Encontrar a estas alturas de los tiempos algo de música que sea mínimamente interesante o que me alegre el día es una tarea cada vez más difícil. Conforme se envejece la cosa se complica más por esa especie de “deja vu” que tenemos los que llevamos escuchando patológicamente música desde el colegio y el pantalón corto. No es motivo de orgullo estar enganchado a nada en esta vida. Ni siquiera aquello que nos gusta tanto merece tantas horas y veneración. El mi caso reconozco que la mayor parte de la música que se hace no me interesa lo más mínimo. Aun así, también debo admitir que la otra pequeña parte, ese escaso 3 % de discos que salen al mercado junto al archivo histórico personal de cada uno nos salvan el culo y el estado anímico del hastío diario. Todo esto independientemente del gusto personal de cada uno naturalmente. El mío ya se limita a un círculo muy concreto de discos y casi siempre del mismo estilo. Que le vamos a hacer. No obstante, por otra parte reconozco que tocar e...
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THE DUST BOWL - Sangre Grande (2014 / MAGOFERMIN) (Rockliquias Bandas)
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El título puede parecer una localidad a las afueras del típico poblado de un spaghetti western. En la línea de Sad Hill (recomiendo el docu, por cierto), o el OK Corral. Pero resulta que es el nombre de una ciudad de Trinidad y Tobago. Y ellos, The Dust Bowl, llevan dando baliza sónica desde Zaragoza, cerca de diez años. Aglutinando todas las corrientes causticas que ha dado el rock a lo largo de su historia. Ahora los meten en el lote Stoner porque es lo que toca, pero diseccionando su sonido, encuentras classic hard rock, blues, garage, psicodelia, grunge y hasta rock progresivo, (su versión en vivo del "21st Century Schizoid Man" no deja impasible a nadie).
Ellos son José Ángel Navarro (voz, palmas, coros), César Royo (guitarras, slide, acústicas, órgano, flauta dulce, armónica y producción), Alejandro Viloria (bajo coros) y Manuel Navarro (batería, Djembe, percusión). Su primer disco fue "Beyond The Sun" (2011), en un explosivo menú plagado de sonidos abrasivos que me sorprendió y pinche a base de bien. Numerosos bolos después, confirman que el directo es su zona de confort, con una puesta bordeando la locura, entre los primeros The Who, MC5 y The Stooges. Cosa fina de ver.
En 2014 aparece "Sangre Grande" con la actitud acrecentada y la aptitud desarrollada. Si el debut es obligado, su continuación supera expectativas. Puede que esto sea apropiado para hacerte tu propio Paris - Dakar por el desierto de Los Monegros, escuchando "Diamond Eyes" a toda hostia. Pero está claro que The Dust Bowl saben de sus raíces 60s. Las voces recrean aquí el Swinging London a lo The Zombies o The Kinks. Con un mobiliario instrumental a base de cemento armado, equilibrando emotividad vocal.
"Apocalyptic Blue" es un híbrido monstruoso entre Black Sabbath y Clutch. Insisto en el cuidado de voces y adornos efectistas / efectivos que dan fluidez y magnetismo a la pieza. Cierto regusto fronterizo conlleva "Until the Morning Light", entre Los Bravos y Queens of the Stone Age......resultón eh? Y mola un rato. El doorsiano título es más que orientativo : "Open Up the Windows to your Mind" se adentra en la psicodelia sin prejuicios y sabiendo muy bien lo que hacen. Doy fe, que buenas conversaciones nocturnas musiqueras he tenido con su cantante, delante de unos chupitos. Son casi seis minutos bien desarrollados y que a la mitad elevan el voltaje sin perder el hilo melódico del comienzo. Una endiablada buena canción. "Bad Feeling" es una trotona pieza con feel 60s, desde The Beatles a Beach Boys bien actualizados por un baño fuzz bien generoso y arreglos inteligentes. El stoner rock pedregoso y lagartijero resuena en "Maserati" atronador y amenazante. Otro de los aspectos que definen a The Dust Bowl.
"Flow Down This River" es otro exponente de ésa habilidad natural que tienen enredando décadas, para dar con su propia cosecha. Casi crimsonianos a su manera los tenemos en "Golden Hammer", una sorpresa entre muchas, donde parece estar tocando Robert Fripp al lado de Five Horse Johnson o Crobot. La originalidad, que no les es escurridiza. Otra deliciosa y sofocante lisergia es "Agua de 1000 Cactus", con gilmouriana slide sobre hipnótica columna vertebral. Finalizamos con "Sangre Grande" (7'33), exhibiendo fuerza, poder y tremenda descarga decibelica de mala leche. Pero no conformes, añaden detalles, efectos, melodías subliminales y ambiente raruno en clara progresión. Sobran las palabras aquí. Porque éste instrumental mira de frente, con ese mal ceño que nos pone el cierzo, a los mismísimos Kadavar.
Un álbum enorme, que va pidiendo a gritos un nuevo hermanito. Su split - single del 2016 junto a The Dry Mouths (de Almería, la cosa va de desiertos y western films), resulta insuficiente para calmar el mono The Dust Bowl. Haganme caso y no se los pierdan por nada.
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