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MANFRED MANN'S EARTH BAND - Nightingales & Bombers (1975 / Bronze)

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 Muy activo en la vorágine beat de los 60 y procedente de Sudáfrica, Manfred Mann toma su primer punto de contacto con el rock progresivo en 1969, con Manfred Mann Chapter Three. Soberbia brass band jazz rock de efectividad certera en sus dos propuestas para Vertigo.  En el 72 reaparece, ya sin vientos y reafirmando el prog rock, con sus nuevos Manfred Mann's Earth Band. Si bien el debut de 1972 no sugiere gran cosa, los siguientes lanzamientos van subiendo peldaños de una calidad indiscutible y en mi opinión,  entusiasmante. "Glorified Magnified" (72), "Messin" (73), "Solar Fire" (73), "The Good Earth" (74).......Mon dieu qué discazos! Se muestran imparables como una sólida formación con los conceptos estilísticos muy claros y un directo abrasador. Tengo un bootleg de 1975, "Quinn the Escimo", que es oro puro y un valioso documento de cómo se las gastaban en vivo. Nunca editaron un live oficial, así que su valor documental es incal...

Vanderhoof – A Blur In Time (2002) (Steamhammer / SPV GmbH)

 A Kurdt Vanderhoof se le empezó a conocer en el mundo musical facturando un estilo lejano a su posterior heavy metal, ya que sus primeros pinitos con cierta relevancia fueron militando en las filas de los punk-rockeros The Lewd. Pero sería la banda que fundo en 1983 con Kirk Arrington, Metal Church, la que le llevó a la auténtica repercusión dentro del movimiento metálico. Tras esta agrupación nacerían otras que como puedes imaginar acaban cerrando el periodo con una última creación: el conjunto Vanderhoof. Otra vez con Arrington como compañero de estudio, Kurdt publica en el 97 un disco debut que obtuvo críticas muy alentadoras. Cinco años después, con la lección aprendida y lleno de ganas de sorprender a su público, el proyecto regresa para tomar las riendas de la industria y cabalgar a su antojo –algo que finalmente quedaría cual delicatessen puntual–.



En este álbum de Vanderhoof podrás hallar una extensa lista de influencias y diferentes formas de entender el rock. “30 Thousand Ft.” está en la onda de aquel Ozzy Osbourne ochentas, de aquellas composiciones que le alejaban de su pasado junto a Black Sabbath y empezaban a dar un nuevo color a su carrera. El grupo sigue aquí esas premisas, así mantiene una calmada base melódica que estalla en un estribillo pegadizo, un coro seguido de cerca por el importante trabajo que realizan las teclas de Brian Cokeley. “Electric Love Song” aletea cierto sabor clásico pero, aunque a veces no lo parezca, se acerca mucho a grupos de metal melódico y cuidadas progresiones como Winter Rose o Sharon.



El carácter acústico con sorpresa eléctrica te espera en “High St.”, con un Drew Hart que sabe hacer trabajar a sus cuerdas vocales, consiguiendo con cada pasaje que un sentimiento muy especial le recorra la espina dorsal. Los aspectos progresivos y con ramalazos a Saga o Styx inundan “Un-Changed”, mientras que la balada-medio tiempo con cuerdas de esperanza se esconde tras “Brand New Light”. Así hasta cubrir un tracklist de once canciones, todas llenas de magia, todas rebosando amor por la música original.

por Sergio Guillén Barrantes



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