Nacido en Mäntyharju (Finlandia) el 15 de Febrero del año 1945, el baterista y compositor Edward Vesala comienza a exponer su amplio abanico de agresiones unísonas, sincopadas y de diversa aplicación de recursos de libre concesión expresiva a lo largo de la década de los sesenta para grabar desde entonces una veintena de discos tanto con su nombre como co liderados y otros treinta como colaborador. En la década de los ochenta formó y dirigió el proyecto Sound & Fury. En un interesante documento auditivo de promoción extraído de una gira que S&F realizó por el Lejano Oriente el año 1997, Edward Vesala reconocía que poco después de empezar a dedicarse a la música, su interés se centraba mucho más en la composición que en la interpretación. Su compañera y arreglista en la última época, Iro Haarla, afirmaba que Vesala podía componer sobre cualquier instrumento y que no confinaba esta labor al piano. Y esta práctica dificulta mucho la escritura, pero a la vez enriquece el resultad
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OBLIVION SUN - The High Places (2013)
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Con una bonita y atrayente portada nos llega la segunda entrega de esta franquicia de los antiguos Happy The Man. El anterior sinceramente no era un trabajo deslumbrante y este tampoco lo va a ser, pero al menos lo considero quizás algo mejor que el anterior.
Me recuerdan aquí un poco a la banda de Bruford época Holdsworth guardando distancias claro. No son tan Jazz-rock como los británicos ni tampoco tan brillantes y originales, pero poseen cierto encaje instrumental como para acompañarlos en la escucha. Whitaker es un guitarrista de buena escuela y con un peculiar sonido que yo encuentro algo oscuro y distorsionado para mí gusto, pero aceptable.
“La marcha de los hombres champiñones” tiene algo de melodía familiar, la secuencia de notas y acordes son características de otros grupos similares. “Everything” es una pequeña balada acústica y poco más. Luego tenemos la marciana “Dead Sea Squirrels” con su riff algo hard y abrasiva guitarra aunque no terminan de despegar y se me hace algo mórbida y monótona. Lo mejor evidentemente son los 22 mtos en seis partes que dan título al disco. “Los lugares altos” tienen un poco de todo. Cierta animación a veces, voz lírica y tranquilona y momentos pianísticos de Frank Wyatt que son prácticamente lo mejor entre ciertas estructuras que recuerdan algo a su pasado. Cuando a veces Stan Whitaker mete el wah wah la cosa gana mucho al igual que ciertos pasajes de rítmica fluida, aunque el sonido en general me resulta algo más opaco en comparación con sus viejas composiciones. Los diferentes movimientos son más bien calmados y pocas veces animan la marcha que es donde vuelve a aparecer la solista de Stan y los acordes pianístico de Wyatt. La sección de ritmo cumple con el cometido que le han asignado, pero en un plano de acompañamiento algo previsible. Baterías indisciplinados que les guste “dar la nota” abstenerse. En general todo es agradable y como digo más bien tranquilo, pero con esa sensación de que “algo falta”. Demasiado discreto. Nada de riesgo o sorpresa. Dentro del límite de lo que puede resultar aburrido.
Es un álbum corto de 40 mtos. Probablemente cuestión preferible si no tenían una propuesta con más gancho y brillantez y por supuesto no son para oídos exigentes. Cumplen y nada más.
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