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ALAN TRAJAN - Firm Roots (1969 / MCA)

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 Habitual de las tabernas escocesas y de la escena borracheril de Edinburgo en los finales 60, Alan Robertson (luego Trajan por decisión artística de su mánager), era un volcán en constante erupción. Y escuchándole, uno juraría que el típico artista torturado. Su magma sonoro impregnaba los antros y tascas con un cúmulo indeterminado de jazz, blues, folk, soul o pop. O sea, primeros atisbos prog. Barrelhouse-boogie woogie de pianista bipolar y neurótico sin remedio. De órgano demoledor y storyteller de desgracias con esencia underground del momento. Prog blues de las cavernas con olor a cerveza barata y vino avinagrado. Cálido hogar para perdedores y desesperados en la gélida profundidad de la noche.  Trajan no estuvo exento de propios problemas alcohólicos, que le llevaron en más de una ocasión a la humedad de una celda de comisaría. Hecho que no influyó, no al menos al principio, para que toda una MCA se fijara en su aura. Puro carisma de ser de luz que relucía sobre el gris...

LOS PASOS - Los Pasos (1967, Hispavox)

Cuando Manolo Díaz se sacó de la manga un futurible con nombre de 5 Bravos 5, los miembros que darían cuerpo al conjunto Los Pasos resultan elegidos para lucir bajo dicho diseño. Al final a Díaz se le cruza por delante un grupo liderado por un tal Mike Kennedy (Michael Volker Kogel en el registro), banda que terminaría llevándose al agua dicho respaldo y luciendo un final recorte en los números para restar como Los Bravos. José Luis “Joe” González, Luis Enrique Baizán, Joaquín “Joaquinín” Torres, Álvaro Nieto y Martín Careaga, veinteañeros –menos Torres, que aún pinta los diecisiete– bregados en formaciones como Los Jets, Los Diablos Rojos, Los Flaps o Los Sónor, logran gracias a un contrato con Hispavox sacar adelante aquellos Los Pasos que acababan de perder el chance de la promoción directa a primera división. 



En cualquier caso, de Manolo Díaz aún pueden contar con varias creaciones, entre las que destaca “La moto” como tema a remolque del éxito de Los Bravos; el caso es que Manolo se la ofreció primero a ellos, pero al quedarse con Kennedy y compañía obligó a Los Pasos a que la editasen después. En cualquier caso, la versión de Joe, Joaquinín, Álvaro, Martín y Luis Enrique funcionó mejor que bien. Tampoco se quedó atrás “Anoutschka”, tonada compuesta por los cinco, en colaboración con el miembro de Almas Humildes Antonio Resines –no confundir con el actor cántabro de igual nombre–, y que como inspiración toma la estepa rusa para narrar una triste historia de amor (su final instrumental retrotrae a la danza del kazachov). 



Algunas de sus canciones pueden parecer en un principio banales, aunque estos músicos gustan de los dobles sentidos o del mensaje final un tanto crítico y hasta ácido (“No me gusta decir sí”, “El pobre (Yo soy así)”). “Ojo por ojo” irradia un beat que muta en pop y desgarra sus vestiduras por una psicodelia nada complicada pero totalmente efectiva, tan loable como su reto a The Byrds calcándoles las maneras con estilazo vocal en “Quiero volver” –tremenda flauta que sobrevuela la canción–. Y así hasta doce cortes en un vinilo con cuerpo de LP en el que se podían encontrar todos sus sencillos de 1966 y 67; no así sus caras B, pues “Paso a paso” y “Los amos” se quedan fuera. Para romper una y mil lanzas por su talento.

por Sergio Guillén 

sguillenbarrantes.wordpress.com




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