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Atomic Rooster – Circle The Sun (2025 / Esoteric)

 Sabes ésa frase repetida "ad nauseam" de......."Esto es retro-prog pero con un toque actual acorde con los tiempos". Que por regla general no es ni una cosa ni otra? Pues olvídala. Porque ésto es de verdad, en un presente donde todo es falso. Joder, pero si Atomic Rooster ya sonaban "retro" en 1970!



El milagro viene de que nadie daba un duro de credibilidad hacia otro chanchullo con viuda detrás, (la de Vincent Crane). Y un miembro histórico no-fundador, que sólo estuvo un año (72 - 73) para el excelente, aunque poco celebrado, "Made in England", Steve Bolton (guitarra).

Cierto es que llevan solidificando el proyecto casi diez años, desde el 2016. Y que fue junto a otro miembro de peso (no original), el cantante Pete French, quienes montaron el nuevo tinglado. Pero French reactivó a sus Leaf Hound, y Bolton se quedó sólo ante el peligro. Tenía un muy buen as en la manga. El teclista-cantante Adrian Gautrey, de aspecto tan leonino como el propio líder tristemente desaparecido.

Una sólida sección de ritmo fue indispensable,  con Shugg Millidge (bajo) y Paul Everett (batería), que rubrican una banda a respetar muy mucho. Y cuando has tenido como baterías a Carl Palmer, Ginger Baker, Paul Hammond o Ric Parnell, tienes que ser bueno, sí o sí. 

Hasta ahora funcionaban como banda tributo de sí mismos. Nadie se esperaba  un nuevo disco desde 1983, con el final "Headline News". Menos aún de éste calibre. Porque éstos tíos  se han metido en el cerebro de los miembros que ya no están en éste plano. Algo casi paranormal. 

La ouija se mueve y comienza "Fly or Die" (3'45), con el órgano escupiendo vibraciones viejunas con la efectividad de antaño. Los mismos tics compositivos, entre psych, prog y hard rock. Su mismo sello de fábrica.  Como si fuera 1971. Cemento rítmico,  guitarra ácida con arabescos blackmorianos y Hammond- avatar del llorado Crane. Increíble pero cierto.

Como la supuesta "starship"  31/Atlas, "Circle the Sun" (3'20) captura el misterio y rollo inquietante del viejo Pollo Atómico.  Dicen que Deep Purple eludía conciertos con ellos antaño. Ahora sería un buen pack para ver en directo en una velada pugilística hard. A pesar de la presencia de Bolton, están más cerca de "Death Walks Behind You"  que de "Made in England" (éste fue más r'n'b / soul rock, con Chris Farlowe). Por lo que la guitarra se acerca más a John Du Cann. Todo está previsto y estudiado.

"Never 2 Lose" (5'10) extrae algo cercano al acid folk directamente de la mina del debut. Y es absolutamente convincente. Pedruscos de oro de fidelidad máxima. El dark / occult sound sobrecoge y atrapa el espíritu original con voces de rito blasfemo e interplay teclas-cuerdas de envenenado psych rock. 

Hard psicótico que pudo salir del cerebro dañado de Crane, aparece en "Walk with me" (3'02). Gozosa organada salvaje y perfecto material para sellos como Rise Above o Black Widow.....Aún están a tiempo, no existe todavía versión vinilo.

"Rebel Devil" (3'32) aplasta cráneos amontonados en una olvidada cueva. Con el ADN original  corriendo sus pútridas venas zombie de mutantes ajenos al tiempo. Sonido Vertigo del siglo XXI.

Piano esquizoide de telarañas decimonónicas anuncia "No More" (3'52). Cierto aire old school Alice Cooper / Arthur Brown (lógico), que los Rooster prácticamente inventaron. Resurgir de la tumba sobre corceles difuntos a ritmo de hard occult por vena. 

Pequeñas pesadillas a lo Alice 70s, encontramos en "Pillow" (3'48). Como un viejo "Dossier Negro" de los 70. Sonido gótico y victoriano.

Típico single de los clásicos Rooster, sería "Last Night" (3'05). La veo dando vueltas en la sinfonola del bar de barrio, cuando se escuchaba buena música entre tapas y croquetas.

"First Impression" (4'05) mantiene la tensión vintage con solvencia y puntería compositiva. Porque aquí hay canciones de verdad, nada de pastiches-homenaje. Esto te lo crees porque derrocha honestidad. Y un sonido que juraría es completamente directo en el estudio. Un MiniMoog irrumpe en el menú habitual en ésta ocasión.  Bolton está en forma y Gautrey es un fiera del Hammond. Justo lo que ésta banda precisaba. Los pilares rítmicos sostienen con seguridad y llenan con invasiva acústica expansiva.



La final "Blow that Mind" (4'05) mantiene el alto nivel del disco en un inesperado e impensable ejercicio de recuperación artística casi quirúrgica. Su personal estilo, que se creía perdido y definitivamente enterrado, vuelve  a la luz. Una de ésas reencarnaciones que sale bien entre un millón. 

Y ésta es seguramente, la más relevante del año.

J.J. IGLESIAS



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