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MacArthur – MacArthur (1973)

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 Otra de las bandas injustamente enterradas en el olvido, sin apenas información sobre ella, es desconocida para la mayoría de público rockero. De origen Norteamericano con solo 2 Lp's pero de categoría superior, pasarían sin pena ni gloria por los circuitos comerciales masivos. Realizaron un progresivo inusual en las costumbres del nuevo continente, con un trasfondo muy europeo en las estructuras compositivas, confunde y sorprende la procedencia del otro lado del charco. El derroche de calidad y creatividad es total, el potencial enorme y el virtuosismo patente, sin embargo no hubo continuidad. Su sonido se sostiene sobre una importante base de teclados, mayoritariamente sintetizadores moog y minimoog,  última tecnología del momento, que nos retrotraen a la memoria irremediablemente los muros de sonidos uniformes y punzantes que solían aplicar EL&P en sus años dorados. Composiciones técnicas arropadas por unas guitarras arpegiadas a ritmo muy atractivo, dan una nota más humana

EL HOMBRE ASTRAL - Tierra (2009, Musea)

El Hombre Astral no nació cual proyecto de un día, por lo que Involución estaba pidiendo el relevo a un nuevo lanzamiento en el que se confirmase la determinación cargada de coraje y valor de un proyecto poco usual. César Díez y sus compañeros han alcanzado a su debut y, gracias a Tierra, lo adelantan para seguir camino. La visión de un rock no tan frecuente como debiese en nuestro país.



Originales pero directos, sin marear florituras que lleven a laberintos que podrían agotar al oyente, El Hombre Astral incluye en su estrenado disco compacto nueve canciones cuyas influencias pueden ir de canadienses como The Smalls a un art rock totalmente deudor de las instrumentaciones progresivas. Si a esto le sumamos unos textos estupendamente amasados, espacios en los que enmarcar la evolución espiritual y el supuesto estirón intelectual de nuestra extraña sociedad, nos encontramos entonces ante una grabación poco oída en las promesas por batirse el cobre frente a la industria musical. 

La acidez de esa “Bienvenida” que describe la realidad del músico que cada noche se lo juega todo sobre la tarima que le ofrece el bar, el pub o la sala de marras, consigue alcanzar a la presa –en este caso tu curiosidad– para introducirla en unas reglas muy particulares que se desglosan gracias a “Suerte”, “Grúas” o “Reina De La Casa”, ese cachetazo a la caja tonta –de sublimes arreglos instrumentales–.



Un álbum como pocos, lugar en el que ese raciocinio de Díez hace del grueso un ejemplo de vanguardia entendida cual manera de dar colores a un rock que en los últimos años se le ha notado a la cuarta pregunta, sobre todo haciendo caso a tanta propuesta insustancial que tiene pagada de antemano una campaña de promoción mastodóntica. El Hombre Astral es otra cosa, y por eso debieron durar en nuestro panorama sonoro.

por Sergio Guillén

https://sguillenbarrantes.wordpress.com


 
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