Entrada destacada
David Prescott – The Dreamer (1988/ DP -K7)
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
En la superficial década de los 80, la progtrónica se vio relegada a unas catacumbas expresadas en un formato, el cassette. Desde leyendas kraut como Conrad Schnitzler a anónimos solistas, abrazaron ése formato por barato y práctico. Hubo incluso sellos cassetteros especializados en el género. Ahí estaba el norteamericano David Prescott, que ya se había estrenado en 1986 con la home-tape álbum, "Electromagnetized".
Dos años después, con tan sólo un SCI Pro-One y un Korg Poly-800, editaría de igual modo "The Dreamer". Título que con los años ha sido varias veces reeditado en cd, en especial por el sello Auricle. Estaba compuesto de dos largos temas que homenajeaban la más genuina Berlín School 70s.
"Afloat" (29'42) deja entrever que con su parca producción y escaso equipo, no hace más que contribuir a una pureza de ideales propios de la inicial kosmische alemana. Algo que a la larga, beneficia a la obra. Acaso no era ésta la filosofía inicial de los pioneros kraut rock? Prescott se las arregla para emular a un Schulze o Froese desde el cuarto de estar de su casa. Y le sale muy bien la jugada. Con sabor a classic Tangerine Dream, pinturera secuenciación y descriptiva futurista de abstracción algo naif. Pero no exenta de encanto y magia. Introspección orbital que cambia a mitad de tema, sin abandonar nunca la "musique planante" en su más estricta acepción. Con bellos adornos secundarios y melodías improvisativas como mandan los cánones ortodoxos del género. En una imaginaría tercera parte de la suite, no abandona los dictados froesianos más clásicos. Ni que decir tiene que hacer esto en pleno 1988 era de tener más moral que el Alcoyano, pero eso suma puntos contra corriente, a una obra que ha envejecido muy bien. Aún existiría una cuarta parte de la pieza, (no acreditada), buscando momentos de sutileza clásica a lo Wendy Carlos. También al Vangelis de ésos días.
Damos la vuelta a la hipotética cinta C-60, y tenemos "Inferno" (26'57). Una belleza superlativa que reescribe el género sin ambición, pero con mucha inspiración y ganas de mantener viva la llama extinta del cosmic rock. Prescott lo hace espectacular, todavía mejor que en la anterior pieza, si es eso posible. Largas líneas de sintetizador libre que conjugan fantasía y misterio a partes iguales.
En definitiva, que con muy poco, se marca un excelente álbum, en su humilde condición de Juan Palomo. Sin grandes alardes, pero mucha motivación, pasión y amor por éstas músicas.
J.J. IGLESIAS
- Obtener enlace
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios
Publicar un comentario