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STEFANO PULGA - Suspicion (1979 / CGD)

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 No todo van a ser onirismos berlinosos en nuestra sección de los lunes.  Aunque el teclado vetusto no lo dejamos de tocar.  Hoy tratamos con Stefano Pulga, un músico mucho más grande que su apellido. Éste teclista venía de los prog italianos, I Dik Dik. En 1979, que ya era un año poco agraciado para la lírica del gremio, se montó su correspondiente álbum debut, "Suspicion". Luminoso, jazz rock mediterráneo para pubs elegantes de gente guapa.  Con muy buen criterio, llamó a un batería estupendo, Tullio De Piscopo. A él hay que achacarle momentos realmente inspirados de éste disco. Y con su privilegiado equipo, se lanzó el gran Pulga a picar inquietudes con su Fender Rhodes, Clavinet, Celesta, ARP Bass y ARP Odissey, PolyMoog, Logan String o Hammond C3. Nada mal. Se abren las ventanas jazz rock en la inicial "Mezzocuore" (6'10). Se las arregla muy bien a la voz, en un claro referente a un Gino Vannelli a la italiana. Hermosos graves ARP, - que son las vigas de su...

MANNA/MIRAGE: Blue Dogs (2015) (Canterbury Ways)

Ya os hable de los Muffins en su momento y de su canterburiano primer álbum y también de su creciente evolución hacia la vanguardia del Rock In Oposition. Esta nueva entrega despista porque han cambiado su nombre de grupo por el título de su primer trabajo de 1978. Esta revitalización de tres de sus miembros originales con Dave Newhouse como líder a las teclas nos retrotrae en parte al estilo más “accesible” de sus inicios y también a un acercamiento hacia un jazz llamémosle más “convencional” tipo Nucleus o los últimos Soft Machine. 


Desde la primera pieza “Canterbury bells” intentan declarar abiertamente el sabor original (sin conseguirlo del todo). No obstante ahora ya son puro jazz y no complican tanto la mente del oyente. Siguen esos vientos característicos de los cuales beben también y mucho, de los Mothers originales. La música suena como más urbana y frívola, más americana si me lo permiten sus señorías, pero sin las ensoñaciones de psicodelia-fusion-jazz  british de aquel Manna/Mirage original y más como continuadores del legacy soft machinero. No tienen nada de estándar no os confundáis por mis palabras pero también tiene algo que no contiene aquella magia. La edad…? Y su asentamiento formalista…? puede ser. Hay partes que intentan pellizcarnos del recuerdo como el órgano-piano de “Blind Eye” y una escandalosa y áspera guitarra fuera de tono (totalmente adrede claro) en aras del free.

 Los temas se suceden como una escueta orquesta de cámara o grupo de pub snob. Hay partes más atractivas y otras más anodinas de típico álbum de ambiente jazz nocturno. Gustará a quien no pida milagros sonoros pero tampoco convencerá al que busque chica o emoción. La frialdad es más que aparente. Un álbum corto, bien tocado y realizado aunque musicalmente deja cierta sensación de abulia. Por cierto el cover art tiene el mismo mal gusto estético que la mayoría de las portadas zapperas.
Alberto Torró












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