QUATERNA REQUIEM - Quasimodo (1994/ QR)

El mítico disco de estos escoceses “The Sentinel” se llegó a editar hasta en España allá por 1984 a través del sello Harvest que era una filial de la poderosa Emi Odeon y al igual que el primer Marillion, tuvieron inicialmente la misma suerte. Era bastante raro para ese momento que compañías fuertes apostasen por músicas no demasiado comerciales, pero reconozcamos que quizás lo suficientemente pegadizos y potentes como para vender el producto en esos años. Que estos álbumes con impresionantes portadas llegasen a nuestras manos en una época tan superficial y hortera como fueron los 80´s casi fue fruto de la casualidad.
Los apestados sinfónicos a partir de 1978 nos refugiábamos en otros estilos como el jazz moderno del sello ECM, la pseudo-electrónica de la incipiente era digital de Innovative Comunication, el folk céltico de Tara records o directamente la música clásica en cualquiera de sus vertientes. Mucho de esto también era aburrido y hasta soporífero, pero al menos no molestaba demasiado. Todo lo que molesta es insoportable. Al otro lado el rock básico de la radio, la new wave, el synth pop, dance electrónico, macarra rock, la terrible “movida” patria y lo metalero oxigenado apestaba a los oídos sinfónicos acostumbrados a otras complejidades. En mi caso fue más la clásica y algo de lo mencionado. Algunos más ingenuos fueron engañados por la soporífera alternativa New Age.
En general todo era producto de pura desesperación ver a nuestros ídolos progresivos clásicos sacar discos de mierda uno tras otro y cada vez peor. Puede parecer una broma o una exageración lo que digo, pero amistades musicales que habían durado años dejaron de hablarse y se fueron al traste por antagonistas opiniones y cambios repentinos de chaqueta, exactamente igual que con la pandemia Covid de 2020 donde los sensatos racionalistas defensores de la ciencia, la investigación y las vacunas y sus contrarios, los del gorrito de papel albal-aluminio negacionistas, antivacunas, terraplanistas y cuarto-milenistas, dejaron de hablarse por pura lógica.
He de reconocer que como otros muchos neo progres de los 80, Pallas no me gustaron demasiado en la primera impresión. Era una especie de rock duro, con pomposos arreglos teclísticos y pretenciosas melodías comerciales radio fórmula casi AOR. Creo que por eso fueron fichados por Emi y se la colaron como banda hard metal con detalles épicos. Fue la primera sensación. Lo curioso es que, con el paso del tiempo, sus discos tenían algo que enganchaba y afortunadamente los siguientes álbumes ganaron en sonido, calidad compositiva y complejidad instrumental.
Pallas, originarios de Aberdeen al noreste alto de Escocia, disponían de instrumentistas muy competentes. El tremendo bajo de Graeme Murray, los espectaculares teclados de Ronnie Brown, la potente y atractiva guitarra de Niall Mathewson, la eficaz y contundente batería de Colin Fraser y sus dos cantantes, Euan Lowson al principio y Alan Reed después Ciertamente ofrecieron una forma muy original y distintiva de hacer un prog sinfónico con mucho carácter y personalidad. Decir que en sus más de cuarenta años tan solo han grabado ocho discos en estudio, pero bastantes más en directo. Sus tres mejores trabajos son a mi juicio: “Beat The Drum” de 1998 con cosas tan maravillosas y delicadas como “Blood and Roses”, la enérgica “Ghosts” o “Fragments of the Sun”. En 2001 editaron “The Cross and The Crucible”, superior al anterior incluso, donde la madurez y las sugestivas ideas en composición elevaron su fuerte, poderoso y particular estilo. La cumbre llegaría con “The Dreams of Men” en 2005 y ya nunca superarían ese nivel y calidad. La música aquí, es mucho más compleja y elaborada. Los teclados suenan inmensos y con una claridad asombrosa, el sinfonismo es cada vez mayor y las melodías son extraordinarias. Este fue uno de los mejores discos progresivos de la primera década del siglo XXI. Cualquier tema de este trabajo será ya insuperable en el futuro. Potentes, melódicos y grandiosos a la vez. Sonido perfecto. Una particularidad de esta banda, es que sean mejores o peores, cada álbum no aburre en absoluto por el despliegue de instrumentación, composición y variaciones épicas constantes. La mayoría de sus trabajos son largos, superando los 70 mtos de música y precisan de atención y escucha detallada. Oscilan constantemente entre lo emotivo, lo dramático, lo fuerte y una profunda nostalgia melódica, que aumenta en cada escucha.
En 2011 cambian de cantante con Paul McKie, voz más agresiva y eso se nota. La música se endurece más innecesariamente. El metal progresivo está en pleno auge y ellos, ya de por sí potentes y con tendencia al hard rock, ceden a un sonido más monolítico y pesado. Las composiciones no son tan brillantes. No son malos discos, pero al igual que ocurre con los IQ a veces excesivos para oídos más complejos refinados y detallistas. En 2023 regresa Alan Reed en el último disco “The Messenger” algo mejor pero muy por debajo de tiempos pasados. Lo interesante de esta banda es que en su página web ofrecen mucho material de archivo y cajas contundentes tanto en estudio como en directo. Hay mucho material de los 80´s época “The Wedge” Recuerdo que la suite “Atlantis” del “Sentinel” gana muchos enteros en sus versiones live ampliadas.
Una banda imprescindible del neo prog británico.
Alberto Torró
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