La fusión de dos de sus miembros daría lugar al nombre que terminó adquiriendo esta alianza, John Mark y Johnny Almond, músicos que comenzaron su vida en ambientes diferentes pero que por casualidad acabarían conociéndose en 1969 cuando trabajaron en la grabación de 2 álbumes del inagotable John Mayall, una vez terminada la época de los Bluesbreakers. Es allí donde John y Johnny se dieron cuenta de la buena conexión que había entre ellos, no tardaron en decidir que debían unir fuerzas y dar forma a una criatura que se llamaría Mark Almond, no fueron muy originales. Retrocediendo algo en el tiempo puedo decir que los primeros escarceos de John Mark arrancan en 1963 grabando un disco con otro miembro que luego pertenecería a la banda de Cat Stevens. También acompañó a Marianne Faithfull en sus grabaciones y conciertos ya en 1965, con ella escribió y realizó arreglos en varias de sus canciones. Tres años después fundó una agrupación y llegó a registrar con ellos una única grabación, ...
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MANNA/MIRAGE: Blue Dogs (2015) (Canterbury Ways)
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Ya os hable de los Muffins en su momento y de su canterburiano primer álbum y también de su creciente evolución hacia la vanguardia del Rock In Oposition. Esta nueva entrega despista porque han cambiado su nombre de grupo por el título de su primer trabajo de 1978. Esta revitalización de tres de sus miembros originales con Dave Newhouse como líder a las teclas nos retrotrae en parte al estilo más “accesible” de sus inicios y también a un acercamiento hacia un jazz llamémosle más “convencional” tipo Nucleus o los últimos Soft Machine.
Desde la primera pieza “Canterbury bells” intentan declarar abiertamente el sabor original (sin conseguirlo del todo). No obstante ahora ya son puro jazz y no complican tanto la mente del oyente. Siguen esos vientos característicos de los cuales beben también y mucho, de los Mothers originales. La música suena como más urbana y frívola, más americana si me lo permiten sus señorías, pero sin las ensoñaciones de psicodelia-fusion-jazz british de aquel Manna/Mirage original y más como continuadores del legacy soft machinero. No tienen nada de estándar no os confundáis por mis palabras pero también tiene algo que no contiene aquella magia. La edad…? Y su asentamiento formalista…? puede ser. Hay partes que intentan pellizcarnos del recuerdo como el órgano-piano de “Blind Eye” y una escandalosa y áspera guitarra fuera de tono (totalmente adrede claro) en aras del free.
Los temas se suceden como una escueta orquesta de cámara o grupo de pub snob. Hay partes más atractivas y otras más anodinas de típico álbum de ambiente jazz nocturno. Gustará a quien no pida milagros sonoros pero tampoco convencerá al que busque chica o emoción. La frialdad es más que aparente. Un álbum corto, bien tocado y realizado aunque musicalmente deja cierta sensación de abulia. Por cierto el cover art tiene el mismo mal gusto estético que la mayoría de las portadas zapperas.
Alberto Torró
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