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Sebastian Hardie - Four Moments (1975)

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 Cualquier aficionado al rock progresivo de los años 70 sabe que la escena australiana era bastante limitada. Es curioso, teniendo en cuenta los fuertes lazos comerciales y culturales que Australia tenía con Inglaterra y Estados Unidos, que el número de bandas progresivas en el país fuera tan reducido. Sin embargo, esto no impidió que músicos talentosos crearan obras de calidad. Sebastian Hardie es un ejemplo notable. Influenciado por Camel , Yes y Focus , su álbum Four Moments merece mucho más reconocimiento. Aunque la música de este álbum puede no ser tan original o intrincada como la de algunas de las bandas que lo influenciaron, es, no obstante, sentida y ejecutada con pasión y dedicación. Los músicos son excelentes instrumentistas, que demuestran habilidades compositivas admirables. Las canciones están bien estructuradas, organizadas e interpretadas con precisión. Mario Millo , por ejemplo, es un guitarrista que no busca exhibir virtuosismo. En cambio, aporta solos reconfortan...

The Soft Machine - Bundles (1975)

 Soft Machine siempre ha tenido una rara habilidad para mantener a sus oyentes inmersos, casi como si algo nuevo estuviera a punto de suceder en cualquier momento. Después de lanzar el sólido Seven , la banda regresó dos años después con una emocionante nueva incorporación: Allan Holdsworth , un guitarrista que luego construiría una brillante carrera en solitario. Aunque la guitarra no es el primer instrumento que viene a la mente cuando se piensa en el sonido clásico de Soft Machine , la presencia de Holdsworth aquí lo cambia todo. No solo brilla; toma el centro del escenario, llevando a la banda en una nueva dirección.



Bundles es un álbum esencialmente guitarrístico, en el que Holdsworth domina y los demás instrumentos actúan casi como telón de fondo para sus líneas creativas. El tema de apertura, “Hazard Profile Part 1”, es un claro ejemplo de esta revolución sonora. El agresivo y repetitivo riff de guitarra anuncia una nueva etapa para la banda. En cuanto Holdsworth comienza su solo, nos transportamos instantáneamente a un universo en el que el jazz rock coquetea con el progresivo a través de una técnica y una sensibilidad extraordinarias. El resto de la banda lo acompaña impecablemente, creando un lujoso telón de fondo en el que la guitarra se desliza libremente.

En “Hazard Profile Part 2”, la atmósfera cambia. El piano toma la delantera con una melodía delicada e introspectiva, bellamente entrelazada con la guitarra acústica. La música fluye suavemente, contrastando perfectamente con la energía de la primera parte. “Hazard Profile Part 3” tiene solo 33 segundos de duración, pero es suficiente para dejar una fuerte impresión, preparando el escenario para la siguiente explosión. “Hazard Profile Part 4” trae un aire blues rock, con un riff potente y repetitivo. “Hazard Profile Part 5” continúa con energía renovada, donde la batería y el bajo forman una base sólida, mientras que el sintetizador agrega un toque original y dinámico. Una vez más, Holdsworth reina, guiando la pista con maestría.

“Gone Sailing” es un breve interludio de menos de un minuto, donde Holdsworth opta por un sencillo solo de guitarra acústica, lleno de armonía y belleza. Esta serena sencillez funciona como puente hacia “Bundles”, un tema que anticipa el futuro estilo del guitarrista. La canción ofrece una melodía fuerte, líneas de bajo vigorosas y un trabajo de guitarra que prácticamente echa chispas, proporcionando al oyente esa sensación de improvisación controlada. “Land of the Bag Snake” destaca por su ardiente trabajo de guitarra sobre una intensa base rítmica. Aquí, Holdsworth nos deleita con solos melódicos que son verdaderos deleites auditivos. El baterista John Marshall brilla, creando momentos que recuerdan al lado más jazzero de King Crimson , especialmente a la era de Bill Bruford . “The Man Who Waved At Trains” ralentiza el ritmo con un tema suave, donde la batería y los teclados son intrincados, y el saxofón y el oboe crean una atmósfera relajante. La transición a “Peff” se siente natural, y esta pista sirve como punto de equilibrio en el álbum, resaltado por la técnica y la acumulación gradual del saxofón, que alcanza momentos de sorprendente distorsión.

“Four Gongs Two Drums” es un solo de batería de John Marshall . Consigue mantener la pista concisa y atrapante, evitando cualquier sensación de fatiga. Para cerrar el álbum, “The Floating World” es una pieza atmosférica, donde la banda crea una sensación de ligereza, casi como si estuviéramos flotando. Es un final inesperado pero que revela la intención de Karl Jenkins de dejar su huella como líder de la banda. La flauta de Ray Warleigh contribuye a esta textura etérea, creando una conclusión contemplativa, aunque quizás un poco larga para un álbum tan enérgico.



Al final, Bundles es un álbum potente con una producción orgánica que combina perfectamente con la música. Si bien puede que no tenga el mismo impacto innovador o icónico que los discos anteriores de Soft Machine , se destaca como un excelente trabajo de jazz rock lleno de momentos emocionantes. Es un álbum más adecuado para los fanáticos de la fusión que para los puristas de la escena de Canterbury, pero, no obstante, un hito interesante en la carrera de la banda.

Tiago Meneses



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