco la tercera. Al parecer se trata de una trilogía basada o inspirada en la luz y dada la duración de cada track se han explayado a gusto. 

En la primera los sonidos “percusivos” de teclados y campanas ponen el punto para entrar de nuevo en una mansión de locos. Veo con agrado la superior calidad en sonido con respecto a los anteriores y las innumerables disonancias a las que hay que acostumbrarse o no entre voces enfermizas y sonidos que asemejan cristal y acero para poner bien de los nervios a los que busquen músicas más cómodas de escuchar. Estas por supuesto no lo son, pero logran atrapar por la variedad rítmica y la cantidad de habitaciones con espejos sonoros que deforman todo lo que pase por delante. La voz femenina es realmente irritante al igual que en los anteriores, pero si escuchas la música te darás cuenta de que es prácticamente imposible poner unas voces con algún sentido. Todo suena entre antiguo, ancestral, extraño y retro ciencia ficción en ocasiones. No sabría etiquetarlo con precisión porque cuando hablamos de música experimental cualquier cosa es posible.  Sería divertido poner esto durante una fervorosa liturgia religiosa o bien de musicoterapia durante una extracción dental, una gastroenteritis o en una molesta resaca del día siguiente. Pega con todo. Todo ayuda para desquiciarte de los nervios y 27 mtos es una mortificación que se debe llevar con resignación y buena compostura. El final es un martirio, pero por alguna extraña e incomprensible razón te tragas la pieza entera y preferiblemente si tienes una perversidad masoquista, ayuda mucho. 

El siguiente grado de sado se consigue en la endiablada pieza con nombre italiano. Más cinematográfica y sustanciosa y con mayores cambios de tempo y pulso histérico. La construcción es más animada, no tan introspectiva como la anterior y con cierta épica. Suena como algo eclesiástico y demencial como si los monaguillos y el cura se hubieran pasado con el vino de la celebración. Hasta la mitad todo es instrumental pero cuando entran la voz femenina un dolor intestinal se apodera de ti y debes evacuar rápidamente y de paso pedirles a los celadores de la residencia mental que por el amor de dios no dejen salir a la loca de la habitación. Los órganos catedralicios se encargan de llevar el resto de la “composición” a término con alguna fanfarria final mientras tú te tomas la medicación que estos músicos de San Petersburgo te han prescrito sin receta. De cualquier manera, el ansiolítico lo necesitarás sí o sí. 

La pieza final quizás la mejor y más entretenida, parte de una construcción similar con multitud de variedad de sonidos, entre clavecín, órganos, campanadas, sonidos híbridos de viento, percusiones y emuladores de sonidos acústicos. Pueden recordarte a veces a los Gryphon del “Red Queen” manteniendo las debidas distancias.  No le busques sentido a lo que oyes porque no lo tiene y quédate más bien con que es como una película sonora de Passolini, de David Lynch y sus ocurrencias o incluso del primer Fritz Lang y sus pesadillas fílmicas. Conste que oírlo entero tiene su “cosa” pero para unos pocos. 
Alberto Torró







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