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Troya - Point of Eruption (1976)

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Alemania es un universo sonoro por descubrir. Por ello, el título " Luz sobre el Rock Oscuro " debería ser acogido con entusiasmo por los audiófilos que no se conforman con la música y las bandas comerciales y aptas para la radio.  Y, a partir de esta exploración sonora, siempre nos planteamos la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que bandas con tanto talento, sentimiento y calidad publiquen tan pocos discos, tengan una trayectoria tan corta y luego desaparezcan? Aunque es una pregunta sencilla y directa, es muy compleja y da pie a diversas especulaciones: sonido incomprendido, falta de atractivo comercial, mensajes líricos poco convencionales, etc.  Lo cierto es que, por desgracia, la música rock ha sufrido durante décadas la enfermedad del conservadurismo, y sus diversas encarnaciones no se consideran una expresión artística y, como tal, no merecen ser "evocadas" en sus diversas personificaciones.  Pero, por otro lado, debemos venerar a los sellos pequeños, a la...

Vanderhoof – A Blur In Time (2002) (Steamhammer / SPV GmbH)

 A Kurdt Vanderhoof se le empezó a conocer en el mundo musical facturando un estilo lejano a su posterior heavy metal, ya que sus primeros pinitos con cierta relevancia fueron militando en las filas de los punk-rockeros The Lewd. Pero sería la banda que fundo en 1983 con Kirk Arrington, Metal Church, la que le llevó a la auténtica repercusión dentro del movimiento metálico. Tras esta agrupación nacerían otras que como puedes imaginar acaban cerrando el periodo con una última creación: el conjunto Vanderhoof. Otra vez con Arrington como compañero de estudio, Kurdt publica en el 97 un disco debut que obtuvo críticas muy alentadoras. Cinco años después, con la lección aprendida y lleno de ganas de sorprender a su público, el proyecto regresa para tomar las riendas de la industria y cabalgar a su antojo –algo que finalmente quedaría cual delicatessen puntual–.



En este álbum de Vanderhoof podrás hallar una extensa lista de influencias y diferentes formas de entender el rock. “30 Thousand Ft.” está en la onda de aquel Ozzy Osbourne ochentas, de aquellas composiciones que le alejaban de su pasado junto a Black Sabbath y empezaban a dar un nuevo color a su carrera. El grupo sigue aquí esas premisas, así mantiene una calmada base melódica que estalla en un estribillo pegadizo, un coro seguido de cerca por el importante trabajo que realizan las teclas de Brian Cokeley. “Electric Love Song” aletea cierto sabor clásico pero, aunque a veces no lo parezca, se acerca mucho a grupos de metal melódico y cuidadas progresiones como Winter Rose o Sharon.



El carácter acústico con sorpresa eléctrica te espera en “High St.”, con un Drew Hart que sabe hacer trabajar a sus cuerdas vocales, consiguiendo con cada pasaje que un sentimiento muy especial le recorra la espina dorsal. Los aspectos progresivos y con ramalazos a Saga o Styx inundan “Un-Changed”, mientras que la balada-medio tiempo con cuerdas de esperanza se esconde tras “Brand New Light”. Así hasta cubrir un tracklist de once canciones, todas llenas de magia, todas rebosando amor por la música original.

por Sergio Guillén Barrantes



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