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Bateristas en la sombra XVIII: Juan Ángel Sanchez

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 Warlock podrían ser considerados como el primer grupo español de Hard Rock con estética e influencia satánica y ocultista.  Su germen, Necrophagus, oscuro grupo surgió en Madrid en 1974 con Victor al frente quien estaba altamente influenciado por bandas como Black Sabbath, Lucifer’s Friend o Hawkwind y con un sonido que hoy sería considerado como Proto Doom. Durante su corta existencia que abarcó desde 1977 a 1979, Warlock fueron teloneros de la Ian Gillan Band en el Teatro Monumental de Madrid en 1979. También participaron en numerosos festivales y compartieron escenario con grupos y artistas de la época como Burning, Cai, Teddy Bautista & Canarios, Azahar, John Martyn, Eduardo Bort, etc. No obstante la historia de Warlock y el rescate de sus ensayos mediante el sello Guerssen forma parte de las reseñas discográficas de esta misma página Web.  El singular baterista Juan Ángel Sánchez se identificaba con el culto al satanismo en un nivel digno de ser consultado, pero su dislocada

MOON SAFARI - Lover´s End (2010)

Llegar tan alto en un segundo disco suponía un desafío difícil y éste es un dilema y una complicación añadida a todos los grandes grupos y a todos los buenos músicos. 


Si echamos un vistazo a la historia del prog y sus héroes, generalmente las obras importantes y su mejor música se suelen encontrar en los primeros tramos de sus carreras salvo alguna excepción como es lógico. Las discografías más breves y las bandas más fugaces en el tiempo lo tienen más fácil naturalmente porque no sufren el desgaste y el agotamiento del tiempo. Insistir en la tercera edad caso del culebrón de Yes o un desgastado Jethro Tull tocando un millón de veces lo mismo y cada vez peor y con mayor desgana: cuando todos han pasado con creces de los 70 años y se resisten a desaparecer, es realmente patético. Lo bueno de sus inmensas discografías apenas ocupa ya un 20% de su producción y está muy lejos en el pasado, pero ahí siguen y siguen como el conejo de duracel. Cierto es que hay otros ejemplos encomiables como en el caso de IQ y alguno más. De momento no es el problema de la banda que nos ocupa, todavía son jóvenes, aunque también hay que decir que desde 2013 no han grabado nada en estudio. La fórmula por el momento les ha salido perfecta y cada álbum logra mantener el nivel pero no superarlo. 

En este “final amoroso” se han preocupado muy mucho de que las cosas sigan al mismo nivel y cabe decir que incluso han mimado un mayor énfasis en el trabajo coral y quizás un acercamiento algo más “pop” y entiéndase el entrecomillado. Es decir, siguen siendo una banda de rock sinfónico, pero con muchos detalles más próximos al rock melódico (no AOR cuidado). Las composiciones no son tan ambiciosas como en el “Blomljud” y hay un mayor perfil al formato canción. Hay dos piezas no obstante con la suficiente carga de profundidad sinfónica como son “ A Kid Called Panic” con sus buenos 14 mtos y “Crossed The Rubicon” con cerca de 10. El chaval llamado pánico tiene unos primeros 4 mtos que lo acercan demasiado a un comercialismo beat cercano a la ELO con ligeros tintes a lo Flower Kings más alegres, aunque a mi juicio lo mejor de esta pieza es su desarrollo instrumental donde los teclados están gloriosos mientras el rasgueo acústico y la base de piano transcurren a placer para que el moog solo haga de las suyas. Muy bonito este pasaje realmente. 


La otra pieza larga que cruza el Rubicón lo hace en similares características, pero la melodía vocal es mucho más hermosa y radiante, de las más bellas que tienen. El acompañamiento casi folky de las guitarras rubrican una pieza de ensueño. El resto del álbum se reparte en las partes 1 y 2 de “Lover´s End” donde la melodía me resulta completamente familiar, sin decir que ello sea una copia de algo que conozco desde luego. Me recuerda… pero ahora sinceramente no caigo el qué. El resto son bonitas canciones con más o menos atractivo. Otra “a capella” aparece en “Southern Belle” con su melancólico final. “Los mejores soñadores del mundo” es una canción de agitar pañuelito y sí, que francamente me resulta tan linda como algo empalagosa o como una canción de cuna. El sr Wakeman parece estar jugando un rato. “La chica veraniega en New York” suena a una festiva canción USA con inevitables perfumes de costa oeste añadidos con guitarras en esa onda y una coda de cabaret. “Heartland” nos devuelve al mellotrón y al moog al unísono en una casi pegadiza canción tan bien hecha como predecible hacia los terrenos del neo-prog británico, pero que tiene no obstante un efectivo desarrollo instrumental casi a la IQ. Un álbum entretenido y muy bien producido, aunque a mi juicio, no al mismo nivel que el anterior.
Alberto Torró






Temas
1. 00:00 - Lover's End Pt. 1
2. 06:42 - A Kid Called Panic
3. 20:39 - Southern Belle
4. 24:25 - The World's Best Dreamers
5. 30:12 - New York City Summergirl
6. 34:20 - Heartland
7. 40:06 - Crossed The Rubicon
8. 49:51 - Lover's End Pt. 2




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