El caso de Kurt Vanderhoof es especialmente único. Viniendo de los USA thrashers 80s, Metal Church, sabe perfectamente cómo discernir y separar su otro gran amor, el classic prog rock. No todos saben. La mayoría caerían en la fácil trampa del metal pro-agresivo. Con los años, he llegado a la conclusión de que es metal de calidad, con algún elemento prog. Dependiendo bandas. Pero no pura sangres. Presto Ballet es un instrumento eficaz para su dueño, desde el 2005. Veinte años después, "Dreamentia" es su sexto álbum. En los 70 había bandas que podían editar más de 10 discos en una década. El ritmo productivo ha bajado porque son otros (jodidos) tiempos. Nunca ha bajado el listón éste grupo. Que se mueve entre el hard prog y el pomp, como pez en el agua. A la guitarra de Vanderhoof, poco solista pero muy, muy rítmica, se le suma en protagonismo la voz de Scott Albright, (a veces con Savatage). Los teclados de Kerry Shacklett tampoco dejan indiferente, si...
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ZAMLA MAMMAZ MANNA - Familjesprickor (1980)
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He de reconocer que el nombrecito del disco se las trae. Tengo que deletrear para escribir el título correctamente. Es curioso que conforme ZMM avanzan en el tiempo su música es más jodidamente complicada.
De todos los trabajos hasta ahora comentados este puede que sea el más interesante en términos de música pura. Aquí ya están muy cerca de Henry Cow, los últimos Egg e incluso Magma. El estilo es a veces bastante más extremo y difícil, pero por otra parte no pierden cierto atisbo melódico y organizado mucho más asequible que los despiadados Henry Cow o Art Zoyd y ya no digamos Univers Zero que a veces hielan la sangre entre lo incomprensible y fúnebre. Juro que lo he intentado con todos ellos y conste que los Henry Cow me gustan bastante por su proximidad al Canterbury, pero en general con otros me ocurre como con el insufrible Schoenberg y con su famosa escuela de Viena o con los aburridos vanguardistas, serialistas y aleatorios de mediados de siglo XX que incluido el último Zappa, son insoportables.
La música de estos suecos es tan impredecible como cabría esperar de un grupo de Rock in Opposition pero no llega a lo inasequible en términos de audición. No han perdido del todo su gusto por lo circense y animado teñido de folk marciano, pero lo mejor de todo es que instrumentalmente han subido mucho el nivel y las composiciones están como mucho más elaboradas. Que haya músicas pesadas no quiere decir que haya que tener miedo a lo complicado: Magma por ejemplo son difíciles y raros, pero están tocados por la gracia divina y por lo fascinante. Sin embargo, la otra cara de lo vanguardista es el aburrimiento y la pesadez y si además al menos no hay algo de humor o sentido del absurdo, asistimos a un velatorio. La música puede ser todo lo difícil que queramos, pero debe tener alguna chispa y algún atractivo. Si le dices esto a un engreído snob contemporáneo te llamará ignorante con toda seguridad. A mí me ha pasado y no es nada extraño ni molesto. Los raritos es un mundo aparte, aunque a decir verdad casi todos los que estamos metidos en la música lo somos de alguna manera. Hay que admitirlo.
Los Zamla han conseguido aquí un disco vigoroso, las críticas lo definen como el mejor y probablemente lo sea. Tanto el guitarrista Eino como el teclas Hollmer hacen diabluras: la estupenda “Smedjan”. El tándem rítmico corre a la par y es que la música se ha acelerado, ha cobrado mayor brillantez y pulso. El trato vocal está más “musical” propiamente dicho. No hay tanto gamberrete de taberna como en otras ocasiones salvo en alguna cosa: “Tralen”. Las referencias a los Mothers más instrumentales también se pueden apreciar. Como curiosidad algunas partes del álbum fueron grabadas en vivo. Un buen disco en una época difícil. De todas formas, a los “opposition” no les afectaban en absoluto las modas y los tiempos. Como debe ser.
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