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Elonkorjuu – Harvest Time (1972)

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 La década dorada de los setenta. Sí, considero que los setenta fueron la década más prolífica; la abundancia de bandas era evidente, visible tanto para los oídos como para el alma.  Sus comienzos, con estilos embrionarios, fueron adquiriendo sustancia con el paso de los años, dando lugar a una gran cantidad de bandas que deleitaron a aquellos ávidos de un sonido nuevo; una juventud descarriada y marginal, sin perspectivas de una vida buena y plena, buscaba en esta revolución sonora que irrumpió en aquellos años lejanos, su alimento, su fuerza emocional, mucho antes del punk rock, amigos míos.  Muchas bandas alcanzaron el éxito, popularizando el concepto de rock de estadio, conciertos faraónicos, estadios y gimnasios; el rock entrelazado con el mundo del espectáculo. Pero también existen bandas relegadas y olvidadas que cayeron en el olvido del rock. Sin embargo, no se equivoquen, no interpreten esto como incompetencia, como si las bandas hubieran fracasado en el seductor...

Graham Nash - Wild Tales (1973, Atlantic Records)

 Cuando la British Invasion se convierte en ley en los Estados Unidos con su sonido manchado de r&b, pop y blues, Graham Nash ya estaba ahí con los naturales de Manchester The Hollies. Tocaron todos los palos lógicos en el estirón de 1962 a 1968, momento en el que Nash se enrola dentro del supergrupo Crosby, Stills & Nash, mientras su banda continúa con irregulares resultados. Al tridente tras su debut se les une en oficialidad Neil Young, convirtiéndose el proyecto en CSN&Y. 



Cambio de hábitos, recreación de la música folk y de la tierra norteamericana, grandes creaciones musicales y una pegatina de grupo de culto diseñándose en la tienda de reprografía. La banda se transformará en Guadiana que sale a luz de tanto en tanto, en ocasiones recortando sus filas; Graham, por su parte, pone a la venta junto al sello Atlantic en el 71 Songs For Beginners, algo así como una tabula rasa que no era tal. De cualquier manera, debido a una acogida calurosa por parte de su parroquia de melómanos, Nash continúa la recta con Wild Tales. 

Sin espasmos, ajeno a las bravatas, el músico graba aquí guitarras, teclados, armónicas y voces, permitiendo a la postre colaboraciones de relumbrón: Joni Mitchell, David Crosby o Tim Drummond son sólo tres de una lista que supera la decena de nombres. “Wild Tales” trae la conciencia positiva que a los problemas responde con frases como «está bien, tómalo como viene» o «encontrarás un camino para llegar hasta allí». El Bob Dylan sudista enmarca influencia para la armónica de “Hey You (Looking At The Moon)”, canción amamantada con mucho de lo grabado hasta entonces por The Flying Burrito Brothers. 



En “And So It Goes” se sienten las cuerdas vocales de su amigo Crosby, con el que mejores migas haría en su anterior estancia. Pop a la vieja usanza lo sirve en mantel limpio “Grave Concern” y algo del primer Donovan lagrimea “Oh! Camil”. Por cierto, vale la pena hacer un pacto con Mefistófeles por el secreto de ese piano eléctrico de “Another Sleep Song”.

por Sergio Guillén

sguillenbarrantes.wordpress.com


 







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