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EL PROGRESIVO DEL SIGLO XXI -1: Cyan - Magenta

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 A día de hoy al igual que otras muchas cosas, está tan desvirtuado todo que creo conveniente aportar algo de luz, para que los tipos de estilos progresivos y sus alegres etiquetas caprichosas no se mezclen entre el exceso de propuestas que aparecen y que además la gente más joven no se pierda constantemente en un mar de confusión. Dando por hecho que por un milagro de la sensibilidad y la sensatez opte por escuchar una música que tenga unas directrices muy concretas. Todo ello con el fin de que se aclare algo y diferencie lo que es una banda de “rock” y lo que es una banda “prog”. Las líneas están hoy tan desdibujadas y con tanta especia artificial para disimular el sabor que la confusión es fácil tenerla si te estás iniciando en ello y desde luego la información y las múltiples etiquetas que ponen a cada producto no ayuda a ello.  Naturalmente no todo lo que entra por los oídos tiene el mismo efecto en la gente que escucha música. En los años sesenta-setenta y aunque esto pu...

Synth Replicants – Dreams Of Paradise (2024/ SR)

 Ya comentamos por aquí en su día la fructífera unión del danés Per Thomhav, habitual tripulante de Synth Replicants, con el estadounidense Steve Labrecque. Aquel primer encuentro se llamó "Time of Legends" (2023) y nos dejó un grato recuerdo.



Ahora vuelven con "Dreams of Paradise" repitiendo y mejorando aciertos. Cuatro temas y cuatro clips musicados, para que la experiencia sea más completa.

Thomhav es un fino sintetista muy basado en la old Berlín School, en la que demuestra gran dominio del género. Con su arsenal Roland (casi una decena de sintes) y su Moog Grandmother. Labrecque es la otra mitad de "la banda", a la guitarra, bajo y batería. 

Que se complementan a la perfección es un hecho y queda demostrado ya en la inicial "Slipping Through Time" (7'12). La cual va acompañada de un fabuloso vídeo de envoltura Daniken. El ritmo orgánico-baterístico siempre imprime un plus de fuerza y energía a lo etéreo de una música  que se presta a la reflexión  sobre "antiguos astronautas" o dioses arcanos. Mientras que la solemne guitarra hace que me pregunte porqué tanta celebración con lo último de David Gilmour, aburrido hasta el tuétano. Éste tema vale por todo su último disco.

"Let There Be Life" (5'58) propone prog-electrónica más actual en concepto. De envolventes teclados y magnífica producción y arreglos. Conecta con los más recientes Tangerine Dream. Aunque ésa inspirada guitarra les confiere fuerte personalidad propia.

Tradicional apertura berlinesa de secuencial trazado para "Silent Cry" (9'59), en un entramado laberinto cibernético de bonitas melodías froesianas. En las que irrumpe batería-bajo de indumentaria rock que ayudan a una textura sonora grupal efectiva y convincente. Rubrica la inconfundible guitarra casi en tesituras del primer Joe Satriani, empujando la pieza a una catarata de sensaciones positivas y apacibles.

Nebulosa kosmische introduce "Endless Love" (8'10) en progresiva ascensión a lo Baumann, creando un esperado climax eléctrico  casi de connotaciones hard rock. Muy conseguido el contraste, de un marcado dramatismo instrumental.

La titular "Dreams of Paradise" (8'41) también cuenta con un fílmico vídeo 80s, milimétricamente fusionado con las imágenes. La felicidad siempre tiene fecha de caducidad, parece decirnos como moraleja conclusiva.

"The Boy Who Fell From the Sky" (5'51) nos devuelve al cosmos en otro ejercicio "tangerino" que también incluye clip místico acorde con las notas lanzadas al espacio. Lo mismo que "The Girl Who Was Innocent" (7'11), de indudable fuerza audiovisual y sincero homenaje al Tangerine Dream de "Logos" / "Hyperborea". Synth Replicants se encuentran en su elemento por ésas latitudes electrónic-eléctricas, de un refinado esculpido melódico excepcional.

"Homeward" (4'49) pone punto final con magnificencia vangelisiana y rítmica biomecanoide secuencial-percusiva. Entre P'Cock y Neal Schon o Glenn Phillips en solitario.



Un segundo álbum colaborativo éste, que refuerza lazos creativos entre estos dos músicos contagiados mutuamente por el buen gusto. Divino virus.

J.J. IGLESIAS



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