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  No soy muy proclive al prog moderno, aunque reconozco que a veces hay cosas interesantes. Una de las peculiaridades del estilo es que con los años se ha ido abriendo cada vez más por cauces más variados, eso que llamamos ecléctico que bien puede acabar en un puzzle indefinido o en un nuevo resultado de la química sonora. Como ya dije la semana pasada en los tiempos distópicos y desagradables que por desgracia nos tocan vivir, es fácil encontrarnos con músicas que así lo reflejan. Cada vez la música es más áspera y más infeliz y uno que contempla la degradación humana a diario y el camino hacia la locura que tanto por  la política deshumanizada del negocio y poder, así como por la disminución de inteligencia global y aumento de la maldad en el planeta se da cuenta que ya no hay vuelta atrás. Cada día será peor que el anterior, bien sea por el clima y cambios naturales o por guerras en todos los frentes. No me toca decir a mí si la inteligencia artificial será algo mejor o peo...

CECIL LEUTER - Pop Electronique (1969 / Neuilly) (SERIE PIONEROS)

 "Les Sons Electroniques de Cecil Leuter", subtitulaban a éste álbum en plena euforia moogexploitation, en los finales 60. Nacido en Rouen, Normandía,  Roger Roger (1911-1995), adoptó el seudónimo de Cecil Leuter  (también Eric Swan), para sus proyectos electrónicos. 


Compositor francés de total entorno familiar clásico, su padre era director de orquesta y estudió al lado de Claude Debussy. A pesar de esto, o precisamente por ello, Leuter fue uno de los primeros junto a Pierre Henry y Jean-Jacques Perrey en experimentar con el modular Moog. Muy influido por Ravel, descubrió a Gershwin, Kern o Porter y comenzó su carrera discográfica en la década de los 50. "Pop Electronique" es otro de ésos maravillosos artefactos que se abrían al inmenso mundo electrónico que desperezaba intuiciones en esos finales 60. Constaba de 14 piezas numeradas, 7 por cara, de no más de 3 mts. En las que los sonidos del momento se mezclan con sorprendente naturalidad junto a la naciente electrónica,  que por entonces tendía a verse como algo exótico,  cuando no excéntrico, y altamente futurista. A éste respecto, su portada es una pequeña obra de arte.

"Pop Electronique #1" se rodea de instrumentación rock, fuerte apoyo percusivo y devaneos del Moog  para un envoltorio sixtie de fondo musical para boutiques de moda o night clubs lanzados. Un "proto-Hallogallo", si lo analizas fríamente.  De hecho "#2" podría ser Can con un Irmin Schmidt gamberro y el comienzo de una larga y delirante exposición jam. La corta duración de los temas sólo nos da pie a la hipótesis. La guitarra eléctrica sí que recuerda a Michael Karoli en "#3", mientras la sección de ritmo rockea  y los "disparos" sintetizados del modular le dan su toque avanzado. Suena deliciosamente naif, pero mola si te van éstos arcaicos artefactos. "#4" exhibe bajo dominante y casi de "estética Squire", en un tema muy melódico,  groovy y perfecto para alegrar un paseo callejero por Carnaby Street en esos mismos días. El sonido Swingin' London es absolutamente atrapado por éste músico clásico,  lo que no deja de tener su mérito. Y en "#5", ráfagas casi secuenciales (muy básicas), son añadidas a un entorno rock habitual en la época. Ahora se usa como guía melódica una flauta en "#6", para que la ambientación quede perfectamente ensamblada en su tiempo. Se diría que esto fuera obra de algún combo beat de la Londres de los 60, en vez de por un serio músico clásico francés.  "#7" continúa usando la travesera,  pero de alguna forma, adelanta maneras que se verán presentadas con más abstracción y perspectiva psicotrópica en el kraut rock de los próximos años.

La segunda cara nos presenta otro punto de vista diferente. Quizá más acorde con nuestros gustos e intereses. La rítmica computerizada de "#8" sugiere más ánimo experimental y podría pasar por un valiente ensayo berlinés,  de algún sintetista de élite. Muy interesante a éste respecto el estudio rítmico desplegado para "#9". Éste lado del álbum  tiende hacia un análisis experimental más acusado, quizá menos superficial y frívolo que la A. Como demuestra "#10", incidiendo en ésa nueva táctica de sólo - Moog piezas, con avanzados resultados. Muy por delante de 1969. Hasta el punto de que en "#11" podría pasar por ensayos de Schnitzler, Moebius/Roedelius, Fricke o cualquier producto de la Plank factory. "#12" añade ritmo bateristico  cercano al motorik, y  su afán investigador persiste sin disimulo y hasta atrevimiento. La más conseguida en éste aspecto me parece "#13", por su extrañeza rítmica y melodía gamelan. Mientras que la final "#14" está adelantando bases techno desde parámetros básicos,  pero de indudable premonición


Un disco esencial en una colección de proto-electrónica, y  del que un original no baja de los 200 pavos. Prueba de su demanda por las nuevas generaciones.

J.J. IGLESIAS


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