Un viejo conocido de nuestra sección electrónica, con su obligado primer álbum del proyecto Stardrive , que ya reseñamos por aquí. Robert Mason fue alumno de la Julliard School, además de la Princeton Electronic Music Center. Así que su preparación fue concienzuda. Además, era constructor de sus propios modulares en primitiva, pero eficaz polifonía. Gracias a esto, conseguiría su propio sonido, sin tener que caer en texturas generalizadas por las grandes marcas de sintetizadores. En aquel debut de 1973, contó con músicos de sesión de altos vuelos, como Stephen Gadd o Michael Brecker. En este segundo asalto se lo piensa mejor y acorta gastos. Aunque no está precisamente, rodeado de músicos incapaces. Howard Rego sustituye a Gadd en la batería, que ya es sustituir. Mientras permanecen de la anterior formación, Jaime Austria al bajo y Harvey Sarch en la guitarra. Prescinde de percusionisita y vientos. Probables mejorías en su prototipo quizá le impulsaron al r...
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ZAMLA MAMMAZ MANNA - Familjesprickor (1980)
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He de reconocer que el nombrecito del disco se las trae. Tengo que deletrear para escribir el título correctamente. Es curioso que conforme ZMM avanzan en el tiempo su música es más jodidamente complicada.
De todos los trabajos hasta ahora comentados este puede que sea el más interesante en términos de música pura. Aquí ya están muy cerca de Henry Cow, los últimos Egg e incluso Magma. El estilo es a veces bastante más extremo y difícil, pero por otra parte no pierden cierto atisbo melódico y organizado mucho más asequible que los despiadados Henry Cow o Art Zoyd y ya no digamos Univers Zero que a veces hielan la sangre entre lo incomprensible y fúnebre. Juro que lo he intentado con todos ellos y conste que los Henry Cow me gustan bastante por su proximidad al Canterbury, pero en general con otros me ocurre como con el insufrible Schoenberg y con su famosa escuela de Viena o con los aburridos vanguardistas, serialistas y aleatorios de mediados de siglo XX que incluido el último Zappa, son insoportables.
La música de estos suecos es tan impredecible como cabría esperar de un grupo de Rock in Opposition pero no llega a lo inasequible en términos de audición. No han perdido del todo su gusto por lo circense y animado teñido de folk marciano, pero lo mejor de todo es que instrumentalmente han subido mucho el nivel y las composiciones están como mucho más elaboradas. Que haya músicas pesadas no quiere decir que haya que tener miedo a lo complicado: Magma por ejemplo son difíciles y raros, pero están tocados por la gracia divina y por lo fascinante. Sin embargo, la otra cara de lo vanguardista es el aburrimiento y la pesadez y si además al menos no hay algo de humor o sentido del absurdo, asistimos a un velatorio. La música puede ser todo lo difícil que queramos, pero debe tener alguna chispa y algún atractivo. Si le dices esto a un engreído snob contemporáneo te llamará ignorante con toda seguridad. A mí me ha pasado y no es nada extraño ni molesto. Los raritos es un mundo aparte, aunque a decir verdad casi todos los que estamos metidos en la música lo somos de alguna manera. Hay que admitirlo.
Los Zamla han conseguido aquí un disco vigoroso, las críticas lo definen como el mejor y probablemente lo sea. Tanto el guitarrista Eino como el teclas Hollmer hacen diabluras: la estupenda “Smedjan”. El tándem rítmico corre a la par y es que la música se ha acelerado, ha cobrado mayor brillantez y pulso. El trato vocal está más “musical” propiamente dicho. No hay tanto gamberrete de taberna como en otras ocasiones salvo en alguna cosa: “Tralen”. Las referencias a los Mothers más instrumentales también se pueden apreciar. Como curiosidad algunas partes del álbum fueron grabadas en vivo. Un buen disco en una época difícil. De todas formas, a los “opposition” no les afectaban en absoluto las modas y los tiempos. Como debe ser.
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