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Puppenhaus – Jazz Macht Spazz (2009)

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 Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes

Jim Gilmour – Great Escape (2005/Progrock)

 Bien es conocido éste teclista escocés  (sí,  de Confín, Escocia!), por haber sido parte importante de los más gloriosos momentos, en la trayectoria de los canadienses Saga. Claramente contribuyó  a su estilo característico. 



Ya en 1996, se estrenó con "Instrumental Encounters", un álbum de puro sintetismo vangelisiano. Pero fue casi 10 años después, cuando sorprendió con el gran (valga la redundancia) "Great Escape". Quizá el título se refería a él mismo, necesitaba un cambio. También lo dedicó a la naturaleza salvaje de Canadá.  Aquí había toda una banda formada por John Bianchini  (guitarras), los baterías Christian Simpson y Roger Banks y la adicional voz de Corrina Tofani. 

Jim Gilmour estaba al frente de su monstruoso equipo electrónico,  voz solista y compositor absoluto. Que ya se mostraba así de seguro en "No Sign" ((7'19), donde piano y cuerdas desplegaban con rudeza hard guitar, y terribles solos de minimoog,  un concepto progresivo musculoso. Muy americano, pleno en melodía y órgano,  muy Kansas. Tremendos graves cibernéticos abren "Algonquin" (5'30), no extraña que Gilmour se encargara del soundtrack de la TV serie, "Cobra". Esto vale perfectamente a los mismos efectos. Su velocidad solista trae al recuerdo a Jan Hammer, Patrick Moraz o Rick Wakeman. La batería imprime una estruendosa energía a una composición llena de vida musical. Vuelve la agradable voz de Gilmour en "Lost Along the Way" (5'12), en cobertura art rock no lejos de 801 o Eddie Jonson. Con éste último también guarda paralelismos técnicos.  La bonita voz de la Tofani se deja oír por primera vez. Ahora sería el clásico Emerson el recordado como musa en "Killarney Sunrise" (4'42), con cierto aire jazz inherente también a su estilo. Elegancia al por mayor. Sigue el piano con "The Northwind" (4'01), y Gilmour que gusta cada vez más como cantante. Más rock teclistico arty de factura casi Camel, muy bien apoyado por percusiones expertas y Corrina Tofani al micro. 

La más Saga hasta ahora es "Radiant Lake" (4'41), también con factor jazz rock y excepcionales sintes parlantes. Joachim Kuhn la hubiera firmado en su etapa más rockera de los 70. Sigue una improvisación al piano, "Carden Isle" (3'44) de bellísima realización estructural. "Wasteland" (2'59) y "Canoe Do It?" (5'27) entran en la recta final. La primera con una soberbia balada propia de John Wetton en solitario. La segunda, sin interrupción, vuelve a la pirotecnia hard estilo Kansas del comienzo. Prog bombástico y espectacular made in USA, que Gilmour domina como nadie. Aún queda un último cartucho (dos, en realidad),  con la final "Last Portage" (13'28), donde sacude al oyente con andanadas de sintetizador que todo lo invaden, con base hard rock de la banda y cataclismo sympho-rock cercano a Magellan, Mastermind o los primeros Glass Hammer. El tema termina aproximadamente por el minuto 7. Dejando por descubrir un típico "hidden track" de piano sólo, que es puro Keith Jarrett.



Discos como "Great Escape" contribuyeron a solidificar la prog music en el nuevo siglo. Y aquí con Matrícula de Honor.

J.J. IGLESIAS


 

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