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ANTARES - Sea of tranquillity (1979)

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 Estamos ante uno de esos casos que suceden en condiciones desfavorables y que desembocan en un final rápido e indoloro. A estos chicos se les ocurrió publicar su primer trabajo en un año horrible para el progresivo, pero si a eso le sumamos que no destaca por originalidad, o un nivel de calidad que pueda sacarlo de la mediocridad, y llamar la atención de algún medio capaz de darle una merecida difusión, el resultado suele ser un ingreso en el mercado que pasa absolutamente inadvertido. En aquel momento la atención se había desviado a las nuevas tendencias que surgían del hartazgo juvenil, precisamente contra toda la corriente anterior. El panorama estaba saturado de progresivo setentero y lo que abanderaba ANTARES no era sino más de lo mismo. Además su fabricación fue de pocas copias, con lo que su aparición y divulgación en las tiendas tuvo que ser meramente anecdótica, quedando como un producto que con los años, se ha ido convirtiendo en una especie extraña deseada por los colec...

LA DÉCADA DE LA SEQUÍA Y EL NEOPROGRESIVO 3: SOLSTICE

 No está claro cuando surge el movimiento neo prog en Inglaterra y no creo que fuese premeditado. Más bien pienso que fue una reacción espontánea de chavales con cierta inquietud que se engancharon a los últimos discos decentes de la segunda mitad de la década de los años 70 en lo que va de 1975 a 1980. Los últimos coletazos de Genesis, Yes, Camel y los Floyd antes de la definitiva decadencia. Cierto es que esa media docena de pioneros neo progresivos llámense Pallas, IQ, Marillion , Twelfth Night, Pendragón y Solstice y  hubo unos cuantos más  menos conocidos y que nacieron en plena era punk rock, new wave, metal oxigenado y tecno pop, no se libraron al principio de esas influencias en sus primeras casetes y demos que fueron puliendo conforme encontraban su propio estilo. No es ninguna exageración si digo que gracias a ellos el estilo sinfónico progresivo se salvó de la extinción definitiva.



Una de esas mejores remesas fueron los folk sinfónicos de Milton Keynes llamados Solstice. De la mano del guitarrista y compositor Andy Glass y el violinista Marc Elton ya funcionaban en directo incluso antes que Marillion y de alguna forma su estética parecía recordar a los hippies de la era Woodstock en una especie de revival ochentero al que estéticamente también se apuntaron los cereales marcianos Ozric Tentacles y cuyo ritual sonoro humeante y lisérgico se desarrollaba en los festivales veraniegos de Stonehenge. Cierto es que aquello era una especie de ensalada híbrida como pasaba en los conciertos de Reading por aquella época. Los estilos y las bandas, a veces antagónicas compartían cartel. Ya no se trataba de los ampulosos montajes del prog de primera generación ya que aquellos primeros pasos fueron bastante más modestos y precarios tanto en organización, producción y sonido. Sin embargo aquello fue una tabla de salvación para el escapismo sonoro y aún recuerdo las primeras reseñas en el Popular 1 que fue una revista española que se hizo un discreto y despistado eco de aquel tímido despertar británico en unos tiempos donde la música a nivel general daba repelús y asco.



Recuerdo conseguir el primer vinilo importado de Solstice “Silent Dance” editado en el 84. Recuerdo también estar entusiasmado porque era la primera nueva banda sinfónica en emplear una voz femenina principal. Pasaron muchas chicas en las voces solistas en los primeros años de esta banda. Había algo fresco en aquel sonido deudor de Yes, Renaissance o incluso Sandy Denny de los Fairport. Usaban violín tocado por el citado Marc Elton de clara influencia folkie céltica y la guitarra solista de Andy Glass era un recuerdo permanente de Latimer, Hackett, Gilmour y Howe pero con una fuerte personalidad propia. Este álbum fue el único editado en la década de los 80´s pero afortunadamente y no sin problemas y mucha fuerza de voluntad consiguieron entrar en las siguientes décadas hasta el actual siglo XXI. Solstice son unos clásicos con ocho álbumes de estudio editados y media docena más en directo. Su estilo lírico y positivista se impregna en la piel del que los escucha. Son la antítesis de las bandas oscuras y depresivas y si los ves en directo esa alegría se contagia y posiblemente vivan en un universo paralelo ajeno a este mundo real. Son un grupo de culto respetado por gente como Ian Anderson y Steven Wilson. Su estilo melódico es peculiar y muy emotivo con una música completamente luminosa. A día de hoy son nueve los componentes y cuatro son mujeres. Tres cantantes femeninas con voces preciosas y una violinista de estilo celta. En palabras del propio líder al fin han encontrado una estabilidad y “espera que su música le guste al universo”. Un tipo optimista. Una música terapéutica y sanadora mental para los tiempos jodidos y malos que vivimos.

Alberto Torró



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