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Love Live Life – 殺人十章 = 10 Chapters Of Murder (1972)

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 No hay duda alguna que la visión de los japonés en los 70’s siempre ha sido algo digno de apreciar, hoy en día cualquier manifestación que deslumbra Japón en cuestiones de ARTE logra ser algo memorable, freak y hasta de una delicadeza bárbara. Este álbum es justamente eso, y me gustaría que ustedes puedan apreciar un poco más de esa performance que solo Japón sabe manifestar en su música.10 Chapters Of Murder - from Colin Wilson's Encyclopaedia of Murder es un álbum singular, quizás no logre ser extremadamente avant-garde pero logra llegar a un punto muy alto dentro de su concepto y se vuelve una experiencia fascinante.   Debo confesar que este álbum es una obra aun "fresca" para mis oídos y todavía no salgo por completo de su performance, sin embargo para mí esto es toda una aventura sonora al extremo pues es como navegar por ríos peligrosos, en si una verdadera experiencia. Si bien sabemos que los "conceptos artísticos" de los japoneses en ocasiones son bizar

LE ORME - Smogmagica (1975)

A partir de este año y durante los siguientes discos, Le Orme se formarían como cuarteto más o menos estable que incluye un instrumento más con guitarra solista. En este caso sería Tolo Marton, un reputado guitarrista que venía del rock y la fusión pero que a mi parecer no pega mucho con el estilo del grupo y endurece las lindezas compositivas del delicado Tagliapietra. 


Por otra parte, sin embargo, este es un disco demasiado escorado hacia el pop facilón y alguna monería, algo extraño porque estamos en 1975 y aún faltaban unos años para la superficialidad y la tontería. Tampoco me atrevería a decir que es un mal disco, no creáis y viniendo de una banda italiana más bien “tranquila” y sin histerias instrumentales, debes olvidarte de tus “elevados” prejuicios y dejarte llevar. Un error habitual que cometíamos los “sinfónicos jóvenes” de aquella época, hablo en parte por mí, desde luego, y también debido a los limitados cauces de experiencia sonora que por edad teníamos. Dicho de otra manera, estábamos un poco verdes y todo lo que estuviese por debajo de nuestras tres o cuatro idolatradas bandas, nos parecía una mierda hablando claro. Atrevida ignorancia que los años van corrigiendo y un mayor conocimiento musical y sabiduría te van haciendo más sensato y prudente. Muchas de las cosas de aquella época que me parecían mediocres o malas, ahora incluso las escucho con agrado. Dilatación de esfínter o síndrome de abuelo bondadoso y pasota me da igual. Claro que la comparación con ahora y con la bazofia que sale hoy, hace buena cualquier cosa de antaño. Estás viejo Alberto. A todos nos toca. Cuestión generacional pero también fino olfato…jejeje.    
           
                                                                                             Este disco se grabó en Los Angeles. Como otros compatriotas suyos volaron allende mediterráneo llevando los perfumes de Italia y colocando a su país en un referente en este estilo de música. El propio Paul Whitehead autor de las portadas de Genesis y de Van Der Graaf Generator les hace el cover art. No será la única vez como veremos más adelante. Pero el dilema que se nos queda después de un par de escuchas, es que no es un disco prog. Es un disco de canciones bien cuidadas con buen aditamento de teclados y un mensaje amable musicalmente hablando. En realidad, casi todos los discos de Le Orme lo son. Algo “molto particolare” ya sabes, tómalo o déjalo, pero es así.


El inicio de los 7 minutos de “Los Angeles” nos confunde completamente con una guitarra blues rock fuera de tiesto, aunque la cosa se centra a mitad y pronto las baladas made Tagliapietra se van intercalando y Pagliuca mima el sintetizador y el mellotrón. El sinfónico y el hard en esta ocasión chocan un poco y la pieza suena un poco-bastante “americanizada”. No pasa nada. “Amico di ieri” vuelve a los Orme de siempre con tranquilos y bonitos pasajes melancólicos. La festiva y algo horterilla “Ora o mai piu” nos descoloca pero el sinte tiene su gancho. “Laserium Floyd” ya dice lo que es. Pero aburre, parece un trozo suelto sin continuidad y aunque breve resulta monótono e insípido.  “Primi passi” parece sacada de los sesentas, simplona e inofensiva. Peligrosamente cercana a festivales y con cierto sabor a costa oeste. “Immensa distesa” es puro Orme intimista de canción tristona con rasgado acústico que roza la ternura como siempre que se ponen moñas. Pero es bonita y no tiene contraindicaciones ni efectos secundarios. Todo es corto, muy breve, muy sencillo. “Amante de citta” es algo inconcebible fuera de lugar. El riff y sinte lo arreglan un poco al final. Tutto es brevíssimo. La naiff  “el hombre del pianito” podría cantarla Torrebruno o Nicola Di bari sin problemas. Me lo tomo a bien y un poco a risa, pero se lo perdono por encantador y chorras. “Laurel Canyon” es un rock blues porque ese día los chicos estaban divertidos y de buen humor.  Nada que ver con Le Orme. Es algo como la Barros Blues Band (mi actual banda) que con cuatro cervezas y yo haciendo un “calvo” desde la batería nos partimos la caja de risa. 
Alberto Torró





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