Una bestialidad de álbum que emerge de lo profundo del suelo para deleite de todos los amantes del Jazz Rock más desenfrenado e irreverente. Alemanes de pura cepa, gestores de los ritmos más intensos, vibrantes y creativos van entregados en copas de LSD mostrando su talento a tutiplén con una puesta asombrosa con mucho Crimson, con mucho Zappa, con mucho Colosseum. Cuna de la fecundidad progresiva en cuestión de arreglos. Entonados tributos de latón/bronce que hacen el viaje suculento. Flautas que cohabitan con los saxos dando ramalazos al cuerpo y el sabor dulce del ácido y el eclecticismo más puro logran producir al cuerpo una sensación muy cercano al éxtasis profundo, llámenlo "orgasmo máximum". Jazz Macht Spazz es una de esas obras que logran desprender virtuosismo de cabo a rabo Entre nosotros tenemos una exquisita obra maestra compuesta por una performance esmeradísima en donde se aprecian 3 puntos bien marcados: 1) Cambios de ritmos, 2) Arreglos virtuosos y 3) Pasajes
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KINGDOM - Kingdom 1.970 (Colaboración Christian Jiménez)
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¿Podremos contabilizar alguna vez a todas las bandas que llenaron los '70 de buena música?...imposible. Por mucho que alguien lo intente, siempre aparece en el sitio más inesperado un álbum que desconocía realizado por un grupo del que nunca había oído hablar.
Siempre que se nombran los '70 nos vienen a la cabeza los nombres de Deep Purple, Black Sabbath, Jethro Tull, YES, Led Zeppelin, QUEEN...pero detrás de esos dinosaurios inalcanzables había también un numerosísimo grupo de formaciones dispuestas a contribuir en aquella prolífica década. KINGDOM es una de ellas, sin duda.
Un grupo de "rock" tradicional con un sonido que aúna influencias, llevando trazos de los ecos sureños que había dejado The Allman Brothers Band y mucho "blues" bastante reconocible en la sentimental "If I Never was to See her Again", y un progresivo o psicodélico más propio de cualquier grupo de Gran Bretaña, a cargo del uso del órgano de Jim Potkey que se expresa juguetón en "Prelude" y espléndido en "Seven Fathoms Deep".
El sonido fuerte y distorsionado de la guitarra de John Toyne también está muy presente, dándole energía y versatilidad a este producto, expresándose con maestría en una clásica "Everybody's had The Blues" y en una de mis preferidas: "Back to the Farm", pieza que parece una combinación de FACES, The Guess Who y Steppenwolf.
Y luego aparece "Morning Swallow", de casi ocho minutos de duración que tiene un bello lado progresivo y melódico que hace que te acuerdes del "Stand Up" de Tull.
Blind Faith y, sobre todo, Iron Butterfly también pueden encontrarse un poco entre el extenso muestrario de sonidos que inunda este LP facturado por unos músicos que con mucho sentimiento crearon esta obra que no creo que se merezca quedar bajo el polvo imperecedero del olvido.
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