EL PROGRESIVO DEL SIGLO XXI -1: Cyan - Magenta
A día de hoy al igual que otras muchas cosas, está tan desvirtuado todo que creo conveniente aportar algo de luz, para que los tipos de estilos progresivos y sus alegres etiquetas caprichosas no se mezclen entre el exceso de propuestas que aparecen y que además la gente más joven no se pierda constantemente en un mar de confusión. Dando por hecho que por un milagro de la sensibilidad y la sensatez opte por escuchar una música que tenga unas directrices muy concretas. Todo ello con el fin de que se aclare algo y diferencie lo que es una banda de “rock” y lo que es una banda “prog”. Las líneas están hoy tan desdibujadas y con tanta especia artificial para disimular el sabor que la confusión es fácil tenerla si te estás iniciando en ello y desde luego la información y las múltiples etiquetas que ponen a cada producto no ayuda a ello.
Naturalmente no todo lo que entra por los oídos tiene el mismo efecto en la gente que escucha música. En los años sesenta-setenta y aunque esto pueda parecer extraño para el pensamiento actual bombardeado de “desinformación”, había en los jóvenes de entonces más interés natural por el arte y la cultura. El nivel general en la actualidad en cuanto a la cultura general da pavor y vergüenza. Los chavales de entonces no tenían tantas distracciones superficiales tecnológicas y existía cierta curiosidad hacia temas más interesantes y profundos. A veces ridículos, también es cierto. El hipismo, las modas orientales, la pseudociencia, el pensamiento mágico y los estupefacientes y los libros de iluminación cósmica y autoayuda védica y holística volvieron a muchos de mi generación idiotas irrecuperables.
Lo peor es que se identifique la música con una actitud o forma de vida y estética. Es horrible y patético. Uno puede ser absolutamente normal y pasar desapercibido y tener gustos especiales o distintos sin dar el cante. A día de hoy ya nada es verdad. En nada se puede confiar y nada te debes creer si tienes algo de cabeza. Todo hoy está basado en la traición, la manipulación y en la mentira. Funcionalidad sin escrúpulos. Los conceptos de lo que es bueno o malo están completamente desvirtuados.
No hay ética ni concepto humanista. Las noticias cotidianas tanto políticas internas con su nivel de macarrismo de barrio y externas tanto de guerras, violencia y genocidios en directo y con alta audiencia que ya parecen un divertido espectáculo de la antigua Roma, hacen perder toda esperanza en el ser humano y por supuesto todo esto afecta completamente a la música y al arte en general. Por eso es tan importante encontrar músicas con honestidad y autenticidad entre las toneladas de mierda acumuladas en el siglo presente. Y no es para nada fácil. Naturalmente todo lo que digo aquí dependerá de conceptos, visiones, creencias y antagonismos y para eso cada uno de nosotros somos como siempre digo de nuestra madre y nuestro padre. Sin embargo, quizás los de mi generación y sin el volumen neurótico de información del presente, vivimos un pasado mucho más centrado y menos psicópata que ahora. Más pausado y con más atención a lo que valía la pena y a lo que no. Ahora eso no existe. Porque cuesta mucho incluso respirar y encontrar un refugio para la reflexión.
El primer CD de Robert Reed, un multi-instrumentista galés me lo envió allá por los 90´s la legendaria tienda de Pan y Música de Barcelona que el altísimo tenga en su gloria. La última vez reciente que estuve en Barcelona ya no encontré ni una sola tienda de discos interesante. Cierto es que también el interés de mis años jóvenes en ello, ha desaparecido casi por completo. Otro fenómeno que me es difícil explicar es el hecho de que pierdo el interés posterior al ver una banda en directo incluso la que me han gustado mucho a través de los años. Oigo mucho menos sus discos una vez que los veo en directo. Supongo que se me cae la imagen mental que tengo de ellos. Insisto que no puedo explicar el motivo, pero supongo que es la idealización mental que tenemos de ellos que desaparece completamente en la realidad. Y por supuesto prefiero recordarlos en el imaginario mental que conocerlos o verlos en persona. Por eso la música grabada nos ofrece una perspectiva completamente alejada de la realidad y en cualquier estilo de música.
“For King And Country” tiene dos versiones la original de 1993 tocada íntegramente por Reed y los Cyan como grupo de 2021. ¿Cual es mejor?. Te diré que ambas. La nueva por la perfección técnica y mayor desarrollo pero la primera por su sensibilidad y encanto melódico. No hay que comparar. Son dos sensaciones distintas. En la música clásica me pasa algo parecido. Las grabaciones más actuales de mis sinfonías o conciertos favoritos son perfectas e inmaculadas, pero me siguen fascinando las versiones o grabaciones más antiguas de directores ya fallecidos. No algo por ser más nuevo es mejor. Influyen cantidad de factores y detalles que no es necesario explicar. En el caso del segundo disco “Pictures from the other side” de 1994 sí que prefiero su versión de 2023 principalmente por las voces. El original no acabó de convencerme. “The Creeping Wine” de 1999 fue el tercer álbum de estudio y fue una especie de probatina de los futuros Magenta. En este trabajo ya aparecen el guitarrista Chris Fry y la cantante Christina Murphy y una larga lista de invitados y amiguetes.
Cyan representan la versión más cercana al rock sinfónico tradicional y solamente habría que esperar un año más para que una de las bandas más importantes del sinfónico británico actual apareciese en escena y de qué forma.
Magenta hacen su debut en 2001 con “Revolutions” un CD doble con cuatro largas suites y un sonido clásico de prog setentas que me dejo realmente sorprendido. Para colmo tienen cantante femenina al frente, cosa que agradezco infinitamente y además con una voz extraordinaria. Todo perfecto. No se las veces que escuché este disco, hasta casi repetirlo de memoria. Aquí está todo lo que necesitas saber del sinfónico progresivo genuino y un guiño descarado a todos sus protagonistas históricos, ya sean Yes, Génesis o incluso Mike oldfield del que Reed es un fan incuestionable representado en sus trabajos en solitario.
A partir del siglo que nos ocupa los discos de Magenta ya serán un no parar. Pero eso lo dejo para la próxima semana.
Alberto Torró
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