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Panna Fredda - Uno (1971)

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 Hay discos que no nacen: se invocan. Uno de Panna Fredda es un espejo roto donde se refleja el fin de la inocencia prog. Es el sonido de un grupo que vio el fuego de los 60 apagarse y decidió prender su propio incendio, aunque fuera el último. Aquí no hay paz ni complacencia: hay Mellotrones como cuchillas, voces que parecen oráculos y guitarras que cortan el aire como un ritual de medianoche. Si el rock progresivo italiano tuvo un momento oscuro, fue este. Y se siente glorioso. Cuando salió en 1971, Uno fue como un conjuro lanzado en una plaza vacía. Pocos lo escucharon. Menos aún lo entendieron. El disco quedó flotando en el limbo, mientras las luces de los 60 se apagaban y el rock italiano se metamorfoseaba en algo más grande, más extraño. Panna Fredda no tuvo tiempo de convertirse en leyenda en su momento: el servicio militar, la censura y la maquinaria de la industria los trituraron antes de que el humo se disipara. Pero los discos malditos no mueren, solo esperan. Con los añ...

SCHERZOO VOL 2 (2012)

 Entre estos días de calor agobiante, noches próximas a una sesión de sauna, el virus galopando libremente entre multitud de idiotas agolpándose y la mascarilla que ya forma parte de nuestra lencería íntima y gayumbera (slip para los de fuera) lo cotidiano está más cercano a una pesadilla que a un plácido verano. El aire acondicionado y los ventiladores a toda pastilla y los estornudos también. Ya para colmo de masoquismo escuchando zeuhl para acentuar el martirio. Si al menos me hubiese dado por una inofensiva sinfonía o una inocente banda acústica de folk, pero no: Scherzoo sin vaselina para que no resbale. Para colmo son fechas donde la madre de todas las vagancias se apodera de uno sin esfuerzo y la abulia ilumina los puntos álgidos del día donde casi lo más interesante es una ducha fría o una sentada en el trono tocando las narices por wassap o facewook. 


Puesto en la tarea, no sin esfuerzo titánico que conste, me he escuchado el siguiente volumen de esta banda francesa, sin tantos analgésicos como el primero, todo hay que decirlo. Ellos mismos se definen con el paquete completo como “nuevos movimientos musicales del jazz, la fusión, jazz-rock, zeuhl, rock en oposición y rock progresivo”. En todo de acuerdo.

 La primera “Ying/Yang” (7.37) me ha parecido un atractivo ejercicio sonoro buscando diferentes sonidos entre la interacción instrumental en general bastante compleja y principalmente los originales y agudos sonidos de teclado. “02” (8.04) se abre con esa pesadez martilleante en la forma que tanto gusta al señor Fripp y su obsesiva guitarra. Todo en la vanguardia prog y en aquellos caminos que Frank Zappa marcó a finales de los años 60 con sus M.O.I en lo que en realidad no pertenecía a ningún estilo concreto. La “genialidad” de la oposición rock vino después. La cacofonía de metales y resto de solistas sacudiendo está perfectamente estructurada aunque no lo parezca y acompaña a la sesión de latigazos y a la inmolación del oyente con ardor guerrero. “M.A.Suite” (7.52) se compone nuevamente de enrevesada construcción y complejas tonalidades. Otra vez los Mothers vienen a mi memoria, naturalmente sin aquel sonido casposo de la época, pero la base musical tiene muchas similitudes. 

“Six feet Under” (7.01) es más de lo mismo, acordes raros y cortantes, ritmos obsesivos a la King Crimson intermedia y para utilizar abanico, aunque estés con el aire acondicionado. “Invasión” (4.47) no llega a tanto pero naturalmente no encontramos ni un solo atisbo melódico para hacer más cómoda la digestión sino todo lo contrario. Un monje de clausura disfrutaría con esto hasta hacerse la espalda un reguero de llagas sanguinolientas. 


“Breaking Bad” (6.06) pues ya veo que se vieron la famosa serie y que mejor música que la suya como inspiración. Entretenida pieza que gana en actividad y dispersión de sonoridades. “Vingt – Trois” (4.20) dale que te pego Robert fripp. “18H9” (5.24) cierra esta amarga experiencia sonora que volverá locos a los que ya estén jodidos de la cabeza. En general por ahí están el fantasma de Elton Dean, el perillas de Baltimote y parte del jodido cerebro de Fripp, más la cosecha francesa que siempre tienen algo que decir. Si has aguantado el primero este mejor que narices. A ver si van a ser más raritos que yo. De eso nada.

Alberto Torró



 







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