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ANTARES - Sea of tranquillity (1979)

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 Estamos ante uno de esos casos que suceden en condiciones desfavorables y que desembocan en un final rápido e indoloro. A estos chicos se les ocurrió publicar su primer trabajo en un año horrible para el progresivo, pero si a eso le sumamos que no destaca por originalidad, o un nivel de calidad que pueda sacarlo de la mediocridad, y llamar la atención de algún medio capaz de darle una merecida difusión, el resultado suele ser un ingreso en el mercado que pasa absolutamente inadvertido. En aquel momento la atención se había desviado a las nuevas tendencias que surgían del hartazgo juvenil, precisamente contra toda la corriente anterior. El panorama estaba saturado de progresivo setentero y lo que abanderaba ANTARES no era sino más de lo mismo. Además su fabricación fue de pocas copias, con lo que su aparición y divulgación en las tiendas tuvo que ser meramente anecdótica, quedando como un producto que con los años, se ha ido convirtiendo en una especie extraña deseada por los colec...

RUBBER TEA - From a Fading World" (2023/ Tonzonen)

 Buena sorpresa la de éstos músicos de Bremen. Uno de ésos indiscutibles discos del pasado año, que no aparecieron en ésas listas endogámicas llenas de egocentrismo y copiada de reojo al de al lado.



Formados en 2017, su primer álbum llegó en 2020 con "Infusion". Mal año eligieron. Existe una "Greenhouse Session Live" del 2022 (no oficial) en YouTube. Y aquí llega ahora éste más que apetitoso "From a Fading World" lleno de sensibilidad, carácter,  personalidad y un bonito toque femenino. El de Vanessa Gross (voz solista, saxo, flauta). Ésta chica aporta un gran peso específico a la banda. Lennart Hinz (voz, teclados, guitarra), Jonas Roustai (guitarra), David Erzmann (bajo) y Henri Pink (batería) completan Rubber Tea. 

Exquisitez acústica avisa en "Ouranja Valley" (1'14) del mimo y delicado cuidado que éstos alemanes ponen a su música. Fuera de parámetros.  En éste caso un cocepto-historia de desbordante fantasía. Donde también caben invitados al cello, violín,  saxo, trompeta, tuba o flauta.

La muy personal voz de la Gross y un a veces acercamiento a Canterbury pone las orejas en punta a la primera de cambio en "Day of Wrath" (3'12), donde unos más cuerdos Gong serían un buen punto de referencia. Sin excentricismos. "Go" (5'30) continúa sin pausa, en instrumental sobriedad y bella garganta. Multicolor cromatismo y elegancia rozando el jazzy prog. Elevado nivel. Flauta a la Caravan, detallista guitarra y piña grupal en perfección de equipo. 

Transcurre "Desert Man" (5'37) en una atmósfera psych de solidez. Manteniendo calidad progresiva inteligente que se acerca a  Thinking Plague y otros genios olvidados de Cuneiform. Inclusive con estructuras dignas de Happy the Man. Sin inmutarse, los tíos. El saxo de Vanessa recuerda a Mel Collins en Camel, King Crimson o Phil Manzanera's 801. También a Andy Mackay en Roxy Music. Porque el art rock no cesa aquí ni un instante. Fragilidad acústica  presenta "Fading Forest" (5'00) junto a un violín/piano ensimismantes. La voz solista pretende aquí visos andersonianos (de Jon), y el vetusto órgano  los lleva al primer Yes de Tony Kaye. Se niegan a encasillarse en un sólo espectro progresivo. A éstas alturas, ni que decir tiene que ya levito.

"Chaturanga" (6'03) ofrece dimensiones sombrías,  no escuchadas hasta ahora. Que desembocan en un arty flamenco rock 70s parecido a Carmen. Con un saxo que luce rigurosa etiqueta. Bajo Squire e incansable ensoñación  de todo el combo. Es un no parar. De King Crimson a PFM. De hecho, son también muy RPI. Hinz canta en "The Gate" (2'09) en floydiano idioma Waters. La tormenta de ideas no cesa, continúa imparable hasta el final de la historia. 



Rubber Tea han creado un monstruito que será descubierto  con los años. Una preciada y completa joya de orfebrería de la que, de momento, nadie se ha enterado.

J.J. IGLESIAS



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