Hay discos que no nacen: se invocan. Uno de Panna Fredda es un espejo roto donde se refleja el fin de la inocencia prog. Es el sonido de un grupo que vio el fuego de los 60 apagarse y decidió prender su propio incendio, aunque fuera el último. Aquí no hay paz ni complacencia: hay Mellotrones como cuchillas, voces que parecen oráculos y guitarras que cortan el aire como un ritual de medianoche. Si el rock progresivo italiano tuvo un momento oscuro, fue este. Y se siente glorioso. Cuando salió en 1971, Uno fue como un conjuro lanzado en una plaza vacía. Pocos lo escucharon. Menos aún lo entendieron. El disco quedó flotando en el limbo, mientras las luces de los 60 se apagaban y el rock italiano se metamorfoseaba en algo más grande, más extraño. Panna Fredda no tuvo tiempo de convertirse en leyenda en su momento: el servicio militar, la censura y la maquinaria de la industria los trituraron antes de que el humo se disipara. Pero los discos malditos no mueren, solo esperan. Con los añ...
Obtener enlace
Facebook
X
Pinterest
Correo electrónico
Otras aplicaciones
ZAMLA MAMMAZ MANNA - Familjesprickor (1980)
Obtener enlace
Facebook
X
Pinterest
Correo electrónico
Otras aplicaciones
He de reconocer que el nombrecito del disco se las trae. Tengo que deletrear para escribir el título correctamente. Es curioso que conforme ZMM avanzan en el tiempo su música es más jodidamente complicada.
De todos los trabajos hasta ahora comentados este puede que sea el más interesante en términos de música pura. Aquí ya están muy cerca de Henry Cow, los últimos Egg e incluso Magma. El estilo es a veces bastante más extremo y difícil, pero por otra parte no pierden cierto atisbo melódico y organizado mucho más asequible que los despiadados Henry Cow o Art Zoyd y ya no digamos Univers Zero que a veces hielan la sangre entre lo incomprensible y fúnebre. Juro que lo he intentado con todos ellos y conste que los Henry Cow me gustan bastante por su proximidad al Canterbury, pero en general con otros me ocurre como con el insufrible Schoenberg y con su famosa escuela de Viena o con los aburridos vanguardistas, serialistas y aleatorios de mediados de siglo XX que incluido el último Zappa, son insoportables.
La música de estos suecos es tan impredecible como cabría esperar de un grupo de Rock in Opposition pero no llega a lo inasequible en términos de audición. No han perdido del todo su gusto por lo circense y animado teñido de folk marciano, pero lo mejor de todo es que instrumentalmente han subido mucho el nivel y las composiciones están como mucho más elaboradas. Que haya músicas pesadas no quiere decir que haya que tener miedo a lo complicado: Magma por ejemplo son difíciles y raros, pero están tocados por la gracia divina y por lo fascinante. Sin embargo, la otra cara de lo vanguardista es el aburrimiento y la pesadez y si además al menos no hay algo de humor o sentido del absurdo, asistimos a un velatorio. La música puede ser todo lo difícil que queramos, pero debe tener alguna chispa y algún atractivo. Si le dices esto a un engreído snob contemporáneo te llamará ignorante con toda seguridad. A mí me ha pasado y no es nada extraño ni molesto. Los raritos es un mundo aparte, aunque a decir verdad casi todos los que estamos metidos en la música lo somos de alguna manera. Hay que admitirlo.
Los Zamla han conseguido aquí un disco vigoroso, las críticas lo definen como el mejor y probablemente lo sea. Tanto el guitarrista Eino como el teclas Hollmer hacen diabluras: la estupenda “Smedjan”. El tándem rítmico corre a la par y es que la música se ha acelerado, ha cobrado mayor brillantez y pulso. El trato vocal está más “musical” propiamente dicho. No hay tanto gamberrete de taberna como en otras ocasiones salvo en alguna cosa: “Tralen”. Las referencias a los Mothers más instrumentales también se pueden apreciar. Como curiosidad algunas partes del álbum fueron grabadas en vivo. Un buen disco en una época difícil. De todas formas, a los “opposition” no les afectaban en absoluto las modas y los tiempos. Como debe ser.
Comentarios
Publicar un comentario